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domingo, 20 de novembro de 2011
Conquista de Libia inicia la recolonización de África
Con gran despliegue de publicidad, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ha anunciado el fin de su campaña militar sobre Libia. Detrás deja una operación militar iniciada el 19 de marzo donde aeronaves de la OTAN llevaron a cabo más de 26,500 salidas, entre ellas 9,700 misiones de ataque y bombardeo donde se estima, el número de muertos superó la cifra de 50 mil vidas.
Concluidas dichas operaciones militares, a través del Consejo Nacional de Transición se inicia la nueva recolonización imperialista de este vasto y rico territorio del Norte de África por lo que ya se llama el nuevo “Consorcio Euroamericano”.
De acuerdo con Aijaz Ahmad en un excelente ensayo publicado en el Volumen 28 correspondiente al mes de noviembre de 2011 en la revista publicada en India bajo el nombre Frontline, Libia es el primer país que ha sido exclusivamente invadido en nombre de los derechos humanos. Tal pretexto, indica el autor, va más allá de la doctrina establecida por George W. Bush al proclamar el derecho de Estados Unidos a la guerra preventiva en la Guerra contra el Terrorismo, y como parte de ella, la derogación de distintas disposiciones de la Convención de Ginebra aplicables a aquellos contra los cuales tal guerra va dirigida.
Según el Presidente de Francia, Nicolás Zarkozy, en Libia las potencias principales de la OTAN dieron un giro en la política exterior de su país, la de Europa y la del mundo.
Nos indica Ahmad, que el derecho a la independencia de las naciones es un asunto inseparable del derecho de sus pueblos a escoger sus gobiernos. Así las cosas, señala, la interferencia de las naciones extranjeras con los gobiernos que cada país tenga, más que un asunto de derechos humanos, lo que plantea es un asunto de intervencionismo. De hecho, el autor indica que si de dictaduras y violación de derechos humanos se tratara, el principal objetivo de una intervención como la OTAN en Libia, debió ocurrir en Arabia Saudita y no en este país africano.
La realidad según Ahmad, es que el interés protegido detrás de la agresión contra Libia no fueron los derechos humanos de sus ciudadanos, ni el rechazo al gobierno impulsado por Gadaffi. Con sus 46 billones de barriles de petróleo en el subsuelo, Libia constituye el principal país con mayores reservas en el continente africano. A lo anterior podemos sumar los inmensos acuíferos subterráneos, los cuales han sido descritos por el ex presidente cubano y Comandante de su Revolución, Fidel Castro Rúz, como tres veces el tamaño de Cuba. Otras referencias al tamaño del acuífero libio, lo sitúa en el equivalente a la superficie de Alemania.
Otros intereses de las potencias europeas y de Estados Unidos en la región lo constituyen sus depósitos de gas natural y minerales, como también debemos sumar en la voracidad depredadora imperialista los $90 mil millones comprometidos por Libia como reserva monetaria para contribuir al desarrollo de un sistema económico para los países de la Organización de la Unión Africana como parte de un proyecto histórico por eliminar de sus pueblos y gobiernos el control ejercido sobre sus economías por el Manco Mundial.
De una producción diaria de 1.6 millones de barriles de petróleo, el 70% va a cuatro países europeos, precisamente aquellos que mayor peso tuvieron en la agresión de la OTAN contra este país: Francia, Alemania, Italia y España. De ahí que desde muy temprano, el apoyo de estos países al llamado Consejo Nacional de Transición estuviera marcado por compromisos vinculados a sus reservas petroleras como es el caso de Francia, donde su apoyo a los rebeldes estuvo garantizado por un acuerdo en el cual el nuevo régimen garantizaría a este país el 35% de la producción bruta futura de petróleo; o como en el caso de Inglaterra, mediante la concesión de una licencia para extraer petróleo del subsuelo libio.
Resulta interesante los datos revelados por Ahmad en su ensayo con relación a una carta enviada por la Organización de la Unión Africana al Consejo de Seguridad de la ONU el 15 de junio sobre la crisis en este país. Esta se produjo tres meses luego de iniciados los bombardeos de la OTAN. El Consejo de Seguridad es el mismo organismo que bajo el control de las potencias imperialistas, autorizó la campaña militar de la OTAN contra Libia.
En su carta, en primer lugar, la OUA hizo un llamado al diálogo antes de la aprobación de las Resoluciones 1970 y 1973. A pesar de su llamado, el Consejo de Seguridad hizo caso omiso y continuó adelante su política intervencionista. En segundo lugar, la OUA advirtió al Consejo de Seguridad que autorizar un ataque contra Libia o contra cualquiera de sus Estados miembros, constituía una peligrosa provocación. En tercer lugar la OUA advirtió, contrario a lo indicado por el Consejo de Seguridad cuando se refería a asesinato de civiles, que la lucha entre las fuerzas armadas de un gobierno y fuerzas armadas de rebeldes insurrectos no era genocidio. Finalmente, en cuarto lugar, la OUA advirtió a las Naciones Unidas que su rol como entidad no era tomar partido por uno de los lados en el contexto de una guerra civil, sino como organización, promover el diálogo entre las partes. A pesar de ello, el Consejo de Seguridad siguió adelante abriendo el espacio a la intervención militar de la OTAN. Y lo hizo cuando tan temprano como el 10 de abril, ya Gaddafi había aceptado la propuesta negociación y arbitraje del conflicto propuesto por la Organización de la Unión Africana.
La intervención militar de la OTAN, a pesar de que ni siquiera tal hecho estuvo contemplado por las Resoluciones del Consejo de Seguridad, contó con la activa participación en tierra de mercenarios y apoyo militar de los países de la coalición imperialista. Los primeros, estimulados por el ofrecimiento de $20 millones puestos a disposición de quienes mataran o capturaran a Gaddafi; los segundos, mediante la participación directa en la campaña militar por parte de fuerzas especiales, incluyendo fuerzas militares provenientes de Qatar y otros emiratos árabes, quienes dirigieron los bombardeos, recopilaron información, entrenaron insurgentes y proveyeron inteligencia, apoyando directamente las operaciones militares de los llamados rebeldes en tierra.
Se trata, según el autor, de la primera aventura conjunta entre el Comando de África (AFRICOM) de Estados Unidos y la OTAN. En tal aventura, Estados Unidos invirtió $2 mil millones.
Pero la historia no termina aquí. El pasado 12 de octubre, fecha que marca el inicio de la colonización del Nuevo Mundo en las Américas, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció, como si en ello no estuviera oculto de manera subliminal, el nuevo proyecto imperialista de Estados Unidos para el resto del continente africano. En una alocución hecha en esa fecha, Obama anunció el desplazamiento de fuerzas especiales de Estados Unidos en África Central para brindar apoyo y asistencia a fuerzas armadas regionales comenzando con Uganda, y anunciando de paso, su intención de desplegar, además, fuerzas militares en el Sudán del Sur (país recién surgido en el mes de julio como resultado de un proceso de secesión apoyado por Estados Unidos y las Naciones Unidas en la división del mayor país africano, Sudan); la República Centro Africana y la República Democrática del Congo. A lo anterior se suma la presencia de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Etiopía y Somalia, donde viene desarrollando operaciones militares, así como sus intervenciones encubiertas en países como Yemen y otros localizados en la costa oriental africana.
Para Ahmad, el conflicto iniciado con la intervención de la OTAN en Libia no es sino el inicio de una confrontación mayor a ser librada en los próximos años por Estados Unidos y Europa frente al expansionismo económico de la República Popular China en el continente africano. Actualmente China importa gran parte de los recursos naturales que utiliza en sus programas de desarrollo, incluyendo el petróleo, que representa hoy día una tercera parte de sus importaciones desde el continente africano.
El asesinato de Muammar Gaddafi representa una violación de los acuerdos de la Convención de Ginebra en torno a los combatientes capturados en una guerra o conflicto armado, particularmente su Artículo 13 de la Convención III, donde expresa que todo combatiente capturado como prisionero de guerra debe ser tratado en todo momento con humanidad. Allí también se dispone que será ilegal por parte de cualquier poder que le capture causarle la muerte o poner en peligro su salud, ni someterle a cualquier forma de mutilación o experimentación médica o científica. Se requiere, además, que en ningún caso, un prisionero de guerra sea expuesto a actos de intimidación o violencia, ni expuestos a insultos o curiosidad pública. Todas y cada una de estas disposiciones fueron flagrantemente violentadas en el manejo del caso de Muammar Gaddafi.
La obligación de las fuerzas que le capturaron era, en todo caso, tras su captura, someterle a juicio, si es que contra él pretendía llevarse alguna acusación. El linchamiento de Gaddafi por sujetos entre los cuales se encontraban extranjeros, donde en escenas grabadas en vídeo podían escucharse personas hablando en español, denota la intención expresa de la OTAN en que su asesinato se consumara sin tener que llevarle a juicio. Así lo estimuló apenas 48 horas antes de su asesinato la Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, cuando desde Trípoli expresó: “Nuestro deseo es que pronto sea matado o capturado.” ¡Así de transparente es el imperialismo!
La forma en la cual se condujeron los responsables de su muerte, violentando la ley musulmana, profanando su cadáver medio desnudo y ensangrentado como si fuera un animal que se sacrifica, para luego exhibirlo sin lavar su cuerpo y colocarlo en el refrigerador de una carnicería por varios días, nos da la medida de la saña con la que estos bárbaros, auto denominados luchadores por la libertad de Libia, han actuado. Con ello, sin embargo, han proporcionado sin saberlo a África, el primer gran mártir en la defensa del Continente ante la nueva recolonización imperialista del Siglo 21.
Indica Ahmad en su ensayo que en su breve testamento, Gaddafi indicó:
“Dejemos que la gente libre del mundo sepa que pudimos haber negociado y vendido nuestra causa a cambio de nuestra seguridad y una vida estable. Recibimos muchas ofertas a tales efectos pero escogimos estar a la vanguardia de la confrontación como pendón del deber y el honor. Aún si no triunfamos de inmediato, estaremos dando una lección a las generaciones futuras de que escoger la defensa de la nación es un honor y venderla es una gran traición que la historia nunca habrá de perdonar, independientemente de los intentos de otros de decir que hicimos otra cosa.” (Traducción nuestra de su versión en inglés.)
Los años venideros seguramente nos permitirán desde la distancia de este momento en que se escribe este capítulo de la historia hacer los ajustes de miras necesarios para una mejor comprensión de lo que ocurrió en la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista.
80grados
sábado, 22 de outubro de 2011
O assassinato de Gaddafi e a crise moral dos europeus e dos EUA
Como se esperava, os imperialistas (EUA, França, Inglaterra e Itália), com o apoio de grupos líbios derrubaram o presidente da Líbia, Muammar Gaddafi. Mais do que isso: o assassinaram como fizeram com o presidente do Iraque, Saddam Hussein, e agora se preparam para saquear as riquezas dos líbios, especialmente no que concerne às reservas de petróleo e gás.
Mais uma vez, os imperialistas e colonialistas do ocidente, brancos e cristãos invadem um país soberano em uma cruzada, aos moldes das medievais, para ter o controle da energia fóssil que é o petróleo. São países cujos governos são perigosíssimos, armados até os dentes, possuidores de milhares de ogivas nucleares e com um aparato militar que não pode parar, porque é muito caro e por isso tem de ser usado para atender à trilionária indústria bélica, que é mais letal que o tráfico de drogas internacional.
Como se esperava, a morte do dirigente líbio foi tramada nas salas da ONU (Conselho de Segurança dominado por apenas cinco países) e da OTAN (EUA), órgãos de espoliação política e militar, criados para dar “legalidade” às ações criminosas de guerra dos países ocidentais desenvolvidos, que quase dizimaram seus povos em duas guerras mundiais, em uma selvageria que deixaria qualquer país de periferia que eles consideram selvagem, subdesenvolvido e atrasado com imensa vergonha e com um sentimento animal de ser.
Mais uma vez, lideranças contrárias aos interesses da globalização (nova forma de colonialismo e pirataria) foram mortas e seus países invadidos e bombardeados em nome da “liberdade”, da “democracia” e de um “mundo mais seguro”. Enquanto isso, o sistema capitalista excludente e belicoso derrete em Wall Street e nas praças européias importantes como a de Londres, com as populações desses países brancos, cristãos e desenvolvidos a gritar revoltados nas ruas contra a roubalheira do sistema financeiro e da leniência e subserviência de governos que foram e são cúmplices da jogatina praticada por empresas e instituições que, de forma criminosa, levaram à cabo uma crise econômica e financeira sem precedentes, que eliminou milhões de empregos desse povos que deitaram e rolaram durante quase cinco décadas com a opulência e a fartura às custas dos países africanos, asiáticos e principalmente os da América Latina, que sustentaram até a década de 1990 o alto padrão de vida dos europeus, estadunidenses, japoneses e outros países do assim denominado primeiro mundo, como o Canadá e a Austrália.
Como se esperava esses governantes de países desenvolvidos que agem secularmente como piratas e que, apesar de historicamente se odiarem, para roubar e matar se unem, porque precisam dessa vil aliança para movimentar seu parque industrial bélico e civil e assim renovar a circulação do dinheiro, inclusive o ilegal, que é lavado nos paraísos fiscais, grosso modo, porque todo mundo sabe disso, mas ninguém pega um tanque ou um míssil para destruir tais ”instituições” financeiras, que fomentam há séculos a fome, a miséria e a exploração dos povos menos desenvolvidos, no que concerne às suas infraestruturas e ao acesso às tecnologias, à educação de qualidade e ao sistema bancário e industrial que garanta a seus países desenvolvimento econômico e bem-estar social, o que é quase impossível alcançar sem o apoio dos países desenvolvidos, que se recusam a efetivar um marco em que a cooperação e o aprendizado sejam a tônica.
Mais uma vez na história esses países brancos e cristãos e ocidentais que se comportam como aves de rapina ou como cães predadores optam pelo saque das riquezas alheias e o torna crível e cinicamente aceitável perante a população mundial por intermédio do sistema midiático, notadamente a imprensa comercial e privada (privada nos dois sentidos, tá?), que porta-voz e ponta-de-lança do sistema de capitais inicia e termina um processo de demonização dos presidentes dos países agredidos e invadidos ao ponto de não se saber, de forma alguma, como pensam, como vivem e o que fazem os povos vítimas de bombas, de mísseis, de todo tipo de armas de grosso calibre, que não têm como se defender contra forças estrangeiras que quase se dizimaram nas duas guerras mundiais iniciadas pelos brancos cristãos e que se consideram, com a maior cara-de-pau possível, civilizados e não selvagens.
Como se esperava, Gaddafi foi assassinado tal qual ao Saddam. A questão não é se os dois dirigentes eram ditadores. O que importa nesses casos é que os países ocidentais que não se consideram selvagens, o que é uma grande desfaçatez, apoiaram, apóiam e sempre apoiarão ditaduras espalhadas em todo o planeta, porque é assim que esses países, com a ONU e a OTAN usadas como títeres da legalidade, agem em uma conduta para lá de questionável, pois moralmente sem credibilidade no que é relativo às diferenças dos povos, bem como aos seus interesses, que não se coadunam e por isso, geralmente, o país ou aliança mais forte belicamente e que controla regiões diversas por meio da geopolítica ataca seu alvo sem dar satisfação alguma à comunidade internacional, além de fazer da ONU uma organização fantoche, desacredita e humilhada pela prepotência e a arrogância dos Estados Unidos, cujo presidente Barack Obama, apesar da novidade de ser um homem negro, tem os mesmos defeitos, o mesmo perfil e a conduta e estratégias de seus antecessores, que é realizar guerra, invadir países para saquear e ter controle geopolítica de determinadas regiões, ao preço de sangue, muito sangue de povos, neste caso, árabes, que não conseguem há quase dois milênios se livrar de forças estrangeiras que não cansam de matar e de literalmente roubar seus países e sociedades.
Mais uma vez, moralmente os Estados Unidos sucumbem principalmente após o monumental desabamento do World Trade Center em 2001 e o derretimento de seu sistema de capitais no fim de 2008. O país do Capitão América aplicou de forma científica a tortura e a aceitou e a efetivou como prática corriqueira e ordinária para ter acesso a informações de pessoas consideradas inimigas, mesmo as que foram presas sem provas e acusação formal, pois desobediente às leis e às normas do Direito Internacional, e negou o mais fundamental e elementar dos direitos de cidadania e da humanidade: o habeas corpus. Seqüestrou, torturou e matou e seus mandatários reconheceram que a tortura era praticada e mesmo assim apoiaram tal ignomínia. Uma vergonha, que deixou a potência mundial como pária no que concerne à civilização, além de ter efetivado uma política diplomática unilateral e isolacionista, o que acarretou o recrudescimento das ações da direita estadunidense no que é referente à legalidade, ao contraditório, ao direito de defesa e no que é civilizado e não selvagem e animalesco.
Como se esperava, Muammar Gaddafi e as forças regulares e armadas da Líbia foram derrotados. O dirigente líbio — político nacionalista e que, apesar de seus erros e defeitos, desenvolveu o país do norte da África, que, juntamente com a África do Sul, é um dos dois mais desenvolvidos do continente, com IDH alto — foi morto, assassinado e mostrado ao público internacional como caça, como troféu. O povo líbio até então, não se sabe como ele vai ficar, tinha acesso a muitos benefícios sociais e que nunca foram mostrados pela imprensa comercial, privada e corporativa do ocidente. Nunca a imprensa hegemônica brasileira veiculou matérias sobre a Líbia, seu desenvolvimento e as conquistas sociais de seu povo, muito avançado para os padrões africanos. Essa imprensa apenas se preocupou em demonizar o presidente líbio, a fim de dar legalidade e razão às ações de pirataria explícita da OTAN, ou seja, dos EUA, da França, da Inglaterra e da Itália, países em profunda crise econômica e financeira e moralmente abalados, no que é relativo a discernir sobre o que é humano, legal e justo.
É isso aí.
Davis Sena Filho é jornalista, editor do blog Palavra Livre.
terça-feira, 4 de outubro de 2011
quinta-feira, 8 de setembro de 2011
Acordos clandestinos com regime de Kadafi constrangem CIA e MI6
Os serviços de inteligência dos Estados Unidos e do Reino Unido colaboraram ativamente com Kadafi ao enviar suspeitos líbios para serem interrogados pela polícia secreta do ditador. Prática da tortura era conhecida.
Estados Unidos e Reino Unido vivem um momento embaraçoso. Perguntas críticas recaíram sobre os dois países depois que documentos confidenciais encontrados na sede da Organização de Segurança Externa da Líbia evidenciaram uma extensa cooperação entre a CIA, Agência Central de Inteligência dos Estados Unidos, o MI6, serviço de inteligência externa dos ingleses, e o serviço secreto do ex-ditador em fuga, Muammar Kadafi.
Os documentos, descobertos por membros do governo de transição na Líbia e pesquisadores do Human Rights Watch durante uma varredura nos prédios oficiais líbios, mostram que ambos os serviços ocidentais de inteligência desenvolveram relações bastante estreitas com Kadafi. Essa cooperação acontecia, inclusive, antes de o ex-líder líbio ser reabilitado junto à comunidade internacional em 2004, quando prometeu ajudar o Ocidente na guerra contra o terrorismo e renunciar às armas nucleares.
As informações também mostram que a CIA usava a Líbia como local de "rendições especiais" desde 2002. Essa política norte-americana de "rendição" consiste em enviar supostos terroristas a outros países para interrogatórios. Os arquivos indicam que os Estados Unidos não só enviaram suspeitos à Líbia para serem ouvidos pela polícia secreta de Kadafi, mas também mandaram as perguntas a serem feitas.
"Depois do 9 de Setembro, a CIA parece que se envolveu em vários países do Norte da África com treinamento de forças e fornecimento de pequenas armas com a desculpa de parar a Al Qaeda e o terrorismo", analisa Patrícia DeGennaro, professora de Segurança Internacional na Universidade de Nova York.
Segundo a pesquisadora, sabia-se da existência de campos de rendição em diversos países, inclusive no Marrocos. "Já que a Líbia estava isolada e despertava pouca atenção internacional, era fácil para a CIA usar essa localidade e não ser descoberta", adiciona DeGennaro. "Ninguém no cenário internacional levou Kadafi a sério, então era pouco provável que alguém o questionasse sobre esses locais de rendições."
A cooperação era tão profunda que o governo de George W. Bush considerou estabelecer "uma presença permanente" na Líbia, possivelmente uma prisão secreta administrada pela CIA ou um escritório clandestino da agência, onde suspeitos de terrorismo poderiam ficar presos e serem interrogados. Documentos mostram que essa "presença" foi especificada em 2004, depois do fim do isolamento diplomático de Kadafi.
Participação da CIA
Uma carta enviada pela CIA ao serviço de inteligência líbio, de 15 de abril de 2004, cita "o desenvolvimento de acordos recentes" entre os Estados Unidos e Líbia e pede aos líbios que "levem em consideração os requisitos norte-americanos para interrogatório" em relação a um suspeito terrorista não identificado. A correspondência também pede que os líbios "garantam que os direitos humanos do suspeito sejam protegidos" enquanto ele estiver detido.
Os documentos mostram que oito prisioneiros, no total, foram capturados e transportados em voos de "rendição" de volta para a Líbia entre 2004 e 2007, apesar de a cooperação entre Estados Unidos e Líbia ter continuado até 2009 – segundo informações vazadas pelo WikiLeaks. Ainda segundo as informações, senadores como John McCain e Joe Liebermann encontraram-se com Kadafi para assegurar ao ditador que os "Estados Unidos queriam fornecer à Líbia os equipamentos necessários para sua segurança."
"Os Estados Unidos abandonaram essa relação com Kadafi quando o presidente Barack Obama assumiu", diz DeGennaro."Naquela época, Obama era contra esse ideia de rendição e pretendia fechar Guantánamo e acabar com a reputação de país que fazia uso da tortura, adquirida por meio de prisões clandestinas e detenções ilegais."
Antes dessa mudança na administração, no entanto, a CIA consolidou sua presença e expandiu suas atividades na Líbia. Em outro documento de 2004, a agência norte-americana pede que o serviço de inteligência líbio permita que seus agentes questionem diversos cientistas iraquianos que viviam no país africano, numa tentativa de descobrir o destino das supostas armas de destruição em massa do Iraque. Outros dados mostram a crescente preocupação dos Estados Unidos com uma suposta célula "operacional" terrorista na Líbia, suspeita de manter contato com membros da Al Qaeda no Iraque.
O principal contato entre CIA e Líbia neste período de intensa cooperação parece ser Mussa Kussa, então chefe de inteligência e o principal suspeito de ter coordenado as atividades terroristas apoiadas pela Líbia nos anos de 1980.
Kussa, que deixou o governo de Kadafi em março último, aparece nos documentos como o principal aliado de Stephen Kappes, o segundo na hierarquia do serviço clandestino da CIA, e como negociador-chave do acordo nuclear de 2004 com a Líbia. Kussa também parece ter cultivado relações significativas com membros do serviço de inteligência britânico.
Acordo com MI5
Alguns documentos mostram que o serviço de segurança interno inglês, o MI5, negociou informações com cidadãos líbios opositores a Kadafi baseados no Reino Unido em troca de revelações feitas por terroristas suspeitos que estavam sendo questionados na Líbia sob a condição de "rendição extraordinária".
Os ingleses conheciam bem a reputação da Líbia de torturar seus prisioneiros, mas pareciam não se preocupar com as práticas usadas para extrair informações que eles recebiam, o que sugere cumplicidade do Reino Unido.
O MI6, serviço britânico de inteligência externa, segundo os documentos, trabalhou com a CIA na entrega de terroristas suspeitos à Líbia, incluindo o comandante de segurança dos rebeldes líbios em Trípoli, Abdul Hakim Belhaj. Ele era um membro dissidente de liderança no LIFG, grupo armado islâmico líbio, e considera processar os governos norte-americano e inglês pelo suposto tratamento brutal. A LIFG é uma organização listada como grupo terrorista pelos Estados Unidos que teria ligações com a Al Qaeda.
Um documento registra uma conversa entre um oficial sênior do MI6 e um homólogo líbio, na qual o agente inglês elogia a maneira como os espiões do serviço britânico informaram ao serviço de inteligência norte-americano e líbio sobre os disfarces de Belhaj, o que possibilitou sua prisão em Bangkok, em 6 de março de 2004.
Belhaj alega que foi torturado pela CIA e que recebeu injeções de soro da verdade antes de ser colocado no voo de volta a Trípoli para um interrogatório, onde ele diz que foi primeiro interrogado pelo MI6 e, depois, passou a ficar sob custódia da Líbia.
"O MI6 estava buscando acesso aos detentos associados ao movimento jihadista na Líbia, na tentativa de obter informações sobre, primeiramente, suspeitos terroristas líbios conhecidos e, em segundo lugar, suspeitos terroristas de outras nacionalidades com os quais os líbios pudessem ter tido contato no Sudão, Argélia ou Afeganistão", comenta Alia Brahimi, especialista em Oriente Médio e autor.
Em outra revelação embaraçosa para o Reino Unido, Saadi e Khamis Kadafi, filhos do ex-ditador, são convidados a visitar a sede do Serviço Aéreo Especial (SAS, do inglês), importante regimento das Forças Armadas inglesas, além do serviço homólogo da Marinha, SBS, em julho de 2006. Apesar do convite, a visita nunca aconteceu. Os dois filhos de Kadafi iriam se encontrar com oficiais do alto escalão britânico durante a visita e havia conversas agendadas com representantes dos maiores fabricantes ingleses de armas durante a passagem deles pelo Reino Unido.
Tortura
Os documentos reveladores vêm à tona num momento em que os serviços de segurança britânicos estão sob crescente escrutínio, diante de uma investigação sobre o papel do Reino Unido em rendições forçadas e o conhecimento dos serviços de segurança sobre a prática da tortura e maus tratos a suspeitos de terrorismo.
O chamado inquérito Gibson, criado pelo juiz inglês Peter Gibson, anunciou que irá "considerar como parte do trabalho acusações de envolvimento do Reino Unido em entregas de suspeitos à Líbia" e que tem o apoio do primeiro-ministro, David Cameron. O líder britânico congratulou uma investigação mais ampla sobre as denúncias "significativas" de que o MI6 e MI5 teriam "se aproximado demais" da Líbia.
"O que essas organizações de inteligência fizeram foi ilegal e desumano. David Cameron está certo de começar uma investigação, o governo Obama e o Congresso norte-americano não deveriam hesitar em seguir esse exemplo", comenta DeGennaro.
A especialista acredita que, "infelizmente, isso traria implicações para membros do Congresso e à antiga administração", no caso dos Estados Unidos. "Senadores poderosos como John McCain, que provavelmente sabiam muito bem o que estava acontecendo, nunca permitiriam que uma investigação do tipo fosse feita", conclui DeGennaro.
Autor: Nick Amies (np)
Revisão: Roselaine Wandscheer
Deutsche Welle
Estados Unidos e Reino Unido vivem um momento embaraçoso. Perguntas críticas recaíram sobre os dois países depois que documentos confidenciais encontrados na sede da Organização de Segurança Externa da Líbia evidenciaram uma extensa cooperação entre a CIA, Agência Central de Inteligência dos Estados Unidos, o MI6, serviço de inteligência externa dos ingleses, e o serviço secreto do ex-ditador em fuga, Muammar Kadafi.
Os documentos, descobertos por membros do governo de transição na Líbia e pesquisadores do Human Rights Watch durante uma varredura nos prédios oficiais líbios, mostram que ambos os serviços ocidentais de inteligência desenvolveram relações bastante estreitas com Kadafi. Essa cooperação acontecia, inclusive, antes de o ex-líder líbio ser reabilitado junto à comunidade internacional em 2004, quando prometeu ajudar o Ocidente na guerra contra o terrorismo e renunciar às armas nucleares.
As informações também mostram que a CIA usava a Líbia como local de "rendições especiais" desde 2002. Essa política norte-americana de "rendição" consiste em enviar supostos terroristas a outros países para interrogatórios. Os arquivos indicam que os Estados Unidos não só enviaram suspeitos à Líbia para serem ouvidos pela polícia secreta de Kadafi, mas também mandaram as perguntas a serem feitas.
"Depois do 9 de Setembro, a CIA parece que se envolveu em vários países do Norte da África com treinamento de forças e fornecimento de pequenas armas com a desculpa de parar a Al Qaeda e o terrorismo", analisa Patrícia DeGennaro, professora de Segurança Internacional na Universidade de Nova York.
Segundo a pesquisadora, sabia-se da existência de campos de rendição em diversos países, inclusive no Marrocos. "Já que a Líbia estava isolada e despertava pouca atenção internacional, era fácil para a CIA usar essa localidade e não ser descoberta", adiciona DeGennaro. "Ninguém no cenário internacional levou Kadafi a sério, então era pouco provável que alguém o questionasse sobre esses locais de rendições."
A cooperação era tão profunda que o governo de George W. Bush considerou estabelecer "uma presença permanente" na Líbia, possivelmente uma prisão secreta administrada pela CIA ou um escritório clandestino da agência, onde suspeitos de terrorismo poderiam ficar presos e serem interrogados. Documentos mostram que essa "presença" foi especificada em 2004, depois do fim do isolamento diplomático de Kadafi.
Participação da CIA
Uma carta enviada pela CIA ao serviço de inteligência líbio, de 15 de abril de 2004, cita "o desenvolvimento de acordos recentes" entre os Estados Unidos e Líbia e pede aos líbios que "levem em consideração os requisitos norte-americanos para interrogatório" em relação a um suspeito terrorista não identificado. A correspondência também pede que os líbios "garantam que os direitos humanos do suspeito sejam protegidos" enquanto ele estiver detido.
Os documentos mostram que oito prisioneiros, no total, foram capturados e transportados em voos de "rendição" de volta para a Líbia entre 2004 e 2007, apesar de a cooperação entre Estados Unidos e Líbia ter continuado até 2009 – segundo informações vazadas pelo WikiLeaks. Ainda segundo as informações, senadores como John McCain e Joe Liebermann encontraram-se com Kadafi para assegurar ao ditador que os "Estados Unidos queriam fornecer à Líbia os equipamentos necessários para sua segurança."
"Os Estados Unidos abandonaram essa relação com Kadafi quando o presidente Barack Obama assumiu", diz DeGennaro."Naquela época, Obama era contra esse ideia de rendição e pretendia fechar Guantánamo e acabar com a reputação de país que fazia uso da tortura, adquirida por meio de prisões clandestinas e detenções ilegais."
Antes dessa mudança na administração, no entanto, a CIA consolidou sua presença e expandiu suas atividades na Líbia. Em outro documento de 2004, a agência norte-americana pede que o serviço de inteligência líbio permita que seus agentes questionem diversos cientistas iraquianos que viviam no país africano, numa tentativa de descobrir o destino das supostas armas de destruição em massa do Iraque. Outros dados mostram a crescente preocupação dos Estados Unidos com uma suposta célula "operacional" terrorista na Líbia, suspeita de manter contato com membros da Al Qaeda no Iraque.
O principal contato entre CIA e Líbia neste período de intensa cooperação parece ser Mussa Kussa, então chefe de inteligência e o principal suspeito de ter coordenado as atividades terroristas apoiadas pela Líbia nos anos de 1980.
Kussa, que deixou o governo de Kadafi em março último, aparece nos documentos como o principal aliado de Stephen Kappes, o segundo na hierarquia do serviço clandestino da CIA, e como negociador-chave do acordo nuclear de 2004 com a Líbia. Kussa também parece ter cultivado relações significativas com membros do serviço de inteligência britânico.
Acordo com MI5
Alguns documentos mostram que o serviço de segurança interno inglês, o MI5, negociou informações com cidadãos líbios opositores a Kadafi baseados no Reino Unido em troca de revelações feitas por terroristas suspeitos que estavam sendo questionados na Líbia sob a condição de "rendição extraordinária".
Os ingleses conheciam bem a reputação da Líbia de torturar seus prisioneiros, mas pareciam não se preocupar com as práticas usadas para extrair informações que eles recebiam, o que sugere cumplicidade do Reino Unido.
O MI6, serviço britânico de inteligência externa, segundo os documentos, trabalhou com a CIA na entrega de terroristas suspeitos à Líbia, incluindo o comandante de segurança dos rebeldes líbios em Trípoli, Abdul Hakim Belhaj. Ele era um membro dissidente de liderança no LIFG, grupo armado islâmico líbio, e considera processar os governos norte-americano e inglês pelo suposto tratamento brutal. A LIFG é uma organização listada como grupo terrorista pelos Estados Unidos que teria ligações com a Al Qaeda.
Um documento registra uma conversa entre um oficial sênior do MI6 e um homólogo líbio, na qual o agente inglês elogia a maneira como os espiões do serviço britânico informaram ao serviço de inteligência norte-americano e líbio sobre os disfarces de Belhaj, o que possibilitou sua prisão em Bangkok, em 6 de março de 2004.
Belhaj alega que foi torturado pela CIA e que recebeu injeções de soro da verdade antes de ser colocado no voo de volta a Trípoli para um interrogatório, onde ele diz que foi primeiro interrogado pelo MI6 e, depois, passou a ficar sob custódia da Líbia.
"O MI6 estava buscando acesso aos detentos associados ao movimento jihadista na Líbia, na tentativa de obter informações sobre, primeiramente, suspeitos terroristas líbios conhecidos e, em segundo lugar, suspeitos terroristas de outras nacionalidades com os quais os líbios pudessem ter tido contato no Sudão, Argélia ou Afeganistão", comenta Alia Brahimi, especialista em Oriente Médio e autor.
Em outra revelação embaraçosa para o Reino Unido, Saadi e Khamis Kadafi, filhos do ex-ditador, são convidados a visitar a sede do Serviço Aéreo Especial (SAS, do inglês), importante regimento das Forças Armadas inglesas, além do serviço homólogo da Marinha, SBS, em julho de 2006. Apesar do convite, a visita nunca aconteceu. Os dois filhos de Kadafi iriam se encontrar com oficiais do alto escalão britânico durante a visita e havia conversas agendadas com representantes dos maiores fabricantes ingleses de armas durante a passagem deles pelo Reino Unido.
Tortura
Os documentos reveladores vêm à tona num momento em que os serviços de segurança britânicos estão sob crescente escrutínio, diante de uma investigação sobre o papel do Reino Unido em rendições forçadas e o conhecimento dos serviços de segurança sobre a prática da tortura e maus tratos a suspeitos de terrorismo.
O chamado inquérito Gibson, criado pelo juiz inglês Peter Gibson, anunciou que irá "considerar como parte do trabalho acusações de envolvimento do Reino Unido em entregas de suspeitos à Líbia" e que tem o apoio do primeiro-ministro, David Cameron. O líder britânico congratulou uma investigação mais ampla sobre as denúncias "significativas" de que o MI6 e MI5 teriam "se aproximado demais" da Líbia.
"O que essas organizações de inteligência fizeram foi ilegal e desumano. David Cameron está certo de começar uma investigação, o governo Obama e o Congresso norte-americano não deveriam hesitar em seguir esse exemplo", comenta DeGennaro.
A especialista acredita que, "infelizmente, isso traria implicações para membros do Congresso e à antiga administração", no caso dos Estados Unidos. "Senadores poderosos como John McCain, que provavelmente sabiam muito bem o que estava acontecendo, nunca permitiriam que uma investigação do tipo fosse feita", conclui DeGennaro.
Autor: Nick Amies (np)
Revisão: Roselaine Wandscheer
Deutsche Welle
quinta-feira, 9 de junho de 2011
Regime líbio terá usado Viagra
As forças do coronel Muammar Kadhafi estarão a usar à violação como arma de guerra e a recorrer a fármacos para potenciar a ações dos soldados.
As acusações foram feitas pelo procurador do Tribunal Penal Internacional, Luís Moreno-Ocampo.
“Os medicamentos do tipo Viagra demonstram esse tipo de política. Eles estão a comprar contentores com produtos para aumentar a possibilidade de violação de mulheres. E nós estamos a recolher mais informação detalhada para confirmar esta política”, disse.
A primeira evidência de violação surgiu com Eman al-Obeidi, a mulher que em março denunciou ter sido violada por soldados por ser natural de Bengasi.
As acusações foram feitas pelo procurador do Tribunal Penal Internacional, Luís Moreno-Ocampo.
“Os medicamentos do tipo Viagra demonstram esse tipo de política. Eles estão a comprar contentores com produtos para aumentar a possibilidade de violação de mulheres. E nós estamos a recolher mais informação detalhada para confirmar esta política”, disse.
A primeira evidência de violação surgiu com Eman al-Obeidi, a mulher que em março denunciou ter sido violada por soldados por ser natural de Bengasi.
Agora, com provas, o Tribunal Penal internacional vai juntar mais uma acusação contra a cúpula do regime de Kahdafi. Em certas regiões do país haverá centenas de mulheres violadas.
sexta-feira, 18 de março de 2011
Khadafi volvió a ser el enemigo
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Kadafi & Tony Blair |
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Kadafi & Sarkozy |
Por Eduardo Febbro
Desde París, para Página/12
Las provocaciones mutuas tornaron inevitable la participación árabe-occidental en una nueva cruzada militar contra un país árabe. Libia se suma así a Irak y Afganistán a la lista de países que pasarán una temporada bajo las bombas de una coalición donde el poderío militar de Occidente marcará las orientaciones. Era necesario el voto a favor de 9 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad y también que ninguno de los integrantes permanentes del Consejo vetara la resolución. China y Rusia se abstuvieron y con ello abrieron paso al operativo militar. La comunidad internacional, fragmentada, salvará al filo de la navaja a la ya asfixiada oposición libia. Cercada en su feudo de Benghazi por las fuerzas leales al régimen, la participación directa de Occidente era la única carta que podía sacarla del despeñadero. “Prepárense, esta noche llegamos”, había dicho Khadafi a los habitantes de Benghazi. Tal vez, las primeras en llegar sean las bombas occidentales ayudadas por algunos países árabes, como Emiratos Arabes Unidos, Qatar y Egipto. Washington logró su propósito: transferirles la responsabilidad de la acción principal a los países vecinos, es decir, los europeos con costas mediterráneas y los árabes. Francia y Gran Bretaña, promotores de la resolución, asumirán la mayor parte de la responsabilidad de Occidente, pese a que Estados Unidos es la fuerza dominante en el seno de la OTAN.
No es seguro que la guerra total sea la apuesta definitiva. El Guía Supremo de la desgastada revolución libia supo dar marcha atrás al borde del abismo. A partir de 2003, Khadafi ya demostró su sentido del realismo cuando, impresionado por la invasión de Irak y la captura de Saddam Hussein, retrocedió en su principal proyecto, la acumulación de armas de destrucción masiva, y reconoció su responsabilidad en dos atentados: contra el avión de PanAm que explotó sobre la localidad escocesa de Lockerbie (1988, 270 muertos) y contra el avión francés de la compañía UTA (1989, 170 muertos). Ese fue el inicio del idilio público entre el coronel y sus jueces de años anteriores. Inversiones y visitas de Khadafi a las grandes capitales del mundo y viajes de los demócratas a Trípoli consagraron el retorno del coronel al “eje del bien”. O sea, los negocios seguros aunque las manos que firmaban los contratos estuviesen manchadas de sangre.
Puede que hoy haga lo mismo. La resolución de la ONU es amplia y explícita. La OTAN y la Liga Arabe apoyaron la instauración de una zona de exclusión y ello los convierte en aliados directos de la intervención. Presionado desde el interior por los rebeldes, ahorcado por el cielo y cercado desde el mar, Khadafi tiene las horas contadas. Khadafi le ha ofrecido la represión salvaje a su pueblo y una fuente de agua bendita para que Occidente lave su mala conciencia. No cabe ni la más remota duda de que los armas ya están preparadas. Anoche, tanto el primer ministro francés, François Fillon, como el jefe de la diplomacia, Alain Juppé, adelantaron que la fuerza se emplearía en cuanto la resolución estuviese aprobada. Alain Juppé precisó incluso el modo operativo: “Está excluido que se haga algo en tierra. Está claro. La alternativa se desprende sola: es la utilización de la fuerza aérea”. Tal vez Khadafi calculó mal la convicción de sus socios del Oeste. Pensó que sus divisiones profundas y sus debilidades morales y energéticas le permitirían aplastar la revuelta con un costo mínimo. Occidente también se equivocó con él y con las capacidades reales de la oposición. Las demoras y ese doble error desembocaron en centenas y centenas de muertos, destrucción y el éxodo de centenas de miles de personas hacia las fronteras.
El movimiento democrático libio terminó condicionado a la peor opción para triunfar: sacar a Khadafi con el respaldo de fuerzas extranjeras. Los movimientos de unos y otros condenaron a la contrarrevolución libia a una asistencia extranjera: Khadafi no dejaría el poder sin matar y sin mofarse de la OTAN y la ONU. A su vez, Occidente no podía dejarlo ganar sin quedar en ridículo. Khadafi ha sido un socio perfecto, en la paz y en la guerra. Su previsible derrota se forjó según sus condiciones. Mató a su pueblo sin concesiones y provocó a Occidente para que vinieran a buscarlo. La historia se vuelve a repetir con una puntualidad sangrienta, como en Panamá, Irak o Afganistán: otra vez hay que armar una coalición y arrojar bombas para extirpar un mal que se fue arraigando con la complicidad y hasta la ayuda directa de quienes hoy se alistan para suprimirlo. Noriega fue un aliado de las potencias, lo mismo que Saddam Hussein en Irak y los talibán en Afganistán.Apartarlos del poder costó miles de vidas humanas inocentes. Khadafi y sus socios tardíos hicieron pesar sobre el pueblo libio el mismo y repetitivo destino.
sexta-feira, 11 de março de 2011
FRASES
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Daniel Paz & Rudy, para Página/12 |
"Uma vez que alguém lançou a ideia de levar Gaddafi ao Tribunal Penal Internacional, acho que ele se aferrou à ideia de permanecer no poder, e não acho que alguém possa fazê-lo mudar de opinião."
Declaração de Berlusconi, sócio de Gaddafi.
quarta-feira, 9 de março de 2011
Trapalhadas no deserto
Ivan Lessa
Colunista da BBC Brasil
Só faltou o Renato Aragão. Lembro dos filmes, folheio mentalmente os compêndios de história, admiro as estátuas de militares e seus feitos. Os britânicos são ferozes na guerra. Aquela história: dão um boi para não entrar numa briga e uma boiada para não sair dela. Dizem.
Corria até há pouco, ontem, que a culpa fora do outro primeiro-ministro, o hoje negociante Tony Blair. Ele e suas armas de destruição em massa. Sai governo trabalhista, entra governo conservador. A co-liderar o país esse homão, que parece um nabo ambulante de terno e gravata, David Cameron. Conforme editoriais, suas revoluções árabes não têm sido um sucesso. Foi o primeiro líder mundial a visitar o Egito e aquela praça, a Tahrir (quer dizer libertação), após a queda de Hosni Mubarak.
Fez bem. Só que não se deveria utilizar da oportunidade da queda de um regime opressivo para, na mesma viagem, levar no cortejo oito firmas vendedoras de equipamento militar. Teria agido melhor se tivesse obamado. Obamar, verbo derivado do nome do atual presidente dos Estados Unidos, Barack Obama e que quer dizer fechar-se em copas, não dizer coisa com coisa, mostrar indecisão. Vai pro Houaiss um dia.
Logo a seguir, nosso bom Cameron andou levantando a hipótese de um bloqueio aéreo sobre a agora conturbada Líbia. O secretário de Defesa americano, Robert Gates, não demonstrou, com toda razão, muito entusiasmo. O que a seguir? Bombardeios, envio de tropas?
Agora, em pleno Carnaval, a patuscada, a palhaçada, o ridículo de uniforme e de terninho listrado. Se fosse baile, ou escola de samba, o nome seria fácil de dar: Pastelão na Areia.
Correu mundo a notícia de que o Reino Unido enviara peritos para o leste da Líbia, onde predominam, por enquanto, as forças rebeldes. O suposto objetivo seria entrar em contato com a oposição para dar conselhos militares e, quem sabe, bolar um esqueminha que agradasse à distinta plateia presente ao sacudido mundo das conturbações no norte da África.
Logo, logo vieram maiores detalhes. E mais, bem mais grotescos: a unidade britânica fora flagrada pela oposição com equipamento de espionagem, múltiplos passaportes e armas as mais variadas. Alguém aí já pensou numa nova aventura para James Bond?
O conselho de Benghazi, onde se deu o vexame, mediante o pronunciamento de um alto membro declarou à imprensa internacional que “isso não era maneira de se conduzir durante um levante”. Levante é o que está havendo por lá. Guerra civil? Falta pouco.
É bom frisar que entre os militares apreendidos e prontamente remetidos de volta, via uma fragata a Londres e arredores, estavam oito soldados da lendária SAS (a Special Air Force), espécie de super-homens invencíveis que servem ainda para assustar criança que não se comporta bem. Há dezenas de filmes e livros narrando suas heroicas e imbatíveis façanhas. Todos péssimos.
No meio da turma, assim como quem não quer nada, também oito membros do MI6, o serviço secreto para assuntos exteriores, ou seja, Inteligência Militar Secção 6. James Bond, nosso bom 007, é do MI6.
Sempre em ritmo de folia momesca, essa gentarada toda foi capturada por guardas revolucionários armados, segundo consta, de confete e serpentina apenas, além de uma espada de pau de fantasia barata de pirata. Farmers, simples e carnavalescos farmers, ou pequenos agricultores.
Passaram a noite, a gente boa e braba da SAS e do MI6, num dormitório vagabundo, na certa inventando presepadas inesquecíveis para líbios em torno que nada entendiam.
Voltou tudo debaixo de estrondosas gargalhadas para a Grã-Bretanha. O ministro das Relações Exteriores, William Hague, no Parlamento, disse que tudo não passou de mero “erro operacional”.
O vexame continua a render. Eu se fosse fazendeiro local, de grandes, pequenos ou médios recursos tomaria o maior cuidado.
terça-feira, 22 de fevereiro de 2011
BERLUSCONI TEME POR SEU SÓCIO KHADAFI
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Berlusconi & Khadafi, por Matteo Bertelli |
No parece una casualidad que en la plaza Tahrir de El Cairo algunos jóvenes cantaran, una vez que OSN Mubarak tiró la cuchara, "no nos iremos de aquí si Gadafi y Berlusconi no dimiten también". Muchos norteafricanos saben que el régimen del dictador libio tiene en la Italia de Silvio Berlusconi a su gran aliado occidental y a un socio comercial privilegiado. Desde que hace dos años Il Cavaliere y el Coronel firmaron el Tratado de Amistad, Asociación y Cooperación, los negocios bilaterales superan ya los 40.000 millones de euros anuales y alcanzan todos los sectores cruciales, de la energía a la banca o la construcción y sin faltar los acuerdos militares y de inteligencia. Todo ello bajo el signo del bunga bunga, el rito erótico de triste fama que, según Berlusconi, le enseñó Gadafi durante alguno de sus coloristas y frecuentes encuentros.
El suministro de gas libio es vital para Italia, y en menor medida para España, Alemania y Francia, y la primera alarma ha saltado hoy porque un grupo de opositores al régimen de Gadafi, llamado 17 de febrero (la fecha en la que prendió la mecha de los disturbios), ha colgado en su página web un mensaje que advierte a la Unión Europea, y "en particular a Italia" lo siguiente: "La gente de Nalut recuerda que forma parte de un pueblo libio libre, y tras vuestro silencio sobre las matanzas realizadas por Gadafi, ha decidido que interrumpirá desde la fuente el flujo de gas libio hacia vuestros países, cerrando el yacimiento de Al Wafa que lleva el gas hacia Italia y el norte de Europa pasando por el Mediterráneo".
ENI, la empresa de energía italiana, ha confirmado hoy que anoche ha cerrado el gasoducto Greenstream por una "cuestión de procedimiento" ante los disturbios, pero ha asegurado de que Italia tiene reservas suficientes para afrontar el final del invierno.
Negocios multimillonarios
Además del gas, son el petróleo y las gigantescas reservas de petrodólares las grandes armas que Gadafi ha empleado para seducir a Silvio Berlusconi, que en los últimos dos años se ha convertido en el principal paladín del regreso del coronel a la escena internacional.
Ambos países desarrollan en este momento un gran número de negocios millonarios, envueltos en un gigantesco conflicto de intereses entre lo público y lo privado, entre la alta política poscolonial y la diplomacia de los negocios personales y estatales.
Muchas de las empresas que cotizan en la Bolsa de Milán están resentidas por tan cercana relación. Esta mañana, ese parqué ha suspendido las cotizaciones aduciendo problemas técnicos. El organismo regulador del mercado así como los operadores bursátiles han pedido explicaciones por la supuesta avería. Estos últimos sospechan que la suspensión ha sido una manera de evitar que las compañías cotizantes con intereses en Libia siguieran cayendo.
La tarea de legitimación del otrora "perro libio" (Ronald Reagan) ha sido dura y fatigosa, a ratos bochornosa. Y hoy se ha convertido en la gran obsesión del Gobierno italiano, que ha reaccionado a la salvaje represión del régimen amigo con lentitud, tibieza y ambigüedad juzgadas como "intolerables" por la oposición, que ayer acusó a Berlusconi de haber humillado la dignidad italiana al comprometerse con un régimen autoritario y criminal.
Roma teme que el caos paralice o acabe con los numerosos acuerdos firmados con el dictador libio. Hay en juego autopistas, fútbol, helicópteros, radar, trenes, televisiones, bancos, coches, incluso un hotel de lujo en el centro de Trípoli.
Desde que hace dos años, el 30 de agosto de 2008, Libia e Italia firmaron en Bengasi el tratado que cerraba un largo y tenso contencioso colonial, con solemnes peticiones de perdón de Il Cavaliere al Coronel incluidas, Libia se ha convertido en uno de los escenarios favoritos de inversión de las grandes empresas italianas. Y viceversa, Gadafi ha inyectado grandes cantidades de dinero líquido en empresas italianas siguiendo los consejos de Berlusconi.
Todo ello, con la inmigración clandestina y los derechos humanos como sangrante telón de fondo: el acuerdo permitía a Italia y a la UE a devolver a Libia en masa a los inmigrantes africanos capturados en sus aguas incumpliendo las leyes internacionales que protegen a los peticionarios de asilo. Las denuncias de torturas, extorsiones y malos tratos a los inmigrantes en Libia son continuas.
Negociador pirata
Según los cables de Wikileaks, la diplomacia estadounidense cree que Gadafi, al que define como un "negociador pirata", tiene también intereses en el tráfico de personas y la mafia de la emigración clandestina.
La relación entre Gadafi y Berlusconi ha merecido hasta ocho visitas del jefe de Gobierno italiano a Libia, y cuatro devoluciones de la cortesía por parte del Rais libio. En la primera de ellas, julio de 2009, Berlusconi tuvo un repentino dolor de espalda que le impedía moverse. Gadafi advirtió desde su avión que si Berlusconi no le iba a recibir al aeropuerto no aterrizaba. Según los cables secretos, Berlusconi se tuvo que inyectar dos calmantes para poder acudir, y en el aeropuerto estuvo a punto de desmayarse.
Pero quizá el momento más comprometedor fue cuando Berlusconi besó la mano del Coronel durante una exhibición ecuestre celebrada en el cuartel de carabineros de Roma, en 2010. Aquella vez, el líder libio amenazó a la Unión Europea con no bloquear los desembarcos de emigrantes africanos desde sus costas si Bruselas no sufragaba los gastos. "Libia, con el apoyo de Italia, exige a Europa al menos 5.000 millones de euros anuales", dijo Gadafi. "Es en interés de Europa, porque si no, mañana, el avance de inmigrantes podría convertirla en África, en un nuevo continente negro".
Esa visita, que conmemoraba el aniversario del Tratado, indignó también a los católicos y las mujeres italianas porque Gadafi ofreció dos prédicas del Islam a 500 azafatas pagadas. "Con el tratado de amistad hemos cerrado una herida del pasado", replicó a las críticas el primer ministro italiano, "y todo el mundo debería alegrarse de esta visita. El que no lo haga", añadió Berlusconi, "pertenece al pasado".
Cine con Ben Ammar, banca con la Liga del Norte
El artífice de la reconciliación entre Trípoli y Roma fue, curiosamente, un empresario franco-tunecino: el magnate y financiero Tarak ben Ammar, productor de cine y televisión, amigo de Berlusconi y de Gadafi, y socio de ambos en la productora y distribuidora Quinta Communications, fundada en 1990 por Ben Ammar.
La compañía libia Lafitrade tiene el 10% de Quinta Communications, mientras la principal sociedad financiera de Il Cavaliere, Fininvest, posee, tras un aumento de capital realizado en 2009, cerca del 22%. Hace dos años, Quinta Communications y Mediaset adquirieron cada una el 25% de la nueva televisión tunecina Nessma TV.
Los intercambios entre Italia y Libia se han disparado en los últimos meses. En junio, Gadafi prometió prioridad a las empresas italianas sobre las de los demás países. Y esa prioridad parece mutua: el dictador libio es el primer accionista, con el 7,5%, de Unicredit, el mayor banco italiano, después de que la Libian Investment Authority adquiriera el 2,59% del capital en septiembre pasado (el restante porcentaje estaba en manos del Banco Central libio).
La escalada libia sobre Unicredit coincidió con la dimisión del consejero delegado Alessandro Profumo, y creó gran inquietud entre los analistas porque superaba la cuota legal del 5%. La operación se interpretó como una cesión de Berlusconi a Gadafi y, paradójicamente, como un favor a la xenófoba Liga del Norte, su socio en el Gobierno, que con la anuencia del capital libio aumentó su poder de decisión en el banco. Mediobanca, en cuyo consejo se sienta Marina Berlusconi, hija del primer ministro italiano, controla el 5,14% de Unicredit.
Los intereses más importantes llevan el sello de ENI, el gigante energético italiano, que realizará inversiones los próximos 20 años en Libia por valor de 18.200 millones de euros. Las dos mayores constructoras italianas, Astaldi e Impregilo, firmaron además contratos por 5.000 millones de euros para construir la autopista que unirá Trípoli con Egipto, un viejo sueño del panarabista Gadafi. La sociedad estatal aeroespacial Finmeccanica se hizo con un millonario contrato para desplegar radares en el desierto libio que ayuden a controlar la inmigración. Libia ha adquirido recientemente el 2% de Finmeccanica. Además, el dictador libio es dueño hace años del 7,5% de la Juventus, el equipo de la FIAT.
Curiosamente, Berlusconi y Gadafi han seguido cerrando tratos hasta la última semana, cuando Roma permitió a Gazprom acceder al negocio del crudo libio, con la venta de ENI a su homóloga rusa de una cuota del 33% en el importante pozo petrolífero Elephant, situado 800 kilómetros al sur de Trípoli.
La preocupación no es poca. Berlusconi ha anunciado esta mañana que intentará llamar a Gadafi en el transcurso del día para decirle que "ya basta de tanta sangre". La incógnita es si habrá alguien al otro lado de la línea que le responda.
La temible diplomacia petrolera
Por Eduardo Febbro
Desde París, para Página/12
Otra pieza despótica del ajedrez mundial empieza a perder su lugar en el tablero. La misma rabia ciudadana que deshizo los regímenes de Túnez y Egipto, e hizo tambalear luego los autocracias o las monarquías de papel y petróleo de Bahrein, Yemen y Jordania, se vuelca ahora contra el coronel Khadafi. El líder libio, repudiado por la comunidad internacional e integrado luego a golpes de contratos petrolíferos millonarios, sacó su carta de identidad vigente desde hace 42 años: represión y matanza.
Con los negocios como telón de fondo, muchos empezaron a ver en Khadafi un pintoresco dictador algo excéntrico y demodé a quien se le podían pasar por alto las excentricidades mientras no apoyara al terrorismo y mantuviera abiertas sus bocas petroleras. El pacto era tentador: Libia dispone de recursos petroleros inmensos que se traducen en una producción de un millón y medio de barriles por día, mientras que sus reservas alcanzan los 42 mil millones de barriles. El 79 por ciento del petróleo libio se exporta hacia los países de la Unión Europea (las democracias ejemplares). Es cierto que en Libia no existían las mascaradas democráticas como las elecciones trucadas (Egipto) o el partido único (Túnez).
La democracia simplemente no existe: los partidos políticos están proscriptos por ley (la Nº 71). Khadafi inventó un modelo casi único en el mundo cuyo eje son los Comités Revolucionarios que se encargan de todo. La disciplina se articula en torno de su programa, el famoso Libro verde que el coronel publicó en 1975. Libia, que es el país más rico de Africa, vive bajo el régimen de la Jamahiriya, el “Estado de las Masas” o la “Era de las Masas”. Sangrienta paradoja la que ofrece un dirigente que usa la aviación para bombardear a ese mismo “Estado de las Masas” que el socialismo khadafista se propuso gobernar.
Acusado de apoyar todas las formas posibles de terrorismo –desde la ETA, pasando por el IRA irlandés, los extremistas palestinos de Abu Nidal, la extrema derecha italiana y los movimientos insurreccionales de América latina–, Khadafi fue vinculado con varios atentados: el que derribó al avión de la compañía PanAm sobre la localidad escocesa de Lockerbie (1988, 270 muertos), los atentados contra los aeropuertos de Viena y Roma (1985) y una discoteca berlinesa. El ex presidente norteamericano Ronald Reagan ordenó una serie de bombardeos contra Libia que dejaron decenas de muertos –entre éstos, una hija adoptiva del coronel–, pero no terminaron con su reinado. Las sanciones internacionales que siguieron ahogaron al régimen hasta que en 2003 el sorpresivo coronel hizo las paces con el mundo: asumió la responsabilidad del atentado de Lockerbie, luego la del acto terrorista contra un avión francés de la empresa UTA (1989, 170 muertos). Khadafi aceptó indemnizar a las familias de las víctimas e incluso renunció públicamente a las armas de destrucción masiva.
Las grandes democracias de Occidente le perdonaron todo. Khadafi se convirtió en un aliado de la lucha contra el islamismo radical y el mundo reintegró a Libia en el seno de la comunidad internacional. Con ello, las empresas petroleras norteamericanas y europeas volvieron a operar en el país. La misma lógica que Túnez y Egipto. Poco importa cuántos presos políticos, cuántos exiliados o cuántos asesinados haya; poco importa si hay libertad de expresión y si los derechos humanos son respetados; sólo cuentan el petróleo y el gas. Khadafi fue recibido con honores por casi todos los dirigentes del Viejo Continente, siempre tan ávido a la hora de repartir consejos y dar lecciones de civilización, y tan olvidadizo cuando se trata de hacer negocios.
Libia es el cuarto productor de petróleo de Africa y exporta la mayoría de su oro negro hacia Europa, en particular Italia, Alemania, España y Francia. El ridículo, en materia de tiranos, no tiene fronteras: en 2009, Khadafi habló ante la Asamblea General de las Naciones Unidas de... paz y seguridad. Molly Tarhuni, un experto en Libia miembro del grupo británico de reflexión Chatham House, comentó a la prensa que “los gobiernos extranjeros tienen muy poca influencia sobre Khadafi. Occidente se tragó la ilusión de la reforma”. Luis Martínez, integrante del Centro de Investigación y de Estudios Internacionales (CERI), explicó al vespertino Le Monde que “será difícil para la comunidad internacional obligar al régimen a moderar la represión. Trípoli practica una temible diplomacia petrolera. Si un gobierno se mete en los asuntos políticos interiores, se verá excluido de los mercados petroleros”.
Los visionarios de las capitales occidentales no vieron venir la ola democrática. El color negro del petróleo les tapó los ojos. El coronel tampoco supo sentir el corazón de su pueblo. Tarde o temprano se lo tragará la historia, es decir, el implacable movimiento de las masas. El socialismo libio terminará en la fosa común de los despotismos, mientras Occidente hará su tardío y ritual mea culpa sobre un abismo de cadáveres.
efebbro@pagina12.com.ar
La democracia simplemente no existe: los partidos políticos están proscriptos por ley (la Nº 71). Khadafi inventó un modelo casi único en el mundo cuyo eje son los Comités Revolucionarios que se encargan de todo. La disciplina se articula en torno de su programa, el famoso Libro verde que el coronel publicó en 1975. Libia, que es el país más rico de Africa, vive bajo el régimen de la Jamahiriya, el “Estado de las Masas” o la “Era de las Masas”. Sangrienta paradoja la que ofrece un dirigente que usa la aviación para bombardear a ese mismo “Estado de las Masas” que el socialismo khadafista se propuso gobernar.
Acusado de apoyar todas las formas posibles de terrorismo –desde la ETA, pasando por el IRA irlandés, los extremistas palestinos de Abu Nidal, la extrema derecha italiana y los movimientos insurreccionales de América latina–, Khadafi fue vinculado con varios atentados: el que derribó al avión de la compañía PanAm sobre la localidad escocesa de Lockerbie (1988, 270 muertos), los atentados contra los aeropuertos de Viena y Roma (1985) y una discoteca berlinesa. El ex presidente norteamericano Ronald Reagan ordenó una serie de bombardeos contra Libia que dejaron decenas de muertos –entre éstos, una hija adoptiva del coronel–, pero no terminaron con su reinado. Las sanciones internacionales que siguieron ahogaron al régimen hasta que en 2003 el sorpresivo coronel hizo las paces con el mundo: asumió la responsabilidad del atentado de Lockerbie, luego la del acto terrorista contra un avión francés de la empresa UTA (1989, 170 muertos). Khadafi aceptó indemnizar a las familias de las víctimas e incluso renunció públicamente a las armas de destrucción masiva.
Las grandes democracias de Occidente le perdonaron todo. Khadafi se convirtió en un aliado de la lucha contra el islamismo radical y el mundo reintegró a Libia en el seno de la comunidad internacional. Con ello, las empresas petroleras norteamericanas y europeas volvieron a operar en el país. La misma lógica que Túnez y Egipto. Poco importa cuántos presos políticos, cuántos exiliados o cuántos asesinados haya; poco importa si hay libertad de expresión y si los derechos humanos son respetados; sólo cuentan el petróleo y el gas. Khadafi fue recibido con honores por casi todos los dirigentes del Viejo Continente, siempre tan ávido a la hora de repartir consejos y dar lecciones de civilización, y tan olvidadizo cuando se trata de hacer negocios.
Libia es el cuarto productor de petróleo de Africa y exporta la mayoría de su oro negro hacia Europa, en particular Italia, Alemania, España y Francia. El ridículo, en materia de tiranos, no tiene fronteras: en 2009, Khadafi habló ante la Asamblea General de las Naciones Unidas de... paz y seguridad. Molly Tarhuni, un experto en Libia miembro del grupo británico de reflexión Chatham House, comentó a la prensa que “los gobiernos extranjeros tienen muy poca influencia sobre Khadafi. Occidente se tragó la ilusión de la reforma”. Luis Martínez, integrante del Centro de Investigación y de Estudios Internacionales (CERI), explicó al vespertino Le Monde que “será difícil para la comunidad internacional obligar al régimen a moderar la represión. Trípoli practica una temible diplomacia petrolera. Si un gobierno se mete en los asuntos políticos interiores, se verá excluido de los mercados petroleros”.
Los visionarios de las capitales occidentales no vieron venir la ola democrática. El color negro del petróleo les tapó los ojos. El coronel tampoco supo sentir el corazón de su pueblo. Tarde o temprano se lo tragará la historia, es decir, el implacable movimiento de las masas. El socialismo libio terminará en la fosa común de los despotismos, mientras Occidente hará su tardío y ritual mea culpa sobre un abismo de cadáveres.
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