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segunda-feira, 4 de junho de 2018

TENDÊNCIA DE AUMENTO DO CONSUMO MUNDIAL DE VASELINA



Após três dias de negociações frustradas, os seis membros do G7, com exceção dos EUA, assinaram um documento enfático contra a posição americana de iniciar uma guerra tarifária. Desde a meia-noite do dia 1º, estão valendo também para os principais países aliados as novas tarifas sobre aço (25%) e alumínio (10%). O objetivo em teoria é combater o avanço chinês, mas acaba por isolar Reino Unido, Alemanha, França, Itália, Japão e Canadá, que seriam os principais aliados potenciais nesta disputa. E toca a União Europeia num momento delicado, pós-Brexit, e enquanto Itália e Espanha vivem uma crise anti-União interna. (Washington Post)

terça-feira, 17 de julho de 2012

A ESPANHA AFUNDA

Fonte da imagem AQUI.

Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona, para Página/12

UNO A seis meses del esperpéntico naufragio del Costa Concordia (el colosal crucero todavía está ahí, escorado, junto a la isla de Giglio, como escenografía perfecta para película post-apocalíptica) y en medio de una tormenta (solar) perfecta, el jefe de Gobierno español Mariano Rajoy, quien se creía insumergible y titánico, chocó contra el iceberg de su descontento. Y –tocado y hundido– se fue hasta el fondo. Un fondo donde no aguarda un tesoro sino, apenas, el Fondo Monetario Internacional y sus coleguitas piratas, siempre listos para salir a la caza de los restos y despojos que suben a la superficie. Rodríguez –como millones de españoles atrapados en las cubiertas inferiores, hambrientos de pan y con abstinencia de circo, flotando entre la Eurocopa que fue y las Olimpíadas que serán– lo vio por televisión. 11 de junio. Miércoles; a pesar de que Rajoy ya advirtió de que los viernes serían, de aquí y hasta el fin del mundo, el día elegido para que él descienda del Monte Bruselas con las Tablas de las Nuevas Leyes y nosotros corramos a hacer los espinosos mandados que ordenan las llamas de este incendio. Pero, claro, este viernes caía 13, así que lo mejor era no arrojar más carbón a las calderas del cada vez más oscuro humor negro. Y la hoja de ruta y el curso de navegación ya venía complicado. La borrasca estalló el mismo lunes, cuando se formalizó con datos el pedido de ayuda, rescate, intervención suave, tutela, S.O.S. o lo que sea. El ministro de Economía, por supuesto, insistió con eso de que nadie había impuesto una condición (y no mentía, porque impusieron treinta y dos condiciones) y no al abordaje sino a ser abordados. Y todo empezaba a hacer agua. Las encuestas –como mensajes en botellas– decían que dos de cada tres españoles creen que nada de lo que se está haciendo desde Moncloa servirá para algo. Es decir: dos terceras partes de la población no cree. En nada. Y –destierro a la vista– cada vez se ve más gente en la calle, hablando sola, sin el móvil en la mano y como inmóviles, aislados bajo una solitaria palmera, sin bronceador que los proteja de los rayos ni pararrayos que los salve de los relámpagos.

DOS El miércoles, Rajoy leyó la cartilla en el Congreso. Y era una cartilla larga. Parecía, más bien, un acta de defunción política. O un parte del naufragio de sus recetas. Porque allí, delante de todos, Rajoy se iba a pique mientras, mareado, contemplaba el ascenso inexorable de la marea de una reforma deformante barriendo el castillo de arena de su programa de gobierno. De aquí en más, Rajoy es un capitán sin puerto relevado de sus funciones por un almirantazgo en tierra apenas más firme que la suya. “No podemos elegir. No tenemos esa libertad”, finalmente advirtió –degradado y aferrado al poco obediente puente de mando del hemiciclo de miércoles– el hasta entonces supuesto Gran Presionador Rajoy. Y allí, en vivo y en directo, Rajoy ponía en funcionamiento los motores del mayor recorte en toda la historia de la democracia (atrás quedó el récord del Capitán Zapatero aquel 12 de mayo del 2011) y enumeraba, una a una, restas de haberes y aumentos de deberes como si disparara cañones contra sí mismo. La bancada del PSOE y de la izquierda (que, como se sabe, no es lo mismo) lanzaba un “uuuy” con cada medida enunciada y la del PP aplaudía a su héroe (en señal de admiración por su valentía y compromiso, explicaron), mientras una de sus diputadas lanzaba un “¡Que se jodan!” (la cosa era con los socialistas y no con los desempleados, aclaró luego). Y todo era tan lamentable y tan triste que difícilmente James Cameron pagaría uno de sus batiscafos de luxe para contemplarlo. Pero Rodríguez sí lo vio y ya no podrá olvidarlo. La confirmación absoluta de que al mal tiempo planetario hay que sumarle, además, las malas caras una de las peores tripulaciones de oficiales que se recuerde. Ganas de atarse al mástil para que las sirenas te perforen los párpados. Cualquier cosa mejor que oír a esas autocomplacientes gaviotas graznando, a esos albatros de pésimo agüero que no hicieron nada en su momento, a ese Rajoy –con aire de Haddock sin Tintín– diciendo lindezas muy suyas del tipo “Yo soy el primero en estar haciendo lo que no me gusta” y “Las medidas que he tomado no son agradables cada una en particular y menos lo son todas juntas”.

Rodríguez compró el diario del jueves –un huracán tropical de gráficos, infografías, testimonios y diferentes tonalidades de rojo– para ver si así entendía algo. Y entendió todo.

Ahogados, fue el inapelable titular de El Periódico del viernes.

Y Rodríguez, con el agua al cuello, agitó los brazos y gritó “¡Wilson!”

TRES Para el viernes 13 todo estaba firmado y listo para trámite; el rey advirtió a los políticos de “que no se quede nadie fuera de la recuperación cuando ésta llegue”; el gobierno no dio cifras exactas (pero sí las publicó, en inglés, en una página para inversionistas de su site); la del “¡Que se jodan!” pidió una de esas disculpas que nunca parecen pedir perdón, y en las calles de España, los jodidos, los recortados y parados, los marineros con nudos en la garganta, encallados pero a los gritos, se amotinaban. Y eran reprimidos. Va a ser, sí, un largo y ardiente verano. Y en septiembre se activará la suba del IVA. Y lo poco que iba ya no volverá a ir, parece. La ministra de Empleo y Seguridad Social dijo que “saldremos adelante con dignidad y entereza, con determinación y sensibilidad”. Rodríguez no comprendió lo de “dignidad” y “sensibilidad” (ni González ni Aznar, con bonitos sueldos en la empresa privada, han tenido el gesto de renunciar a sus pagas como ex presidentes; no se ha tocado la “limosna” estatal a la Iglesia y las rebajas a la Casa Real han sido de risa); pero son tantas las cosas que Rodríguez ya no comprende. A Rodríguez sólo le queda comprender los chistes. Y reírse para no llorar –o reírse hasta las lágrimas– con esa foto retocada que muestra a Rajoy y a los suyos con salvavidas al cuello o con eso de “Si esto fuese un naufragio, es como si se salvara a las rocas en lugar de a los pasajeros”. Las rocas son los bancos. Y Rodríguez se sienta en una roca de la playa de la Barceloneta a leer su libro para las vacaciones en casa. Manual de supervivencia y de autoayuda. La nueva edición en español del Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Allí, Rodríguez se enteró de que a la versión de Julio Cortázar –que leyó en su adolescencia, cuando España era pura promesa y las portadas de Alianza eran tan buenas y bonitas– le faltaba el 30 por ciento del original. Ahora, este viernes 13, Rodríguez alcanza ese momento tremendo cuando Robinson, tras veinte años de soledad absoluta, descubre la pisada de Viernes en la orilla, y corre a esconderse en su bungalow, reconociendo que “nunca una liebre buscó cobijo ni se metió bajo tierra un zorro con tanto terror en su mente como yo en aquel refugio”.

Pues eso.

Y ahí al lado –donde termina una playa demasiado parecida a esa postal baldía que acaba de llegarnos de Marte– el acalambrante mar es siempre caldo de tiburones que parece que sonríen, pero que en realidad no hacen otra cosa que enseñar los dientes.

domingo, 17 de junho de 2012

Mendigos alemanes se disfrazan de españoles para dar más pena


La crisis de imagen que afecta a España en estos momentos empieza a aprovecharse en el extranjero. Los mendigos alemanes, pocos y mal avenidos, intentan ganar terreno haciéndose pasar por españoles. “Enseñan el pelo del pecho, lucen castañuelas y gritan cosas como ‘Ándele señor profunda la pena’. No dominan nuestro folclore ni el idioma pero intentan imitarnos de forma intuitiva y con óptimos resultados”, reconoce el sociólogo Ernesto Almagro.

La población alemana ha incorporado la idea de que España y Grecia son países sumidos en la miseria y no dudan en aportar su grano de arena para el rescate. “Podría ofendernos pero hay que ver el lado bueno: si viajamos a Alemania para enseñar español a los pobres, podemos negociar una comisión por limosna y levantar un gran negocio que nos beneficie a todos”, argumenta Almagro.

Cualquiera que viaje a Alemania y vea a uno de esos mendigos por la calle se dará cuenta enseguida de que no son españoles de verdad: “Dicen llamarse Magnesio o Naranjito porque oyen campanas. Y los que aciertan llamándose Manolo luego se equivocan con lo del sombrero mejicano. Por eso un español puede detectarlos fácilmente y ofrecerles sus servicios para mejorar la imitación. Aunque a los alemanes les basten de momento el pelo en el pecho y la cera en los oídos, a la larga marcarán la diferencia los mendigos que imiten mejor”, explica Asunción Caño, experta en el tema pobre.
Una excelente noticia para los emigrantes españoles

El Gobierno de España considera que este fenómeno “es una muy buena noticia para los españoles que residen en el país germano. Saben que tienen una vía de negocio a explorar y en la que están mejor dotados que los alemanes”. La oposición acusa al Ejecutivo de Rajoy de “negar que todo esto es una vergüenza” y habla de los numerosos vídeos que ya circulan en Internet “sobre pordioseros diciendo cosas como ‘Ay un poquito de melendi señores guardiola para mi salamanco carrillo caballou pequeñito sabrosón’ y minando aún más la imagen que se tiene de nosotros internacionalmente”.

Fonte: EMT

Nota do blog: não localizada a fonte original da imagem utilizada nesta postagem.

terça-feira, 17 de abril de 2012

O "REI" DA ESPANHA E OS ELEFANTES

Rei da Espanha e seu elefante morto.


Após cair, fraturar o quadril e precisar ser operado, o rei espanhol Juan Carlos I agora se tornou alvo da ira de ambientalistas espanhóis, que ficaram revoltados ao saber que ele sofreu o acidente quando participava de uma caça a elefantes em Botsuana. Apesar da prática ser legalizada no país, Juan Carlos é presidente de honra da World Wide Found (WWF, uma organização que luta pela preservação da natureza) na Espanha.

Além do controverso hobby, o rei recebe críticas na Espanha por ter viajado para uma viagem excêntrica no meio de uma forte crise econômica que atinge o país.

Uma página feita para recolher assinaturas e pedir sua saída do cargo simbólico já está no ar. Segundo o texto, a prática da caça é "incompatível" com o trabalho e a missão da WWF. A página mostra ainda uma foto do rei ao lado de um elefante morto, com uma arma na mão, no que se supõe ter sido um animal abatido por ele.

Juan Carlos I é presidente de hona da WWF Espanha desde que a ONG foi criada em 1968, ainda sob o nome de Associação de Defesa da Natureza, sete anos após a criação da organização internacional.

A ONG atua em diversas frentes pela proteção e defesa do meio ambiente, inclusive em programas pelos elefantes da África e da Ásia.

"A WWF reitera seu compromisso com a preservação de elefantes, o que tem feito há 50 anos, lutando contra a caça ilegal, o tráfico ilegal de marfim e a destruição de habitats, não apenas em países como Botsuana onde a população de elefantes agora alcançou o número de 130 mil e onde a caça é regulada, como em outras nações da África e da Ásia onde as populações estão ameaçadas", afirmou a organização em um comunicado.

Fonte da imagem acima e acesso ao abaixo-assinado AQUI.

terça-feira, 22 de novembro de 2011

ESPANHA: OS INDIGNADOS NO DIVÃ

Fonte da Imagem AQUI.

Después de indignarse, mejor explicar

Por Martín Granovsky, para Página/12

Un sabor amargo invadió en 2002 y 2003 a muchos de quienes habían formado parte de las asambleas populares argentinas en medio de la crisis. Sintieron que el país no había cambiado como esperaban. Que el rechazo a buena parte de los dirigentes políticos no había fructificado en un sistema político distinto. Que no todos se habían ido. Algunos inclusive se asombraron de otra cosa: si la salida de Fernando de la Rúa había sido parte de una situación prerrevolucionaria, no fue la revolución lo que vino después.

El mismo sabor amargo podrían sentir hoy los indignados españoles. Es verdad que Izquierda Unida quintuplicó su representación parlamentaria y que la izquierda nacionalista vasca consiguió nada menos que siete representantes nacionales. Es verdad que el Partido Socialista Obrero Español recibió un castigo histórico el domingo último. Pero el día en que se cumplían 36 años de la muerte de Francisco Franco, el conservadurismo con toques de catolicismo papal del Partido Popular fue la herramienta del castigo. Y una herramienta nítida en los números: tendrá 186 bancas de las Cortes contra 110 del PSOE.

El PP de Mariano Rajoy, previsiblemente, hará aún con mayor convicción, si fuera posible, la política de sujeción al gobierno alemán que comenzó el presidente socialista del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero al impulsar y conseguir que el déficit cero de las cuentas fiscales quedara como principio constitucional. No sólo la ley, como en los últimos tiempos del tándem De la Rúa-Domingo Cavallo en 2001.  También la Constitución. Un texto que, en España, está cargado de simbolismo. Fue una reforma constitucional la que consagró la nueva democracia tras la muerte de Franco. A más de 30 años, acaba de ser otra reforma constitucional la que sacralizó el derecho de los bancos alemanes de cobrarse su deuda, aun cuando la desocupación haya superado una media nacional del 20 por ciento y supere el 40 por ciento para los jóvenes.

Si el movimiento de Indignados españoles era, en rigor, una forma disimulada de que creciera la izquierda, ya logró su cometido con el aumento en escaños de Izquierda Unida. La representación de la izquierda vasca es un fenómeno de otra naturaleza: expresa la adaptación de los abertzales a la realidad y la sintonía con la mayoría del pueblo vasco y su rechazo a la violencia de ETA como forma de avanzar hacia mayores niveles de autonomía. En todo caso, si hubo una indignación contra ETA y un sentimiento de indignación con el Partido Nacionalista Vasco, una suerte de democracia cristiana de centroderecha, la izquierda nacionalista logró canalizar ambos enojos.

Si el movimiento de los Indignados quería preservar el Estado de bienestar en pleno desmonte, no consiguió su objetivo. El PP previsiblemente tratará de cumplir esa tarea aun con más decisión que el PSOE.
Si quiso lograr una mayoría contra la supeditación de la economía a la ganancia financiera, que alcanzó un inédito 7 por ciento, tasa alta en Europa, tampoco obtuvo su objetivo. El PP es también afín a los sectores de las finanzas concentradas.

Lo que ocurrió en España es de manual. El gobierno que venía practicando la flexibilización laboral y el ajuste fiscal fue castigado aunque fuera de origen socialdemócrata y el beneficiado fue el partido que no gobierna desde 2004, cuando José María Aznar fue castigado al mentir que la masacre de Atocha había sido cometida por la ETA y no por el fundamentalismo islámico.

El cambio en el sistema político vasco parece decir que los movimientos sociales sólo tienen efecto electoral cuando antes se encarnaron en la política y buscaron no sólo el cuestionamiento sino una transformación desde los poderes del Estado. Ocurrió lo mismo en la Argentina de hace 10 años. Las asambleas fueron un instrumento clave para evitar que en una situación de crisis y descomposición social el país no cayera en la tentación de soluciones autoritarias. Los que imaginaban una revolución dirán que es poco. Los que temían un retroceso a valores no democráticos pensarán, en cambio, que fue mucho. En las cacerolas no estaba sólo el reclamo contra el corralito. También el pedido de renovar la Corte Suprema con la mayoría automática lograda por Carlos Menem en una sola noche.

¿Volverán los indignados españoles a su fuerza de hace seis meses o languidecerán como en las desvaídas jornadas de reflexión del sábado último, antes de las elecciones?

Y, sobre todo, ¿lograrán hacerse escuchar? Dicho de otro lado: ¿qué está dispuesto a oír la mayoría de los españoles y cómo desafiar no sólo al PP o al PSOE sino también cierto sentido común?

El triunfo del PP no significa sólo la derrota del PSOE por ser el partido de gobierno en medio de la peor crisis de la democracia española. También el ascenso de un partido menos comprometido con el laicismo, más sensible a las campañas de restricción de conquistas civiles como la campaña que pide la penalización del aborto y más cercano al sector financiero.

El ejemplo griego está a mano. Cayó la socialdemocracia y el nuevo gobierno de unidad nacional incluye no sólo a dirigentes del derechista Nueva Democracia y el socialista Pasok. Forman parte del flamante gabinete cuatro miembros de Laos, sigla del partido antisemita y de extrema derecha que busca instalar a los inmigrantes como chivo expiatorio.

El desafío de los indignados españoles, como el de cualquier forma de protesta contestataria, es el de reubicarse si quieren ser útiles y productivos. Quizás pueda decirse que los movimientos sociales perduran o consiguen sus objetivos –porque a veces lo segundo implica una instancia superadora que termina con lo primero– si son más didácticos que catárticos. Y si son más temáticos que simples portadores de una frustración general. Otro ejemplo argentino fue el Frente Nacional contra la Pobreza que recogió millones de firmas en 2001. Una de sus propuestas era la cobertura social universal. El tema pasó a formar parte de un nuevo denominador común, lo mismo que hoy sucede con la revisión penal de las violaciones a los derechos humanos. Los gobiernos de Néstor y de Cristina Kirchner interpretaron aquellas demandas y las convirtieron en políticas. Es un círculo virtuoso: sin decisión desde el Estado no hay políticas y sin instalación social es difícil la decisión desde el Estado.

Quizá sea el momento de diferenciar entre movimientos-mosquito, encargados de aguijonear a los ciudadanos, y movimientos destinados no sólo a señalar defectos sino a marcar rumbos y formas de alcanzar una meta.

No hay unos mejores que otros. Cada uno cumple su rol. Pero parece claro que, si el desafío es superar la fugacidad, no alcanza con descargar la bronca. La bronca puede ser hasta una herramienta más de construcción política, pero nunca reemplaza a la construcción misma.

O QUE ESTÁ ACONTECENDO NA ESPANHA?

Esta imagem saiu DAQUI.

Reino de España: pasmo, marasmo y fin de época

Jamás se había asistido en el Reino de España a una campaña electoral tan larga y premiosa, y de resultados tan cantados. Nunca se había mostrado el grueso de la ―clase política‖ tan alejada de las realidades políticas más perentorias, ni tan de espaldas a las preocupaciones sociales y económicas más vivamente percibidas y más acuciantemente sufridas por la población.

Todas las encuestas coincidían: en lo que, por lo pronto, competían los dos contendientes principales era por encabezar el grado de recelo de los ciudadanos. La desconfianza manifestada por los españoles en Rajoy –al que descontaban como ganador— era incluso mayor que el rechazo experimentado hacia el que todos esos sondeos presumían como rotundo perdedor, Rubalcaba. En ambos casos se movía… ¡en torno al 70%! Un verdadero curiosum politológico, prácticamente insólito en la historia electoral comparada.

Leia a íntegra deste artigo AQUI.

sexta-feira, 18 de novembro de 2011

Todo o poder aos bancos!

Banqueiros

A última moda nos governos europeus, tendência que alguns tanto trabalham para implantar, é a tecnocracia: o governo dos ‘especialistas’. Economistas, claro, de comprovada ortodoxia. Frente a políticos vacilantes e indecisos, à mercê da opinião pública, nada como a firmeza que nos garantem os ‘especialistas’, graduados e pós-graduados nas melhores escolas de administração de empresas e negócios.

Até agora, trabalharam muito para implantar a nova moda na Grécia e na Itália. Na Grécia, pressionaram até o último momento para pôr no poder o equivalente grego do nosso espanhol Miguel Ángel Fernández Ordóñez(1): o economista Lucas Papademos, ex-presidente do Banco Central Grego, e ex-conselheiro do Banco Central Europeu. Ainda não resolveram, talvez porque tenha parecido descaramento demais pôr lá um banqueiro, com as ruas em ebulição. Mas estão tentando; e o nome ali ficou, para assustar.(2)

Na Itália, enquanto Berlusconi agonizava, embaralhavam-se as escolhas, entre as quais, lá está a tecnocracia, representada por Mario Monti, ex-comissário europeu, formado, como Papademos, nos EUA, e diretor europeu da Comissão Trilateral, da qual o grego também participa. Monti seria de fato um preposto, a mando de Mario Draghi, presidente do Banco Central Europeu, ex-presidente do Banco da Itália e ex-vice-presidente do grupo Goldman Sachs (influente banco de investimentos, do qual Monti também é assessor).

Na Espanha, onde as modas sempre chegam com atraso, ninguém precisa de executivo tecnocrático. Mas, se precisarem, proponho nosso Fernández Ordóñez.

Pouco a pouco, o círculo vai-se fechando, e, com banqueiros e economistas tecnocráticos a redigir leis e decretos, logo conseguiremos que os mesmos que nos meteram na crise em que estamos fiquem também encarregados de nos governar.

Sim, já sei que, na prática, sempre são eles que dividem o bacalhau, mas até agora ainda se via alguma diferença: uma coisa é ter o poder; outra coisa é governar; e aceitávamos que os políticos governassem, e os banqueiros tivessem todo o poder. Pois que façam todo o serviço! Que tenham todo o poder e que governem! Ficaria meio vergonhoso, mas… Eu, francamente, já não duvido de nada.

Isaac Rossa é escritor e colunista do diário Público, em Madri.

(1) Presidente do Banco de España. ‘Socialista’, claro… (Nota de Tlaxcala, Rede Internacional de Tradutores).

(2) Artigo escrito horas antes do anúncio de Papademos, como primeiro-ministro da Grécia (Nota de Tlaxcala, Rede Internacional de Tradutores).

CdB

segunda-feira, 26 de setembro de 2011

Una breve fábula de la eurozona


Un banco, una pandilla de ministros y unos tratados sin valor.

Mike Whitney · · · · ·  

Pongamos que usted deseara construir un país nuevo, pero que ignorara todo acerca de las instituciones civiles, la burocracia o la historia. Lo que debería preocuparle sería tan solo crear un entorno que fuera bueno para los negocios, en donde el rigor presupuestario y los acuerdos comerciales fueran la ley de esta tierra.

Así que usted se gasta un montón de dinero en bombo publicitario de su Estado Idílico dirigido a políticos y al público en general, publicidad que proclama que su nueva creación será la vía rápida para la paz y la prosperidad. Para sorpresa de todos, tanto llegan a amar la idea que pasan por alto el fallo estructural que está en el corazón de este diseño, es a saber, que la confederación libre de estados carece de un gobierno central. La única cosa que mantiene a los países unidos es una moneda compartida además de restricciones presupuestarias. Eso es. Pero los peces gordos de las empresas y los magnates de la banca se encogen de hombros y no hacen caso del problema porque, bien, los gobiernos en realidad no hacen nada de todos modos, ¿no es cierto? Solamente entorpecen los grandes negocios.

Esa es la razón por la cual usted ideó un modelo totalmente diferente, un modelo que puso al Banco Central en el centro del universo, rodeado de un reguero de eurócratas (ministros de finanzas) que realizan sus dictados y cantan sus alabanzas.

Entonces, un día, un fuego surge en el perímetro y usted empieza a asustarse. Usted corre en círculos agitando las manos y rogando ayuda. Pero los otros líderes retroceden ante sus demandas porque están atados a sus distritos electorales y corren el riesgo de perder las elecciones si acceden a apagar el fuego que no empezaron. Después de todo, fueron estos “griegos haraganes” los que empezaron el incendio. ¡Que paguen por ello!

Así que ahora tenemos un serio problema. Eurotopia está siendo reducida a escombros y nadie puede ponerse de acuerdo en alguna solución. En todo momento usted sigue planteándose que “si pudiera conseguir que los ministros de finanzas apoyaran un fondo de emergencia mayor para que yo pudiera vaciarlo todo, apagaría el fuego pronto y volvería a ganar dinero.” Nunca se le pasa por el magín que su Estado-Frankenstein corporativo no dispone de precedentes históricos y está construido sobre una base de simple arena. Usted nunca piensa “quizás necesitamos un ejecutivo, un congresista, un juez, un mercado de bonos y funcionarios públicos para ejecutar nuestros planes.”

¡Quiá! No puede ser, porque el gobierno es malo. Los bancos son buenos, los gobiernos son malos, ¿no?

Y cuando usted saborea este bocado de sabiduría, su Eldoradoeurolandia se reduce a cenizas.
Los 17 miembros de la eurozona están inmersos en una espiral irreversible. Los bancos acumulan capital, la financiación del dólar se hace más apretada, los CDS campan cada vez más por las suyas, el programa de préstamo de emergencia del Banco Central europeo se dispara, y los medidores de stress del mercado hacen saltar todas las alarmas. Se trata de todos los síntomas de un gran cataclismo crediticio.

Ahora estos problemas se podría solucionar si hubiera un gobierno trabajando para extinguir el incendio. Pero no está. En su lugar hay un banco, una camarilla de ministros de finanzas y unos tratados sin valor alguno. Y ésta es la razón por la cual la eurozona está condenada al fracaso.

Y la moraleja es… que el gobierno importa.

Mike Whitney es un analista político independiente que vive en el estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch.

Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós

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segunda-feira, 27 de junho de 2011

El Movimiento del 15 M, después del 19 de junio


Antoni Domènech · G. Buster · Daniel Raventós · · · 

El éxito de participación en las manifestaciones convocadas el pasado 19 de junio en todas las ciudades del Reino de España confirma que el Movimiento 15 M está aquí para quedarse como elemento fundamental de la nueva dinámica política y social que se ha instalado en nuestro país. [1]


Fue multitudinaria, arrancando varias columnas de la periferia obrera, la de Madrid. Sorprendió muy gratamente la masividad y la alegre combatividad de la de Valencia. Pero resultó especialmente significativa la de Barcelona. No sólo porque fue la de mayor participación popular –más de un cuarto de millón, según los organizadores, unas 75.000 personas, según la guardia urbana, más de 100.000, según el poco sospechoso diario El País—, sino sobre todo porque constituyó una contundente respuesta ciudadana a los peligrosos intentos de criminalización del Movimiento 15 M por parte del establishment mediático y político.  Como es harto sabido, esos intentos encontraron terreno abonado a raíz de los episodios violentos registrados ante el Parlament de Cataluña el pasado 15 de junio, cuando una gestión, como poco, incompetente –y como más, artera—, del conseller de interior, Felip Puig, permitió que varios diputados autonómicos de a pie terminaran agredidos por grupitos de exaltados –acaso provocadores infiltrados—, mientras el president Mas y varios consellers hacían aparatosa y fotogénica entrada en helicópteros y furgones policiales en un Parc de la Ciutadella policialmente tomado. 

El 27 de mayo la policía autonómica había agredido, tan brutal como innecesariamente, a los acampados en la Plaça de Catalunya de Barcelona, en una actuación que todo el mundo pudo ver en distintas filmaciones. El apoyo ciudadano a los acampados apaleados fue tan grande, que en pocas horas la figura de Felip Puig quedó totalmente desacreditada. El prepotente conseller de Interior buscó el 15 de junio el desquite. Pero a despecho de la mezquina mediocridad pisicológica del personaje, se puede conjeturar que no era nada personal. Eran negocios: las derechas catalanistas, como las españolistas, han entendido cabalmente que el principal obstáculo que se atraviesa en su empeño de desmantelar los restos del Estado Social y Democrático de Derecho con suicidas políticas económicas procíclicas de austeridad fiscal neoliberal e injustas políticas públicas de segregación social en sanidad y educación es precisamente el desarrollo del Movimiento 15 M. El propio señor Puig declaraba provocadoramente en el diario monárquico madrileño ABC que, si los Mossos no bastaban, no tendría inconveniente en recurrir a la Guardia Civil para la represión de los indignados (ABC, 20 junio 2011) [2], uniéndose al coro mediático y político de la extrema derecha madrileña que venía exigiendo desde hace semanas acciones represivas enérgicas contra los acampados en Puerta del Sol, y en general, contra los indignados madrileños. Que el antiguo dirigente de ERC ahora convertido en hombre de orden, Josep Lluís Carod Rovira, criticara qua catalanista a los indignados de Plaça Catalunya por hablar demasiado en castellano y se avilantara a recomendar su transterramiento a "Espanya" –"que se vayan a mear a su país"—, [3] que ABC fingiera escandalizarse –muy levemente— con el extremismo de Carod, [4] no quita validez a la afirmación. Al contrario: lo cierto es que las derechas patrias parecen haber entendido muy bien el viejo y probado principio de la buena táctica militar que tanto les sigue costando entender, y no digamos aplicar, a las izquierdas: "marchar por separado, golpear unidos". 

Los tambores de criminalización del movimiento del 15-M ya se escucharon el mismo15 de junio en el interior del Parlament. El presidente, Artur Mas, dijo: "Hoy se han traspasado las líneas rojas, una cosa es la discrepancia, legítima, ciudadana, periodística o política, pero nunca con violencia o coacciones." Al día siguiente, se subía de intensidad, y las agresiones fueron calificadas de "circunstancia excepcional". Y aún más: "Del pacifismo que se anunció, se pasó a la violencia, a la intimidación y a la coacción. Y en este sentido es evidente que el dispositivo policial, seguramente, estaba previsto en unas circunstancias de mayor tranquilidad y se tuvo que enfrentar a una kale borroka organizada por una gente de extrema violencia". Y para no quedarse emocionalmente corto: "actuaron como auténticos cafres".  

El gobierno de la Generalitat no pudo empezar peor el pasado otoño: con una amplia y contundente reprobación profesional, social y ciudadana a los primeros pasos recortadores y privatizadores dados por su estridente conseller de Sanidad, ese genuino elefante en cacharrería que es Boi Ruiz, apagado luego del revolcón ciudadano. El govern dels millors no había quedado mejor parado el pasado 17 de mayo con la energuménica torpeza represora de Felip Puig, que no cometió Rubalcaba en Madrid, ni siquiera Camps en Valencia. Pero los sucesos del 15 de junio ante el Parlament parecían brindar a Mas la ocasión de dar el golpe de gracia al Movimiento 15 M. Con un triple objetivo:  hacer pasar más fácilmente sus planes de austeridad contra la población no estrictamente rica, marcar el camino a seguir por otros gobiernos y deshacerse de una protesta que amenaza con ser cada vez mayor, gozando de una enorme simpatía entre la población trabajadora, así como de un creciente respeto por parte de las distintas organizaciones políticas, sindicales y sociales nominalmente de izquierda.

Para decir toda la verdad, resultó un tanto penoso que buena parte de la izquierda política institucional, en cuyo programa y en cuyas actuaciones parlamentarias figuran muchos de los puntos programáticos popularizados por el 15 M, pareciera no entender la situación creada y el evidente propósito político que se escondía tras la jactancia represiva de Puig y Mas, y diera la impresión de ceder antes a la tentación de cerrar filas con el resto de la "clase política" indignada con los indignados a cuenta del "ataque al Parlament", que a escuchar las voces de la población, y a aprender de ellas. Que la "indignación con los indignados" no podía sino ser farisaica, habida cuenta de que el grueso de la clase política abdicó expressis verbis de la democracia y de la soberanía popular en favor de los mercados financieros internacionales en mayo de 2010, es cosa que por lo visto ha terminado por entender muy bien la población catalana. En uno de los espacios más groseramente manipulatorios de la televisión pública (TV3), el programa matutino dirigido por el redicho y banderizo periodista Josep Cuní, se improvisó una encuesta televisiva sobre los sucesos violentos del Parlament, con la capciosa pregunta: "¿Por quién se siente usted más representado: por los representantes parlamentarios o por el Movimiento 15 M?". Tras las primeras 6.000 respuestas, el resultado era abrumador: cerca del 80% se decían mejor representados por el Movimiento 15 M que por los parlamentarios. [5]
 
El movimiento del 15-M hizo un comunicado, tras una asamblea celebrada el mismo día 15 de junio, en el que su compromiso con la acción no violenta quedaba terminantemente reafirmado: "Queremos aclarar que la acción de bloqueo de esta mañana se enmarca en una estrategia de desobediencia civil pacífica y colectiva ante la aprobación de leyes injustas, un derecho legítimo y practicado por este país en varios episodios de su historia reciente, como por ejemplo la Transición. Esta desobediencia activa no violenta, pacífica pero determinada, es la expresión de los acuerdos a los que ha llegado el movimiento del 15-M a lo largo de las asambleas celebradas en Plaza Catalunya durante el último mes. Las acciones que no han seguido esta estrategia no representan al movimiento."

El séptimo círculo del Infierno lo reservó Dante a los violentos: un lugar espantoso y yermo, surcado por el Flegetonte, río infernal al que el poeta describe como: "el río de la sangre, en el que hirviendo / están los que a su prójimo han forzado". Sabio como ninguno, el Dante cuenta entre los violentos a los usureros y a los codiciosos, además de a los tiranos: "Ciega codicia y loca ira, que impeliendo / nos vais por medio de la vida escasa / y en la eterna tan mal nos vais sumiendo! [Infierno, XII, 47-51]

El pasado 19 de junio centenares de miles de ciudadanos salieron pacífica, festiva y combativamente a las calles de Barcelona, de Madrid, de Valencia y de todas nuestras ciudades, grandes y pequeñas, para convalidar esta afirmación, guardando un sentido, precisamente dantesco, de las proporciones: exhibieron pancartas y banderolas con leyendas muchas veces certeras, algunas profundas, y casi todas, rebosantes de ingenio y buen sentido popular contra la violencia con mayúscula, la de las actuales clases rectoras. Y mostraron a Europa y al mundo que la población trabajadora del Reino de España no va a aceptar tan fácilmente su sacrificio y el de la democracia y la soberanía popular ante el altar del euro y de la banca privada al que parecen querer llevarla unas elites políticas y mediáticas tan irresponsables e ignorantes como complacientes. 

Demostraron una humildad sorprendentemente madura para ser un movimiento incipiente y exitoso: lejos de cualquier euforia y de todo sectarismo, no se entienden sino como una parte de un gran proceso de contestación social en marcha, en el que todos deben confluir. Y con su madurez y su humildad, los indignados mostraron también un camino a las debilitadas izquierdas políticas y sindicales tradicionales en nuestro país. Auguremos lo mejor, y esperemos que, como en Grecia, sepan éstas estar a la altura y secundarlo.

NOTAS: [1] Véase, en SinPermiso: Antoni Domènech, "Mejor al revés: ¿cuál es la alternativa real al Movimiento del 15 de Mayo?" (http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4183). Gustavo Búster, "Reino de España: las consecuencias de la estrategia del 'mal menor'"  (http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4199). Daniel Raventós, "Bildu, el movimiento del 15 de Mayo y la renta básica" (http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4208).  [2] Entrevista a Puig en ABC: http://www.abc.es/20110618/espana/abci-entrevista-puig-201106180147.html[3] El artículo de Carod Rovira "Indignació espanyola", en Nació Digital, 16 de junio de 2011: http://www.naciodigital.cat/opinionacional/noticiaON/1964/indignacio/espanyola[4] Reacción de ABC al artículo de Carod: http://www.naciodigital.cat/opinionacional/noticiaON/1964/indignacio/espanyola . [5] Luego, las cifras fueran manipuladas, para que sólo el 46% se sintiera más representado por el Movimiento 15 M, pero si se ve la foto de la pantalla, la evidencia de la manipulación está ahí: el número de respuestau no había subido lo suficiente como para justificar el inopinado cambio en los resultados de la encuesta: http://www.facebook.com/photo.php?fbid=152702228136950&set=a.148558108551362.38402.148544968552676&type=1&theater

Antoni Domènech es el Editor general de SinPermiso. Gustavo Búster y Daniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso.
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sexta-feira, 17 de junho de 2011

A MÍDIA ESPANHOLA COPIA O PIG BRASILEIRO

Cerdo Iberico

 

Telemadrid utiliza imágenes de disturbios en Grecia para informar sobre los de Barcelona

 

Redacción (Barcelona).- La cadena de televisión pública Telemadrid ha utilizado imágenes de enfrentamientos violentos entre manifestantes y policía griegos para ilustrar la supuesta agresividad que habrían mostrado de los 'indignados' en las protestas frente a la sede del Parlament de Catalunya de este miércoles.

En el programa de información matutino de la cadena del pasado jueves, se informa de las agresiones de un grupo de manifestantes a diputados de la cámara catalana en contraposición al ideario publicado por el movimiento 15-M.

Para mostrar las contradicciones de los 'indignados' entre lo que hacen y lo que dicen ser, la cadena señala punto por punto sus 'leit motive' y hace hincapié en su autoconsideración como movimiento pacifista: "Somos pacifistas. No a la guerra", advierte el ideario. Sin embargo, el informativo lo coteja: "Pues vea algunas de las instanténeas que podemos ver, por ejemplo en el diario El Mundo", introduce la presentadora. Acto seguido aparecen imágenes de violencia callejera y peleas entre policías y civiles armados con palos.

"Como ven, muy pacifistas, muy pacifista...", señala la conductora del programa. Pero en las imágenes se advierte que los agentes no llevan el uniforme habitual de los Mosso d'Esquadra, que en sus escudos protectores aparecen letras en griego y que incluso algún alborotador porta banderas del país heleno, nada que ver con cualquiera de las estampas que en estos días se pueden ver en los medios de comunicación sobre los hechos de Barcelona.

La Vanguardia

quarta-feira, 1 de junho de 2011

En el origen de “la indignación”

Por Mario Goloboff *
Página/12

Así como en el origen del Mayo francés del ‘68 suelen entremezclarse las visiones de Arthur Rimbaud, los manifiestos del vasto y luminoso surrealismo o los textos del enorme teórico de la Escuela de Frankfurt Herbert Marcuse, en el novedoso Movimiento del 15M, “Por una democracia real ¡ya!”, este actual e imprevisto Mayo español de “la indignación” que estamos contemplando absortos asoman teorizaciones precedentes, ocultas o ignoradas, no por ello menos actuantes y acuciantes. En especial una, la de un verdadero grande del siglo XX que afortunadamente sigue viviendo, Stéphane Hessel. Su llamamiento Indignezvous! (¡Indignaos!) iba por el medio millón de ejemplares vendidos en Francia hacia las Navidades últimas y, difundido en la península a principios de este año, a poco de ser traducido al español, fue leído por multitud de jóvenes.

Pero ¿quién es el autor? Como suele ocurrir paradójicamente en estos casos, no se trata de un joven intelectual adelantado o enganchado a la revuelta, sino de un señor judío alemán que ha vivido y visto lo suyo, y que hoy, con sus apenas 93 años, parece saludable y piensa, para bien de todos, con originalidad y creatividad no exentas de bases reales, en nuestro riesgoso e improbable futuro.

Nacido en Berlín en 1917, de una madre pintora, Helen Grund, y de un padre escritor y traductor, Franz Hessel (colaborador, entre otras tareas, de Walter Benjamin en una traducción de la novela de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido), se establece su familia en París en 1924, lo que le permite frecuentar todavía muy joven el medio surrealista parisiense y en especial a Marcel Duchamp y al escultor norteamericano Alexandre Calder. Ingresa en la prestigiosa Ecole Normale Supérieure de la rue d’Ulm, pero sus estudios son interrumpidos por la guerra y en 1941 se incorpora a los servicios de informaciones y contraespionaje de La France Libre del general Charles de Gaulle, donde trabaja, en Londres y en el exterior, hasta que, desembarcado clandestinamente en Francia bajo el seudónimo de combate “Greco”, es detenido por la Gestapo en julio de 1944. Después de haber resistido a sus torturadores, y de haberlos confundido hablando un perfecto alemán natal, es enviado a Buchenwald. Trasladado, evadido, apresado, vuelto a evadirse, integrará tras la Liberación los primeros altos planteles en el Ministerio de Relaciones Exteriores, será enviado a las Naciones Unidas, nombrado secretario de la Comisión de derechos del hombre, y participará de modo eminente en la redacción, junto a René Cassin, Eleanor Roosevelt y el libanés Charles Habib Malik, entre otros, de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1948. Ubicado siempre a la izquierda de los gaullistas y del arco político francés, se pronunciará contra la guerra colonial de Argelia militando a favor de la independencia argelina y, hacia los noventa, con François Mitterrand en el Elíseo, pedirá su afiliación al Partido Socialista. Entre sus actividades políticas recientes figuran la visita, valiéndose del pasaporte diplomático, a la Franja de Gaza, y su testimonio de lo que allí, vergonzosa y dolorosamente, sucede bajo el cerco israelí.

Comienza el llamamiento de “la indignación” reconociendo que habla a los jóvenes desde la última etapa de su vida, ya que “el fin no está muy lejos”. Pero que tiene la suerte de poder recordar lo que ha servido de base a su compromiso político: los años de la Resistencia y el programa que ella elaboró, el del 15 de marzo de 1944, basado justamente en la indignación que producían en los jóvenes la Ocupación y el nazismo, y fundado en “un conjunto de principios y valores sobre los cuales debería reposar la democracia moderna”. Más que nunca, dice Hessel, hoy necesitamos de ellos para sentirnos orgullosos de una sociedad: “no de ésta de clandestinos, de expulsados, de sospechas sobre los inmigrantes, de ésta en la que no se respetan las jubilaciones, las garantías de la seguridad social, donde los medios de comunicación están en manos de los poderosos”. Otras de las reivindicaciones que el programa preconizaba era “el retorno a la Nación de los grandes medios de producción monopolizados, fruto del trabajo común, de las fuentes de energía, de las riquezas del subsuelo, de las compañías de seguros y de los grandes bancos”. El interés general, agrega, debía y debe estar por sobre el interés particular, la justa repartición de las riquezas generadas por el mundo del trabajo debe primar sobre el poder del dinero. “Una verdadera democracia tiene necesidad de prensa independiente y aquel programa lo decía claramente: ‘la libertad de prensa, su honor y su independencia frente al Estado, a las potencias del dinero y a las influencias extranjeras’. Este es el programa y éstas, las conquistas sociales de la Resistencia que la situación actual pone en tela de juicio.”

Por ello, “el motivo de la resistencia, hoy, es la indignación”. ¿Cómo puede faltarle dinero ahora al Estado para cumplir con sus obligaciones, se pregunta, si la producción de riquezas ha aumentado considerablemente desde la Liberación, cuando Europa estaba arruinada? Sólo, responde, porque el poder del dinero jamás ha sido tan grande, con sus propios servidores hasta en las más altas esferas del Estado. Jamás la distancia entre los más pobres y los más ricos ha sido tan importante. “El motivo de base de la Resistencia era la indignación. Nosotros, veteranos de los movimientos de la Resistencia, llamamos a las jóvenes generaciones a hacer vivir, a transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Nosotros les decimos: tomen el relevo, ¡indígnense!”

La actual dictadura internacional de los mercados financieros es la que amenaza la paz y la democracia, sostiene. Estas son la democracia y la libertad incontroladas del zorro en el gallinero. “Yo les sugiero a todos y a cada uno de ustedes tener un motivo de indignación. Eso es precioso. Cuando algo los indigna como he estado indignado yo por el nazismo, entonces uno deviene militante, fuerte y comprometido. Uno se agrega a esa corriente de la historia y la gran corriente de la historia prosigue gracias a cada uno.”

La indiferencia –va concluyendo el opúsculo– es la peor de las actitudes. Si alguien se comporta con indiferencia, “pierde uno de los componentes esenciales que conforman lo humano”. Identifica los dos grandes desafíos del presente: no se puede dejar crecer esta distancia entre ricos y pobres en el mundo; hay que salvaguardar los derechos del hombre y el estado del planeta. Dos desafíos, se entiende, con todo su contenido social, político, biológico y moral. Y llama a asumirlos (he aquí otra particularidad) por la vía no violenta. La violencia, según Hessel, aunque justificada en algunos casos excepcionales, “vuelve la espalda a la esperanza”. Para él, “hay que preferir la esperanza, la esperanza de la no violencia”. Recoge expresamente el mensaje de Mandela, de Martin Luther King, que “encuentra toda su pertinencia en un mundo que ha sobrepasado la confrontación de las ideologías y el totalitarismo conquistador”. Y recomienda solucionar los conflictos por una comprensión mutua y “una paciencia vigilante”. Fundadas en los derechos cuya violación, cualquiera sea el autor, “debe provocar nuestra indignación”. Preconiza, así, “una insurrección pacífica”; marca nítidamente contra qué y quiénes: “contra los medios de comunicación de masas que proponen como horizonte a nuestra juventud el consumo de masas, el desprecio por los más débiles y por la cultura, la amnesia general y la competencia a ultranza de todos contra todos”. Y termina subrayando: “Crear es resistir. Resistir es crear”.

No pienso, claro está, que éste sea el único aporte ideológico que recoge la protesta. Pero sin duda es una fuente preciada de inspiración, incluso en lo verbal. Tampoco parece raro que resurja hoy en España, no sólo por razones económicas y sociales. A la luz de su memoria histórica, que en los pueblos suele ser más poderosa y patente, aunque inconsciente, que en los individuos, reaparecen las raíces y las ideas libertarias que imperaron y fueron llevadas a la práctica allí como en ningún lugar del mundo durante la fascinante experiencia de la revolución española, antes de la derrota en la guerra civil. Derrota que, como se ve, es siempre relativa, sobre todo en el plano de las ideas y de lo moral o, como dicen los manifestantes, de “la dignidad humana”.

* Escritor, docente universitario.

terça-feira, 24 de maio de 2011

Mejor al revés: ¿cuál es la alternativa real al Movimiento del 15 de Mayo?


Antoni Domènech · · · · · 
Sin Permiso

Al cumplirse un año de la explícita y radical sumisión del gobierno socialista del señor Zapatero a los mercados financieros internacionales, y en plena campaña electoral para distintos comicios locales y autonómicos, el sonoro aldabonazo del movimiento del 15 de mayo ha eclipsado en un abrir y cerrar de ojos la aburrida y huera publicidad comercial que los partidos políticos españoles venían formulariamente presentando como genuina propaganda política.

Bastaron tres jornadas de masivas acampadas en Puerta del Sol, Plaça de Catalunya y otras plazas emblemáticas de las grandes y menos grandes ciudades españolas hermanadas en una formidable protesta, para barrer de un seco escobazo y sacar de la atención pública al energuménico hooliganismo futbolístico, a los vulgares lugares comunes de tertulianos de toda laya, al mediocre oportunismo rutinario de los columnistas de cámara, al cansino degoteo mediático de los habituales peritos académicos en legitimaciones varias o al involuntario humorismo de los histriones partidistas de turno, agitadores de las pasiones más feas: las insinceras.  Y por supuesto, a los máximos dirigentes de los dos partidos mayoritarios, Zapatero (PSOE) y Rajoy (PP), que baten todas las marcas posibles de impopularidad: cerca del 75% de la población española declara desconfiar de ellos.

La inopinada irrupción del movimiento del 15 de mayo se ha convertido en el centro indiscutible de la vida política española, colocando a nuestro pais en la portada de todos los grandes medios de comunicación internacionales y suscitando, según todas las encuestas formales e informales, un caudal irrepresable de simpatía entre las más amplias capas de la población.

Su radicalidad no ofrece duda: "Error del sistema. ¡Reiniciar!", "No somos antisistema; el sistema es antinosotros".

Su vocación política y democrática, tampoco: "¿Apolíticos? ¡Superpolítcos!", "¡Democracia real, ya!", "Basta de falacia; queremos democracia", "La democracia no está muerta", "Nosotros tenemos el poder, no los políticos", "Reforma de la antidemocrática ley electoral", "Tu voto vale mucho, no lo regales".

De su capacidad para identificar con precisión al adversario, queda cumplida y humorística constancia: "No son humoristas; son empresarios", "No hay pan para tanto chorizo", "Violencia son 600 euros al mes", "Que no nos engAAAñen, que nos digan la verdad", "Tu Botín, mi crisis", "Juntos y organizados, podemos contra los mercados", "Queremos un pisito, como el principito".

Y sobre todo y ante todo, ese profundo, certero y demoledor:  "¡No somos mercancía en manos de políticos y banqueros!".

Muchos analistas y comentaristas que buscaron denodadamente al comienzo ningunear con estudiada displicencia al movimiento, cuando no –como los recrecidos medios de comunicación de la extrema derecha neofranquista madrileña— difamarlo groseramente, se preguntan farisaicamente ahora por la "alternativa" que el 15-M ofrece a la desastrosa situación política, social y económica de la que ha nacido. Huelga decir que la pregunta es retórica: sirve sólo para sugerir que no la tiene.

Sin embargo, dado que –como es ya unánimente reconocido— sólo en las multitudinarias acampadas en las ciudades españolas hermanadas en la indignación insumisa se ha hablado y discutido de verdad de política; dado que sólo en ellas, mejores o peores, se han hecho verdaderas propuestas políticas, en vez de las hueras declamaciones, rutinariamente urdidas con técnicas de engañosa publicidad comercial, características de las vallas y de los mítines plebiscitarios para forofos y clientes de los partidos establecidos. Dado eso, el movimiento del 15 de mayo se ha ganado sobradamente el derecho a que la pregunta pertinente sea precisamente la inversa, y es a saber: ¿cuál es la alternativa al movimiento democrático del 15 de mayo?

Crisis económica y abdicación de la democracia: a qué responde el movimiento del 15-M

La crisis que hundió al capitalismo financiarizado mundial en 2008 se ha enquistado; lejos de debilitar a las elites económicas, sociales, políticas y espirituales propiciadoras del desastre, parece estar terminando en Europa por robustecerlas y aun situarlas en una posición de ofensiva.

Se ha consolidado una coalición de intereses espurios resueltos a poner jaque a la pervivencia de los restos del Estado Democrático y Social de Derecho en el espacio económicamente integrado más grande del mundo.

A veces irresponsable, si no taimadamente: como cuando se propone desmantelar ese Estado so pretexto de defenderlo o aun de garantizar su "futuro a largo plazo". Otras, abierta y expresamente: como cuando se declara que en un mundo "globalizado" y "ferozmente competitivo" ya no podemos permitirnos el "lujo de un Estado de Bienestar".

Los pretendidos visionarios que sostienen hoy eso desde todos los foros y altavoces que interesadamente les proporcionan en régimen de práctico monopolio los grandes medios de comunicación del sistema –privados y públicos— son exactamente los mismos que fueron incapaces de predecir y no digamos comprender y manejar la gran crisis que estalló ante su atónita mirada en el verano de 2008. Salvo en Islandia –y contra el criterio del grueso de su "clase política": verdes, liberales, conservadores y socialdemócratas—, no sólo nadie les ha exigido responsabilidades por sus yerros y por sus delitos, sino que siguen al mando. Y ahora pretenden aprovechar políticamente la ocasión que les brinda una catástrofe económica de la que ellos mismos son o cómplices o desencadenantes principales.

Sean cuales fueren sus limitaciones históricas y sus insuficiencias normativas, no puede dejar de verse la construcción del Estado Social y Democrático de Derecho en la Europa de la postguerra como uno de los logros capitales de las fuerzas democráticas que derrotaron política, social y militarmente a unos fascismos europeos que habían buscado la destrucción física del movimiento obrero organizado y la erradicación de los grandes valores republicanos, laicos y racionalistas de la Ilustración, paradigmáticamente encarnados en Europa por ese movimiento. 

Se puede recordar que el socialista y resistente francés Pierre Mendès France identificó en 1957 dos formas de posible abdicación de la democracia republicana antifascista de postguerra:

"La abdicación de una democracia puede tomar dos formas: o bien recurre a una dictadura interna, sometiendo todos los poderes a un hombre providencial, o bien delega sus poderes a una autoridad externa que, en nombre de la técnica, ejercerá en realidad el poder político, porque en nombre de una economía sana se llega muy fácilmente a dictar una política monetaria, presupuestaria, social y, finalmente, una política en el sentido más amplio de la palabra, nacional e internacional". [1]

Cuando tantos y tantos participantes en el movimiento del 15 de mayo dicen con inequívoca claridad: "nosotros no hemos votado a los mercados financieros a los que se someten los políticos", están precisamente refiriéndose a esa segunda forma de abdicación de la democracia, anticipada hace más de 50 años por el gran resistente antifascista. Que los indignados son perfectamente conscientes de eso, lo prueba, por ejemplo, este estupendo guiño de los acampados en Puerta del Sol al antifascismo histórico español: "Madrid será la tumba del neoliberalismo. ¡No pasarán!"

¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

Paralelamente a la construcción de una Unión Europea mal concebida políticamente, hemos asistido más o menos pasivamente en la Europa de las últimas tres décadas al progresivo desmoronamiento de la gran alianza política y cultural antifascista de postguerra y a la estupefaciente quiebra de unos consensos básicos que hasta anteayer parecían conquistas civilizatorias históricamente irreversibles. No por casualidad, ha tenido que ser un nonagenario resistente antifascista, Stéphane Heyssel, quien tocara a rebato en un librito que en pocas semanas se ha convertido en un superventas europeo: ¡Indignaos!

Hemos aistido a la cristalización de fuerzas económicas, políticas e intelectuales inconfundiblemente herederas de aquellas que sembraron el terror y buscaron por todos los medios acabar con la democracia republicana y con la soberanía de los pueblos en la Europa de la primera postguerra del sigo pasado: parasitarios rentistas inmobiliarios, despóticos "monarcas financieros" –como atinadamente  los llamó en su día Roosevelt—, megaempresarios ventajistas, mediocres políticos melifluamente sometidos al gran dinero, politizadísimos magnates de los medios de comunicación y manipulación de masas, jueces banderizos, académicos irresponsables ofrecidos al mejor postor e intelectuales convenientemete repartidos entre la enésima pataleta reaccionaria contra la supuesta decadencia moral de nuestra sociedad y de nuestros jóvenes y el narcisista coqueteo con el abismo. Como en la Europa de los años treinta.

A eso se añade en nuestro país la gazmoña involución de la jerarquía eclesiástica, así como el acelerado regreso, en cierta prensa abiertamente reaccionaria, no menos que en determinados sectores del poder judicial, de la más soez y desvergonzada deriva españolista conscientemente separadora de pueblos, naciones y nacionalidades históricamente hermanados, entre muchas otras cosas, por siglos de común resistencia a la opresión de un mediocre centralismo monárquico, apenas mitigado en su despótica arbitrariedad política por una inveterada ineficiencia burocrática. La transición política hacia un régimen de libertades públicas que siguió a la extinción del franquismo no logró cambiar eso en lo substancial: pues el único motivo inteligible por el que todavía hoy – más de 35 años después de muerto el dictador, 30 años después del 23F— no se permite a vascos, catalanes, gallegos, canarios o quienquiera ejercer el elemental derecho democrático de autodeterminación es que ese mismo derecho les ha sido radicalmente negado a sus hermanos del conjunto de los pueblos de España con la imposición incontestable y pretendidamente irreversible de una forma de Estado tan arcaica como la monárquica. 

También como en los años 30 del siglo pasado, crece día a día hoy en Europa el descrédito de la política y de los representantes políticos profesionales. Como entonces, la ciudadanía se percata con mayor o menor claridad de la cada vez más evidente impotencia de la política politizante establecida ante fuerzas económicas y sociales ciegas, que no anónimas –ahora las llaman "mercados"—, a las que el grueso de los políticos se han ido paulatinamente allanando como si de furias mitológicas inexorables se tratara. (Su símbolo animado, mira por dónde, ha sido esta misma semana Dominique Strauss Kahn, el maníaco sexual al volante de un Porsche, con pensión vitalicia del FMI.) Y eso, cuando no se someten a esas fuerzas de grado, o aun con notorio beneficio particular gracias a las fluidas puertas giratorias que se han ido abriendo en las últimas décadas "globalizadoras" y "desreguladoras" entre la política profesional y el exclusivo pequeño mundo de los grandes negocios privados: Berlusconi, claro, pero no sólo; en su medida, también Aznar, Felipe González, Pedro Solbes, Joschka Fischer, Gerhard Schröder, Tony Blair, Sarkozy...

El programa alternativo al movimiento del 15 de mayo, condensado en 10 puntos

El creciente divorcio entre la política institucional y las angustiosas realidades sociales de nuestro tiempo es innegable; las encuestas de opinión son unánimes al respecto: la gente se percata. Lo que explica en buena medida la inmensa simpatía espontáneamente despertada entre la población española y europea por el movimiento del 15 de mayo, la #spanishrevolution.

Felipe González, que de eso debe de saber mucho, ha dejado dicho que el parecido entre Puerta del Sol y la Plaza Tahrir es que en esta última luchaban porque no podían votar, mientras que en la primera luchan porque "su voto no sirve para nada". Pues bien; esa tendencia, percibida como crisis extrema de la representatividad, anuncia, de proseguir, todo un programa político. Y a decir verdad, el programa que es la única alternativa real al desarrollo del movimiento del 15 de mayo.

¿Cuál es ese programa?

De la publicidad comercial vestida de propaganda política oficial, no hay forma de colegirlo. Así que es mejor atenerse a las obras de los autosatisfechos "representantes", siguiendo en eso el sabio consejo metodológico del "no lo saben, pero lo hacen" de Marx, aventajado discípulo en ésta y otras varias cosas de nuestro Calderón de la Barca:

"sueña el que a medrar empieza, / sueña el que afana y pretende, / sueña el que agravia y ofende, / y en el mundo, en conclusión, / todos sueñan lo que son, / aunque ninguno lo entiende."

De seguir todo igual, de no existir el movimiento del 15-M, y lo entiendan o no quienes "agravian y ofenden", sus hechos, sus obras, dibujan nítidamente un programa que se puede formular contrafácticamente en 10 puntos:

1) Mantenimiento de una ley electoral obscenamente antidemocrática.- Se mantendría la actual ley electoral antidemocrática, condenando definitivamente a la marginalidad, entre otras voces políticas disidentes, a la tercera fuerza política española (Izquierda Unida e ICV, que, conservando milagrosamente todavía un millón de votos, tiene ahora mismo sólo dos diputados, tres veces menos que el minúsculo PNV socialcristiano.) [2]. En el mejor de los casos, asistiríamos a la conversión definitiva de la política profesional en el perverso arte "antipopulista" de llevar a unos pueblos inermes adonde manifiestamente no quieren ir. En el peor, a la aparición de nuevas fuerzas políticas "populistas" de derecha –dentro o fuera de los partidos políticos existentes— que busquen quebrar la resistencia de los pueblos y llenar aquel hiato con mensajes demagógicos atizadores de las peores pasiones que puedan despertarse en unas poblaciones sin horizonte de futuro, más y más hundidas en la desesperación, el abandono, la impotencia, la segregación y el desconcierto. Y en ambos casos, ya incruenta, ya cruentamente, el camino a la defintiva liquidación en nuestro país –y en nuestro continente— del grueso de los modestos logros históricos de la democracia europea, hija del antifascismo, quedaría expedito.

2) Eclipse definitivo de los sindicatos y de la izquierda social y política tradicional.- Los sindicatos obreros prosegurían su autodestructiva táctica del mal menor, y crecientemente desacreditados, el destacado papel que el antifacsismo de postguerra les reconoció en la vida pública democrática resultaría finalmente pulverizado y aventado. Los partidos de izquierda perjudicados por la antidemocrática ley electoral, condenados más y más a la marginalidad política, seguirían perdiendo votos (razonablemente percibidos como "inútiles" por sus votantes habituales), adentrándose más y más en un ambiente anóxico, autodestructivamente cocido en su propio jugo, prisioneros de consignas tan acartonadas como fratricidamente esgrimidas. El volumen de la abstención consciente del electorado de izquierda crecería vigorosamente, y a tal punto, que terminaría por dañar grave y acaso irreversiblemente al propio PSOE como partido con remotas posibilidades de gobierno.

3) Un infierno privatizador que convertiría a nuestra economía en un denso mosaico de puestos de peaje a mayor gloria y ganancia de una improductiva pandilla de rentistas parasitarios.- Triunfaría un vigoroso asalto a los bienes públicos y comunes de tamaña extremidad, que para buscar un precedente histórico habría tal vez que remontarse al violento movimiento cercador y privatizador de tierras que se registró en la Europa tardomedieval e incipientemente moderna. La demencial Ley Sinde, impuesta por la diplomacia norteamericana al gobierno de España –como han revelado las filtraciones de Wikileaks—y servilmente aprobada con los votos de PSOE, PP y CiU, quedaría en una simple anécdota. Nuestra economía se convertiría entonces, y por lo pronto, en un acúmulo de puestos de peaje, en donde habría que pagar precios innecesariamente caros, no ya para estudiar o para recibir asistencia médica, sino hasta para beber agua potable y respirar aire puro: todo a mayor gloria y ganancia de una pandilla de banqueros, compañías aseguradoras, especuladores inmobiliarios y financieros y todo tipo de empresarios rentistas improductivos "globalizados", usurpadores privados de monopolios públicos naturales o morales. La "competitividad" internacional de la economía española quedaría gravemente comprometida por el incremento del coste general de la vida dimanante de la conversión de nuestro país en el infierno privatizador de ese denso mosaico de peajes rentistas parasitarios, por lo mismo que públicamente concedidos, prontos a generar todo tipo de corrupciones y clientelas políticas a escala nacional, regional y local. Y todo eso, en un duradero contexto de salarios reales o estancados o a la baja.

4) Una desigualdad económica sin parangón.- Nuestra vida social proseguiría su actual rumbo aproado a una creciente desigualdad económica sin ejemplo desde los años 20, polarizándose ulteriormente hasta la práctica desaparición de las clases medias trabajadoras. (Ya hoy, el 63% de la población española que tiene trabajo –más de un 20% ni siquiera lo tiene— es mileurista, el paro juvenil pasa del 43% y la tasa de precariedad laboral rebasa holgadamente el 30%.) Y la presión a la baja sobre las condiciones laborales y sobre los salarios reales directos, presentes o diferidos (pensiones), e indirectos (prestaciones sociales públicas) seguiría creciendo irreversiblemente y sin freno divisable.

5) Atrapados ya en la pérdida de soberanía monetaria, vendría la pérdida completa de la soberanía fiscal.- Atrapados en la pérdida de soberanía monetaria que significa la pertenencia a la eurozona y sumisos a unas suicidas políticas de austeridad fiscal impuestas a Europa –incluso contra los interereses de la industria exportadota teutona— por la banca privada alemana, avanzaría incontenible la idea de que las únicas políticas económicas posibles son políticas procíclicas de deflación competitiva, agravadoras del marasmo económico, y de que la única política fiscal concebible es la que pasa por contraer el gasto público y social dejando intacta, o aun radicalizándola ulteriormente, la injusticia de una fiscalidad regresiva que libra de cargas a los archirricos y a los megarentistas inmobiliarios y financieros para echarlas a las espaldas de los trabajadores asalariados y de las fuezas productivas de la economía.

6) Políticas públicas segregacionistas.- Proliferarían y se radicalizarían, señaladamente en la sanidad y en la educación, unas políticas públicas segregacionistas variamente "privatizadoras" y "externalizadoras" –extremista y audazmente experimentadas ya con cierto éxito en la corrupta y sectaria Valencia de Gürtel y de Camps y en el sectario y corrupto Madrid de Aguirre y del "Tamayazo"— tendentes a mercantilizar los servicios públicos. Tendentes, esto es, a convertir la satisfacción de las más básicas necesidades de las gentes en fuente de corruptos "negocios" rentistas privados políticamente concedidos y aun directa o indirectamente –verbigracia, con cesiones de terrenos públicos— subvencionados con dineros del contribuyente. Y por lo mismo, tendentes a segregar a la población entre quienes pueden permitirse, pagando o "copagando", un buen servicio y los aherrojados a una mediocre asistencia pública mínima, prácticamente benéfica. 

7) La población trabajadora española, arrojada a la servidumbre por deuda.- La población trabajadora española, terriblemente endeudada en estos últimos años, entre otras cosas, para poder compensar el duradero estancamiento del salario real y –sometida como está a una de las leyes hipotecarias más injustas del mundo— subvenir a unos disparatados costes de la vivienda ("Pisos de mierda, precios de oro"), quedaría todavía más a merced de sus irresponsables acreedores, un selecto grupo de gestores de dinero y banqueros privados nacionales y extranjeros. 

8) Entrega de más de la mitad del ahorro nacional a la especulación financiera internacional.- Lo poco que queda de social y público en nuestro sistema bancario –las cajas— sería definitivamente puesto en almoneda, convertida más de la mitad del ahorro de la población trabajadora de nuestro país en pasto para la especulación financiera nacional e internacional.

9) La deuda soberana española, más expuesta aún a los ataques especulativos de los mercados financieros internacionales.- Lejos de "calmarse", los distintos mercados financieros internacionales que especulan con la deuda soberana española (primarios, secundarios, CDS), seguirían acosándola, atrapada como está en la trampa del euro y de un BCE que, incapaz hasta de emitir eurobonos, apoya las suicidas medidas procíclicas de austeridad fiscal neoliberal impulsadas por la Comisión Europea con los resultados que a la vista están: Irlanda y sobre todo Grecia, a pique de reestructrar su deuda, Portugal, hundido, España, de nuevo en el punto de mira de los CDS. Pero España no es Grecia: es la quinta economía europea, y representando cerca del 13% del PIB, puede perfecta y realistamente plantarse y resistir las políticas suicidas de austeridad fiscal impuestas por la Comisión Europea, forzando una reestructuración ordenada de su deuda, como ha hecho valientemente la pequeña Islandia: con razón los indignados acampados en la Plaza de España de Palma de Mallorca la han rebautizado como "Plaza de Islandia".

10) La mercantilización del patrimonio natural y ulterior devastación ecológica del país.- La destrucción de nuestras costas, de nuestros montes, de nuestros bosques de ribera, de nuestros más hermosos paisajes, la esquilmación de nuestros sistemas acuíferos, la inaceptable degradación del aire de nuestras ciudades y el descarado imperio de bien engrasados lobbies que, como el de la energía nuclear, resultan más peligrosos aún por su desapoderada codicia que por su patológica mendacidad, se mantendrían y aun afianzarían bajo el aplauso atronador de los consabidos gacetilleros negacionistas, alargando su negrísima sombra sobre el porvenir ecológico de nuestro país.

Tal es, sobre poco más o menos, el programa alternativo al movimiento del 15 de mayo. Así que:

- Los conscientes de la perentoria necesidad de romper las atomizadoras dinámicas de desaliento y pasividad que se han ido sorda y paulatinamente apoderando de un ánimo ciudadano consternado ante las repetidas manifestaciones de impotencia de la política profesional;

- Los conscientes de los terribles peligros que entrañaría el centrifugador vacío dejado por un posible descrédito definitivo de la política y de la representación política democrática;

- Los conscientes de la terriblemente difícil situación de acoso y práctica soledad en que se hallaba hasta ahora la resistencia más o menos firme del mundo del trabajo organizado, los convencidos de la absoluta centralidad de ese mundo en cualquier proyecto democrático de futuro concebible para nuestras sociedades:

Ésos, que somos millones, no tenemos hoy sino participar, apoyar y contribuir a desarrollar el movimiento del 15 de mayo. Ese movimiento responde a necesidades tan vivas y tan hondas de nuestra sociedad, que difícilmente pasará. Lo más probable es que esté aquí para quedarse. Como principio de rectificación democrática de la degeneración de nuestra vida política y económica, si no, incluso, como germen de un proceso aún más ambicioso, constituyente. Y es lo cierto que, por decirlo en las certeras palabras de los jóvenes que lo han echado a andar, la única alternativa real a eso es convertirse en mercancía de los banqueros y de los políticos adocenadamente dispuestos a servirles.

Y por cierto: hoy ha habido elecciones autónomicas y municipales. Con los primeros resultados provisionales ofrecidos por las autoridades competentes (a las 22h), y como auguraban todas las encuestas, el PSOE se ha desplomado. Tanto en los municipios –pierde muy probablemente Barcelona, Sevilla y Zaragoza, entre otras muchas capitales—, como en en las autonomías en dónde había convocadas elecciones: tres tradicionales feudos socialistas, Asturias, Castilla y la Mancha y Extremadura, además de Baleares, pasan muy probablemente a manos del PP. IU-ICV sube algo, pero de ninguna manera se muestra capaz de recoger el caudal de votos que han desertado del PSOE para ir a la abstención, no mucho más, en cualquier caso, que la neoespañolista UPyD en Madrid y Zaragoza, y muy por detrás de lo ganado por la nueva gran coalición democrática de la izquierda vasca, Bildu, que se estrena democráticamente con grandes victorias, sobre todo en Guipúzcoa. Lo más probable es que mañana el Comité Federal del PSOE organice un ritual sacrificial público de Zapatero, el frívolo zascandil suicida al que no han de tardar los suyos en convertir en chivo expiatorio de un desastre sin ejemplo histórico. Un desastre cargado de consecuencias para el futuro, político y organizativo, del Partido Socialista. Si ocurre como conjeturamos, lo más seguro es que haya elecciones anticipadas. Pero incluso en ese caso, quedarían unos cuantos meses para la elecciones generales, porque hay que salvar el escollo de la aprobación de los presupuestos de 2012.

Los acampados en Plaça de Catalunya convocan a una gran manifestación en Barcelona para el próximo 15 de junio. Los acampados en Puerta del Sol, a una gran manifestación en Madrid para el próximo 28 de mayo. Comienza la resistencia popular de base contra el tsunami catastrófico de la derecha y a favor de una reconfiguración total de la izquierda social y política en nuestro país.

NOTA: [1] Quien quiera leer el celebrado discurso de reafirmación de la democracia republicana antifascista de Mendes France, puede descargarlo aquí: http://www.xn--lecanardrpublicain-jwb.net/spip.php?article163. [2] Los parlamentarios de IU-ICV, junto con los pequeños partidos nacionalistas de izquierda Esquerra Republicana de Catalunya y Bloque Nacional Galego, han votado sistemáticamente –y perdido— en contra de acuerdos y propuestas de ley que contaban también con un amplísimo rechazo por parte de la población española: congelación de pensiones, reforma del mercado de trabajo, retraso de la jubilación hasta los 67 años, la llamada Ley Sinde, la intervención de las tropas españolas con la OTAN en Libia (en este último caso, sólo IU y Bloque), etc.

Antoni Domènech es el editor general de SinPermiso.

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