Mostrando postagens com marcador Crise do Capitalismo. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador Crise do Capitalismo. Mostrar todas as postagens

sexta-feira, 23 de agosto de 2013

O CONSUMISMO ATORDOADO




Hay una nueva modalidad de acumulación de capital y como consecuencia un cambio cultural y una nueva subjetividad sometida al consumismo irresponsable
 Juan Luis Berterretche, via La haine.org

“Aparentemente, el consumo es un hecho banal, incluso trivial. Todos lo hacemos a diario...” “Pero la mayor parte del tiempo consumimos de hecho, se diría que rutinariamente y sin demasiada planificación y sin pensarlo dos veces. En realidad, si se lo reduce a su forma arquetípica en tanto ciclo metabólico de ingesta, digestión y excreción, el consumo es una condición permanente e inamovible de la vida y un aspecto inalienable de ésta, y no está atado ni a la época ni a la historia. Desde ese punto de vista, se trata de una función imprescindible para la supervivencia biológica que nosotros, los seres humanos, compartimos con el resto de los seres vivos, y sus raíces son tan antiguas como la vida misma.” /1
Pero en el momento que el capital no sólo separa el valor de uso del producto -que corresponde a la necesitad humana de él-, del valor de cambio -que es el valor que adopta el producto en el mercado-, sino que también subordina nuestras necesidades al valor que se puede realizar en el mercado, el consumo adquiere un sentido diferente e incluso opuesto a su inicial destino de garantizar la sobrevivencia biológica humana. El consumo subordinado al lucro del Capital, ya ha puesto en peligro la existencia del planeta y de nuestra especie.

La Huella Ecológica

La tierra es un planeta finito. En ella los seres vivos poseen un espacio común y limitado. El crecimiento exponencial de una especie, reduce el espacio para la vida de las demás y ha conducido en nuestro mundo a la extinción de múltiples especies. De la misma manera el crecimiento ilimitado de la demanda de materias primas y alimentos que la economía capitalista exige para su paradigma de “progreso”, conduce a una destrucción cada vez mayor de los recursos naturales.
La Huella Ecológica analiza las demandas humanas sobre la biosfera comparando el consumo de la humanidad con la capacidad regenerativa de la Tierra, o biocapacidad. Se formula calculando el área requerida para producir los recursos que consume la gente, el área ocupada por infraestructuras y el área de bosques que se necesita para secuestrar el CO2 que no es absorbido por los océanos. Todas las actividades humanas utilizan tierra biológicamente productiva y/o zonas pesqueras.
La Huella Ecológica es la suma de estas áreas, independientemente de su situación en el planeta. La Huella Ecológica no incluye directamente el uso de agua; sin embargo, esto es algo intrínseco a la biocapacidad, puesto que la falta de agua o el agua contaminada tiene un impacto directo sobre la disponibilidad y estado de la biocapacidad. Tanto la Huella Ecológica como la biocapacidad se expresan en una unidad común denominada hectárea global (hag), donde 1hag representa una hectárea biológicamente productiva de tierra de productividad media. En 2008 la biocapacidad total de la Tierra era de 12.000 millones de hag (1,8 hag por persona), mientras que la Huella Ecológica de la humanidad era de 18.200 millones de hag (2,7 hag por persona). /2
Desde los años 70, la demanda anual de la humanidad sobre el mundo natural ha superado lo que la Tierra puede renovar en un año. Esta “translimitación ecológica” ha seguido creciendo con los años, alcanzando un déficit del 50 por ciento en 2008. Esto significa que la Tierra tarda 1,5 años en regenerar los recursos renovables que utiliza la gente y en absorber el CO2 que producen ese mismo año. ¿Cómo es posible esto si solo hay una Tierra?...Ahora es frecuente que la gente cambie de fuente de recursos cuando pasa esto; sin embargo, con las actuales tasas de consumo, estas fuentes dejarán también de dar recursos y algunos ecosistemas colapsarán antes incluso de que se terminen completamente. Las consecuencias del exceso de gases de efecto invernadero que no pueden ser absorbidos por la vegetación se están notando ya, con los aumentos de los niveles de CO2 atmosférico que provoca un aumento de las temperaturas globales, cambio climático y acidificación de los océanos. /3
El ejemplo más destacado de “translimitación ecológica” es el de EEUU. Si todos los pobladores del mundo consumieran recursos como un ciudadano estadounidense, se necesitarían 4 planetas para regenerar todos los años la demanda de la humanidad.

Del consumo elitista al consumo de masas

Para focalizar los atributos del consumismo actual es necesario tener una visión que nos permita descifrar las transformaciones en el mercado de mercancías, de capitales y de trabajo a escala mundial y tratar de encontrar las leyes que, en la actualidad, rigen estos procesos. David Harvey nos brinda al respecto un panorama histórico esclarecedor.
En el mismo año de la caída del muro de Berlín, D. Harvey editó 'La Condición Posmoderna' /4 un libro que codificó los enormes cambios económicos-sociales-políticos-culturales de las últimas décadas. Superando la visión esclerosada de la mayoría de los sociólogos y economistas predominantes de esos años, abrió un camino de interpretación sobre el nuevo fenómeno de la posmodernidad, permitiendo empezar a entender las modificaciones en los mercados de trabajo, de mercancías y de capitales, que condujeron hacia una nueva modalidad de acumulación de capital y como consecuencia a un cambio cultural y a la predominancia de una nueva subjetividad sometida al consumismo irresponsable.
Para Harvey las transformaciones de las últimas décadas manifestadas en todos los planos de la sociedad se corresponden con profundas modificaciones en el sistema de producción, que pueden ubicarse temporalmente en los inicios de la década del setenta. Más precisamente, él señala a 1973 -año de recesión generalizada a nivel mundial- como el punto de inflexión de estos cambios. Afirma que se abre un nuevo período de acumulación de capital -o de incremento en el valor del capital- que él denomina Acumulación Flexible. /5
Esta nueva forma de acumulación de capital vino a sustituir al fordismo-keynesianismo, que combinó innovaciones tecnológicas impuestas por esta modalidad de producción (línea automática de montaje) y organizacionales (forma corporativa de organización de negocios, separación entre gerencia, concepción, control y ejecución y detallada división del trabajo) con cambios en los modos y mecanismos de intervención estatal permitiendo atender en forma efectiva los requisitos de la producción fordista. El reconocimiento explícito por el fordismo de que producción de masas significaba consumo de masas, lo hizo introducir la jornada de ocho horas con un pago de cinco dólares, estableciendo un nuevo sistema de reproducción generacional de la fuerza de trabajo. Y también un nuevo modelo de consumo que abarcó nuevas capas y clases sociales. Todo esto condujo, al decir de Harvey, a "una nueva estética y una nueva sicología, en suma un nuevo tipo de sociedad democrática, racionalizada, modernista y populista".
La configuración y el uso propio de los poderes del Estado sólo fueron resueltos después de 1945. Desde ese momento el fordismo se alió firmemente al keynesianismo. El fordismo, entonces, combinado con la administración económica keynesiana, produjo lo que dio en llamarse estado de bienestar social ('welfare state') en los países capitalistas avanzados. Es ésta la base de un largo período de expansión económica pos guerra.

Del consumo de masas al consumismo aturdido

Pero a partir de 1966 hay una caída de la productividad y lucratividad de las corporaciones. Entre 1965 y 1973 se hizo evidente la incapacidad del fordismo-keynesianismo de contener las contradicciones inherentes al sistema. Para Harvey, en la superficie, todas esas dificultades eran sintetizadas por la palabra "rigidez". Rigidez en las inversiones de capital fijo de gran escala y de largo plazo y por tanto rigidez en la planificación, presumiendo crecimiento estable en mercados de consumo estancado o de franca saturación. Rigidez en los mercados, en la localización y en los contratos de trabajo. Resistencia de los trabajadores a toda tentativa de superar estos problemas de rigidez que llevaron a las grandes huelgas de 1968-1972. Rigidez en los compromisos del Estado por aumento de los programas de asistencia social en momento que la rigidez en la producción restringía expansiones de la base fiscal para gastos públicos. El único instrumento flexible que tenían los estados estaba en la política monetaria, imprimir moneda para estabilizar la economía. El resultado fue una onda inflacionaria que acabó con la expansión pos guerra.
La recesión generalizada de 1973 dejó a las corporaciones con mucha capacidad excedente inutilizable, en condiciones de acentuación de la competencia. Esto obligó a abrir un período de racionalización, reestructuración y aumento del control del trabajo. La mudanza tecnológica, la automatización, la búsqueda de nuevas líneas de productos y nichos de mercado, la dispersión geográfica para zonas donde se podían imponer condiciones de trabajo más rigurosas y las fusiones y medidas para acelerar el tiempo de giro del capital, pasaron al primer plano de las estrategias corporativas de sobrevivencia en condiciones generales de deflación /6.
En consecuencia las décadas del setenta y ochenta fueron un conturbado período de reestructuración económica y reajuste social y político, que continuó en los años siguientes. En el espacio social creado por todas esas oscilaciones e incertezas, una serie de nuevas experiencias en los dominios de la organización industrial y de la vida social y política comenzó a tomar forma. Esas experiencias pueden representar los primeros ímpetus del pasaje para un régimen de acumulación de capital enteramente nuevo, asociado con un sistema de regulación política y social bien distinta.
El mercado de trabajo pasó por una radical reestructuración. La desocupación -gran cantidad de mano de obra excedente tanto de desempleados como subempleados- y precarización del trabajo y el debilitamiento del poder sindical fueron aprovechados para imponer "regímenes y contratos de trabajo más flexibles". Lo mismo que el traslado de las plantas de producción a zonas con menos exigencias salariales o de beneficios sociales. Y lo que es más importante "una reducción del empleo regular (formal) en favor del creciente uso del trabajo en tiempo parcial, temporario o subcontratado (o tercerizado)"..."Las economías de fines determinados derrotaron a las economías de escala." La industria debió adaptarse a la producción en pequeños lotes. "Estos sistemas de producción flexible permitieron una aceleración del ritmo de innovación del producto, al lado de la exploración de nichos de mercado altamente especializados y de pequeña escala."..."El tiempo de giro (del capital) -que siempre es una llave de la lucratividad del capital- fue reducido de modo dramático por el uso de nuevas tecnologías productivas (informática y programación, automatización, robots) y de nuevas formas organizacionales (como el sistema de gerenciamiento de estoques 'just-in-time', que disminuye la cantidad de materia prima necesaria para mantener la producción fluyendo en forma continua).”
Pero la aceleración del tiempo de giro en la producción hubiera sido inútil sin una reducción del tiempo de giro en el consumo. La vida media de un producto fordista típico, por ejemplo, era de cinco a siete años, pero la acumulación flexible disminuyó ese tiempo, en un primer momento a menos de la mitad en el sector textil o vestuario. Hoy en esas ramas –en los grandes mercados de consumo- la vida media se mide en meses y aún en semanas), mientras que en otros sectores -hardware, software, videogames, telefonía móvil, MP3, MP4, MPn, etc.- la obsolescencia se alcanza antes de los dieciocho meses y para los tablet e i-Pad, los lanzamientos de nuevos modelos son cada 12 meses. La acumulación flexible fue acompañada en la punta del consumo, por una atención mucho mayor a las modas fugaces y por la movilización de todos los artificios de inducción de necesidades ficticias -con apoyo de la publicidad- y de la transformación cultural que eso implica. La estética relativamente estable del modernismo fordista cedió lugar a todo el fermento, inestabilidad y cualidades huidizas de una estética posmoderna que celebra la diferencia y en especial lo efímero en términos de utilización de mercancías, de apetitos y aspiraciones individuales, así como en el espectáculo, la moda y la mercantilización de las formas culturales. El mundo capitalista se zambullía en el consumismo aturdido concerniente a la crisis estructural crónica del capital, en su etapa senil.
Como lo define Z. Bauman respecto al individuo: “Se puede decir que el 'consumismo' es un tipo de acuerdo social que resulta de la reconversión de los deseos, ganas o anhelos humanos (si se quiere 'neutrales' respecto del sistema) en la principal fuerza de impulso y de operaciones de la sociedad, una fuerza que coordina la reproducción sistémica, la integración social y la formación del individuo humano, así como también desempeña un papel preponderante en los procesos individuales y grupales de auto-identificación, y en la selección y consecución de políticas de vida individuales.” /7

La tasa de utilización decreciente

A mediados de la década de los 90 István Mészáros publicó 'Beyond Capital' /8 y desde una teoría socio política y económica renovada esclareció muchas cuestiones actuales. Su formulación de la ley tendencial de la tasa de utilización decreciente y la ubicación del rol del complejo industrial-militar en la economía capitalista actual son dos significativos aportes que nos esclarecen respecto a la crisis estructural crónica del capital en su etapa senil. La primera rige el consumo individual y social; y el nuevo rol del complejo industrial-militar se impone como determinante en el consumo estatal.
La tasa de utilización decreciente es una de las leyes tendenciales más importantes que engloban el desenvolvimiento del capitalismo. Tiene como condición sine qua non y origen directo, la separación del trabajador de sus medios de producción (herramientas, maquinaria, materias primas e instalaciones) y la conversión de esos medios en capital. No podemos extendernos en los atributos y el desarrollo de este proceso que llevó centenares de años y sólo resaltaremos que realizada la separación del trabajador de sus medios de producción, los objetivos de la producción ya no están directamente atados y subordinados a las limitaciones de un consumo determinado. A partir de ese momento la producción puede anticiparse al consumo e imponer una “demanda mayor, conducida no por las necesidades reales de uso del producto, sino por la oferta de ese producto en el mercado.” De esta forma la producción remueve los antiguos obstáculos al consumo y a través de la oferta, adopta un papel “activo/estimulador” de la demanda y con el pasar del tiempo, crecientemente manipulador de ella.
Como consecuencia: “la remoción de los antiguos obstáculos al consumo, en relación a la demanda, para el capital también significa simultáneamente la pérdida de su capacidad de poner límites a sus propios procedimientos productivos (que en los sistemas de producción más antiguos eran circunscritos por la demanda equivalente al uso directo), evitando hundirse en la inactividad y la crisis”
Por eso como contrapartida de la subordinación del valor de uso al valor de cambio tenemos las crisis de sobreproducción cuando la oferta de mercancías no logra realizarse en el mercado. Como es evidente, no se trata de sobreproducción respecto a las necesidades humanas sino a las posibilidades del consumidor de adquirir el producto en el mercado. Por ejemplo: “sobreproducción” de alimentos que puede convivir con hambrunas o sobreproducción de viviendas que coexiste con millones de “sin techo”.
La innovación de subordinar el valor de uso del producto, al valor que se puede obtener en el mercado, se basa en la percepción “de que cualquier mercancía, en un extremo de la escala, puede estar constantemente en uso o, en el otro extremo de las posibles tasas de utilización, absolutamente nunca ser usada, sin perder con eso su utilidad en lo que se refiere a las exigencias expansionistas del modo de producción capitalista.”/9
“Como resultado, nuevas potencialidades productivas se abren al capital, cuyo sistema no sufrirá cualquier consecuencia si la relación de alguien con un producto dado, es caracterizada por la tasa de utilización mínima o máxima, pues esa tasa no afecta en absoluto la única cosa que realmente importa desde el punto de vista del capital: que una cierta cantidad de valor de cambio sea realizada en la mercancía en cuestión, a través del propio acto de venta, independientemente de ser ella sujeta a uso constante, a poco, o a ningún uso conforme el caso. El capital define “útil” y “utilidad” en términos de vendible, un imperativo que puede ser realizado bajo la hegemonía y el dominio del propio valor de cambio.” /10 O dicho de otra forma por Marx: “el valor de cambio de una mercancía no aumenta si su valor de uso es más consumido y con mayor provecho"./11 Es quizá esta afirmación de Marx en El Capital, la que fundamenta la ley tendencial de la tasa de utilización decreciente formulada por Mészáros.
“Por el contrario -afirma Mészáros- cuanto menos una mercancía es realmente usada y re-usada (en vez de rápidamente consumida, lo que es perfectamente aceptable para el sistema) mejor es desde el punto de vista del capital: ya que tal subutilización torna vendible otra pieza de mercancía.”
“De hecho esa tendencia a reducir la tasa de utilización real ha sido precisamente uno de los principales medios por los cuales el capital consiguió alcanzar su crecimiento inconmensurable en el curso del desenvolvimiento histórico.”/12 La subutilización de los productos se impone por la manipulación de la demanda (publicidad y prédica cotidiana de los grandes medios), los imperativos de la moda, la obsolescencia programada /13, o inducida para la mayoría de las mercancías y la creación de necesidades ficticias, entre otros mecanismos. Cuánto más efímera es la utilización de un producto, cuánto más fugaz es su pasaje por el mercado, mejor para el funcionamiento de la economía capitalista. Con las consecuencias de despilfarro de materias primas y de horas de trabajo que esto implica y con el crecimiento exponencial del desperdicio y el aumento geométrico de la producción de basura y chatarra.
La tasa de utilización decreciente se evidencia en la producción de bienes y servicios tanto como en la producción de bienes de producción (maquinaria e instalaciones). “Paradojalmente, cuanto mayor la magnitud del capital dedicado a los medios de producción... tanto mayor es la presión para suplantarlo por una magnitud siempre creciente de capital destinado al mismo tipo de existencia...”/14. Dicha tasa se expresa en la fábrica en forma de subutilización crónica acoplada a una presión creciente para acortar el ciclo de amortización de la maquinaria.
En relación al propio trabajo vivo la tasa de utilización decreciente asume, con el pasar del tiempo, la forma de desempleo creciente. La técnica y la ciencia realizan la doble tarea de “inventar más y más maquinaria productiva eficaz en relación al costo, lo que quiere decir, primordialmente economizadora de trabajo, y de encontrar los métodos y procesos adecuados para la lucrativa producción en masa de mercancías .”/15 La expansión de la agro-industria y la minería a cielo abierto en Latinoamérica utiliza nueva y mayor cantidad de maquinaria desplazando el trabajo vivo tanto en la agricultura como en la minería. La ciencia y la tecnología lejos de tener un sentido neutro está subordinada a la acumulación de capital y por tanto, sus objetivos se expresan en la búsqueda del cumplimiento de la tasa de utilización decreciente.
En la tasa de utilización decreciente confluyen las tres mercancías, tanto los bienes y servicios, como los bienes de producción, como la mercancía trabajo. Mészáros lo sintetiza de esta forma: “...cuanto más el modo establecido de producción y consumo pueda aproximarse a la tasa cero de uso, habiendo removido completamente el ‘trastorno disfuncional’ (...) del consumo real, mayor alcance se confiere automáticamente por esta aproximación a la producción continua y la expansión ilimitada. No importa cuán absurda pueda ser la suposición en sus implicaciones finales (...) Siendo así, el objetivo y el principio orientador de la producción se tornan: cómo asegurar la máxima expansión posible (y el correspondiente lucro) sobre la base de una tasa de utilización mínima que mantenga la continuidad de una reproducción ampliada”/16.

Perspectivas

Para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Red de la Huella Global (GFN) y las demás instituciones que elaboraron el Informe Planeta Vivo 2012, la propuesta de futuro es mantener la Huella Ecológica sin sobrepasar los límites planetarios, es decir gestionar, gobernar y compartir el capital natural por debajo de las fronteras ecológicas. Esto implica reducir la huella ecológica y llevarla de 1 ½ planeta actual a 1; reorientar los flujos financieros recompensando la gestión sostenible de los recursos y la innovación; producir mejor reduciendo insumos y desechos en la producción y aumentando la generación de energía renovable; distribuir con equidad los recursos y abandonar el PBI como medida privilegiada de desarrollo de los países; y consumir de forma más responsable cambiando el estilo de vida, mudando el modelo energético y promoviendo el consumo humano saludable. Es una perspectiva loable y también inalcanzable bajo el sistema capitalista. Pero imprescindible en un programa social-político de transformaciones radicales.
El Capital es sinónimo de más desocupación, desigualdad y pobreza y una mayor destrucción ambiental. Las perspectivas que tiene el capitalismo para nuestro planeta: son acelerar cada vez más el giro del capital en la producción y acumulación, centrar los flujos financieros en la especulación y el fraude, despilfarrar las riquezas naturales comunes e incentivar la generación de desechos de todo tipo, empeorar la matriz energética global con nuevas tecnologías más destructivas -como el fracking-, deteriorar la alimentación mundial con la expansión de las semillas transgénicas y todo tipo de organismos genéticamente modificados y empeorar la salud global a través de la actual industria de la alimentación y del monopolio de la medicina por las transnacionales de los laboratorios. Y está implícito en su dinámica actual acelerar el vértigo del consumismo atolondrado e irresponsable.
Aunque aún el consumismo aturdido pueda confundir por períodos a nuestras poblaciones, décadas de sacrificios y luchas han hecho que nuestro continente tenga, como ningún otro, miles de movimientos sociales y social-políticos confrontando en la actualidad, en distintos niveles, todas esas lacras que impulsa el capital.
Para aquellos individualistas fanáticos que han abrazado al consumismo como su medular filosofía de vida les advierto con un aforismo de Heráclito de Éfeso /17: “La compulsión por satisfacer todos nuestros deseos, se paga con pedazos del alma.”


Notas

1/ Zygmunt Bauman, Vida de consumo, Trad. de M. Rosenberg y J. Arrambide, FCE, México, 2007, p. 44 y siguientes.
2/ Planeta Vivo, Informe 2012. Biodiversidad, biocapacidad y propuesta de futuro.WWF. p.40. Ver en: http://d3nehc6yl9qzo4.cloudfront.net/downloads/informe_planeta_vivo_2012.pdf
3/ Ibíd. p. 42.
4/ David Harvey The Condition of Postmodernity - Basil Blackwell Ltd. 1989. Todos los entrecomillados de este subtítulo y el siguiente pertenecen al libro mencionado.
5/ Otros autores ampliaron y enriquecieron el concepto de flexibilidad en la producción capitalista enunciado por Harvey. Podemos mencionar a Tony Smith en La Production Flexible: une Utopie Capitalista? Cahier d’étude et de recherche Nº 23, Institut International de Recherche et de Formation, 1996 y Alain Bihr en La Novlangue Néolibérale (La rhétorique du fétichisme capitaliste) capítulo sobre la Flexibilité (p.61) Cahiers libres, Editions Page deux, 2007. Por su parte Richard Sennett en La corrosión del carácter, (Editorial Anagrama, Barcelona 2000.) desarrolla los estragos en el carácter de las personas, de la nueva forma flexible de producción.
6/ La deflación es la caída generalizada del nivel de precios de bienes y servicios en una economía. Es el movimiento contrario a la inflación.
7/ Zygmunt Bauman, Ibíd.
8/ István Mészáros, Beyond Capital, Towards a Theory of Transition, Merlin Press, Londres, 1995. Las citas entrecomilladas en este subtítulo pertenecen a la versión en portugués del libro de Mészáros: Para Além do Capital, Editorial Boitempo, Sao Paulo, 2002.
9/ István Mészáros, Para Além do Capital. p. 660.
10/ Ibíd. p. 660-661.
11/ Karl Marx O Capital, São Paulo, Abril Cultural, 1983 v. 1/1, p. 282.
12/ Mészáros, Ibíd. p. 661.
13/ Para entender la obsolescencia programada ver el documental de Cosima Dannoritzer Comprar, tirar, comprar, en: http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-documental/documental-comprar-tirar-comprar/1382261/
14/ Mészáros, Ibíd. p. 665.
15/ Ibíd. p. 668.
16/ Ibíd. p. 684.
17/ Heráclito de Éfeso, filósofo griego, nació hacia el año 535 A.C. y falleció hacia el 484 A.C.

La Haine

 Fonte da imagem AQUI.

quinta-feira, 18 de abril de 2013

AFINAL, O QUE É A "CLASSE MÉDIA"?




¿En general qué es la clase “media”? Se trata de una construcción, inventada en Occidente, con el objetivo de destruir el concepto de clases del marxismo. Desde el punto de vista del marxismo no tiene sentido – es una quimera, que existe gracias a los recursos financieros sobrantes, en la que entran tanto la cúpula de la clase obrera, como la pequeña y mediana burguesía, así como los que sirven a las clases altas. Desde el punto de vista del actual estado burgués con su modelo de capitalismo financiero, la clase “media” es el grupo humano con un comportamiento de consumo tipo, y no únicamente en cuanto a los bienes y servicios, sino también en cuanto a los servicios políticos. Hacia este grupo se orienta todo el sistema de publicidad total y educación, dirigido al máximo aumento del consumo y la prohibición de hecho de los valores más meditados. En consecuencia, precisamente este grupo proporciona la base para la estabilidad político-social del actual estado occidental. Señalemos también que su creación también fue posible en parte, gracias al desplazamiento de la industria masiva y “burda” a los países del “tercer mundo”, y la posterior redistribución de los beneficios a favor de los países desarrollados.

Al mismo tiempo hoy ha surgido un serio problema con esta misma clase “media”. Está relacionado con que la principal fuente de su subsistencia tiene poca relación con los ingresos reales percibidos por este grupo de población. Más exactamente, cuando apareció el concepto de la clase “media” durante el período del máximo esplendor de la URSS en los años 60-70, las fuentes para su formación eran la redistribución de los beneficios en el interior de toda la sociedad occidental (en los años 60 en los EE.UU. la tasa superior del impuesto sobre la renta superaba el 90%) y el saqueo de las colonias y de los países del “tercer mundo”. Pero tras la crisis de los años 70 comenzaron los problemas – estos recursos ya no eran suficientes. A principios de los años 70 en Occidente incluso hubo una seria sensación de que la URSS estaba ganando la competición entre los dos sistemas. Entonces aparece la comprensión de que, en primer lugar, había que aumentar considerablemente el volumen de la clase “media” y, en segundo lugar, que la única manera de hacerlo consistía en proporcionar el crédito a los consumidores.

Esta segunda comprensión tenía que ver con el hecho de que en los años 70 los ingresos reales de los hogares habían bajado considerablemente. De hecho, si tenemos en cuenta la inflación real y no la oficial (que la estadística estatal siempre rebaja), veremos que estos por su capacidad adquisitiva no crecen desde los principios de los 80 y se corresponden aproximadamente a los ingresos de 1962-63. Está claro que, teniendo en cuenta el serio aumento de todo tipo de pagos obligatorios, como por ejemplo los seguros, semejantes ingresos no pueden asegurar de ninguna manera una vida confortable en las condiciones actuales. Y todavía menos, aumentar considerablemente el número de personas que viven esta vida confortable.

Como resultado, a principios de los años 80 comenzó a realizarse el programa de “reaganomía”, cuyo principal significado no estaba tanto en la liberalización de la economía, como en la estimulación del consumo privado a costa del crédito. Este programa, como es natural, tenía sus contras, la principal consistía en que los créditos había que devolverlos. Hasta el principio de los años 80 era prácticamente imposible obtener un nuevo crédito si antes no se devolvía el anterior (salvo la excepción de los créditos hipotecarios, pero estos también se tenían en cuenta a la hora de valorar la solvencia del solicitante). Pero en semejantes condiciones era imposible estimular la demanda durante un tiempo prolongado: cuando la persona recibe el crédito a corto plazo, la demanda no crece, sino que cae, dado que además del “cuerpo” del crédito hay que devolver los intereses.

Como resultado, hubo que cambiar todo el sistema de crédito para los particulares, permitiéndose de manera encubierta su refinanciación, cuando el resto del crédito anterior se devolvía a costa del nuevo crédito y como garantía de pago servían diferentes avales, en primer lugar, los bienes inmuebles. Pero, para que dentro del marco de semejante esquema la deuda no se acumulara con excesiva rapidez, había que rebajar continuamente el precio del crédito. Lo que efectivamente ocurría en la práctica: la tasa de descuento del Sistema de la Reserva Federal, el acreedor en última instancia en los EE.UU. y en el mundo, que en 1980 era del 19%, a finales de 2008 había bajado prácticamente hasta cero.

Después de que la tasa fue rebajada hasta el cero, la deuda acumulada (para el otoño de 2008 en los Estados Unidos para el hogar medio ya suponía el 130%, cuando antes del comienzo de la “reaganomía” no superaba el 65%), se había convertido en un serio problema, del que nos informan los periódicos prácticamente a diario. Pero lo importante no es eso. Si ya no se puede conceder más créditos, si ahora hay que devolver las deudas ¿qué pasará con la clase “media”?

Recordemos que los ingresos reales de los hogares hoy corresponden a los comienzos de los años 60 (sin contar el peso de la deuda crecido considerablemente). Si los representantes de la clase “media” comienzan a rebajar su consumo, lo cual es prácticamente inevitable, sus ingresos ya de por sí bajos, también descenderán – porque bajarán los salarios y se cerrarán las empresas. Lo que, teóricamente, significa que la estructura de los ingresos tendrá que volver como mínimo a los años 50, pero por entonces no existía ni de lejos ninguna clase “media”. Y lo más importante – la gente estaba acostumbrada a vivir pobremente, aún era desconocida la propaganda del “consumismo”.

Y no se trata de centenares de miles y ni siquiera de millones, sino de decenas o incluso de centenares de millones de personas. Volver a traer la industria llevada al sudeste de Asia no podrá salvar a nadie (en referencia a las promesas de Obama – N. del T.) – podría crear algunos puestos de trabajo, pero no podrá aumentar los salarios – en el caso contrario tal cosa no sería rentable. Es decir, que esencialmente no cambiaría nada.

Así que no se puede hablar de conservar la clase “media” – para ello simplemente no hay recursos. Señalemos que en la Unión Europea la situación es aún peor, porque en general la población es más pobre. La cuestión de cómo los estados burgueses actuales piensan salir de la situación en la que se destruye su principal pilar social no es solamente seria, sino que además es extremadamente actual. Creo que esta cuestión ya se está discutiendo, aunque evidentemente, no en público y, a juzgar por las filtraciones, la solución se reduce al fortalecimiento del control estatal sobre el pueblo (“la plebe” por usar el lenguaje al uso de las clases dominantes). Lo malo es que tal fortalecimiento del control en absoluto puede cambiar el modelo económico – lo que significa que también hacen falta acciones constructivas. Y en esta dirección por el momento nadie hace nada, en primer lugar, debido a que los economicsistas (así llama Khazin a los economistas liberales, de economics, con la que sustituyeron a la economía política – N. del T.) mantienen el monopolio sobre la ciencia económica.

por Mikhail Khazin
Worldcrisis.ru, 14/01/2013

(Traducción de Arturo Marián Llanos)

Fonte da Ilustração: AQUI.

quinta-feira, 24 de janeiro de 2013

RECEITA NEOLIBERAL PARA SALVAR O CAPITALISMO

SEPPUKU (Fonte AQUI)

 

Os idosos “devem se apressar e morrer”

Por Altamiro Borges


Num lapso de sinceridade, o ministro das Finanças do Japão, Taro Aso, escancarou nesta segunda-feira o que muitos rentistas pensam, mas não falam. Para ele, os idosos devem “se apressar e morrer” para salvar a economia capitalista. Em pleno debate sobre as novas medidas de arrocho contra os trabalhadores, inclusive com mais uma contrarreforma da Previdência no país, o porta-voz dos banqueiros no governo insinuou que os aposentados e pensionistas são um dreno desnecessário às finanças do país e só geram prejuízos.

A afirmação foi feita durante a reunião do Conselho Nacional de Reformas da Segurança Social, segundo o jornal britânico The Guardian. Para o ministro das Finanças, a crise econômica no país “não será resolvida a não ser que você deixe que eles se apressem e morram”. A declaração abjeta gerou revolta na sociedade. Afinal, o Japão tem uma cultura milenar de respeito aos idosos. Atualmente, quase 25% dos 128 milhões de habitantes do país têm mais de 60 anos. O primeiro-ministro Shinzo Abe deverá exonerar o desastrado.

A declaração, porém, não deve ser encarada apenas como um deslize retórico. Muitos capitalistas gostariam de adotar a proposta de Taro Aso como receita de choque para superar a grave crise que atinge o seu sistema. Na prática, eles já fazem isto com a imposição de planos contra os direitos dos trabalhadores e dos aposentados. Na Europa, estes planos regressivos têm gerado em recordes de suicídio. O desespero toma conta de milhões de trabalhadores descartados como bagaços pelo sistema capitalista.

Para os representantes do capital, os aposentados e pensionistas drenam recursos que poderiam socorrer os banqueiros e os ricaços. Na semana passada, por exemplo, o diário The Wall Street Journal publicou um artigo defendendo a retirada de direitos previdenciários sob o argumento de que “a população idosa pesa mais nas finanças da União Europeia”. E quem não se lembra da repugnante frase do ex-presidente FHC, que chamou os aposentados de “vagabundos”. Taro Aso exagerou na retórica, mas não inventou!

segunda-feira, 7 de janeiro de 2013

De Keynes a Roosevelt: reparar el mal

O Ovo de Colombro (fonte da imagem AQUI)

Alejandro Nadal · · · · · 

El 31 de diciembre de 1933 el economista John Maynard Keynes dirigió una carta abierta a Franklin Roosevelt, el único presidente de Estados Unidos que se ha enfrentado al capital financiero. Si Keynes estuviera vivo, este fin de año habría enviado a Obama una carta parecida. Considerando el estado actual de la economía mundial, y no sólo la estadounidense, es importante recuperar los puntos medulares de esa misiva.

Escribió Keynes al mandatario: “Usted se enfrenta a una doble tarea: recuperación de la crisis y la aprobación de reformas económicas y sociales que debieron haber sido introducidas hace mucho. El objetivo de la recuperación es incrementar el producto y el empleo. En nuestro mundo el producto se destina a ser vendido y su volumen depende del poder de compra que le hará frente en el mercado. Un incremento en el producto requiere de por lo menos uno de tres factores. Las personas deben ser inducidas a gastar una mayor parte de su ingreso, o las empresas deben ser persuadidas, ya sea por una mayor confianza o por una menor tasa de interés, a contratar más personal y así crear más ingresos en manos de sus empleados. Alternativamente, la autoridad pública debe ser llamada a crear ingresos adicionales a través del gasto público. Cuando los tiempos son malos no se puede esperar que el primer factor funcione a una escala adecuada. El segundo factor no podrá operar sino hasta que el gobierno haya revertido la situación a través del gasto público. En consecuencia, el mayor impulso para salir del bache sólo puede provenir del tercer factor.”
Keynes replantea hasta aquí su teoría de la demanda efectiva para indicar que en tiempos de crisis, cuando el gasto y las expectativas se deprimen, la inversión privada se contrae y no puede ser el motor para sacar una economía adelante. El gasto público es la alternativa para suplir la deficiencia en la demanda agregada. Las políticas de austeridad que hoy se aplican en Europa son la antítesis de esta visión y representan el regreso a una ortodoxia que niega la realidad. Asimismo, en Estados Unidos la discusión sobre política fiscal y la necesidad de reducir el déficit está contaminada por el oscurantismo de una pseudo-teoría económica más ligada a la ideología que al análisis racional.
Sigue diciéndole Keynes a Roosevelt: “Hay indicios de que dos falacias técnicas están afectando las políticas de su administración. La primera tiene que ver con el papel que juega el incremento de precios en la recuperación.” Keynes aclara que el aumento de precios normalmente acompaña al crecimiento y la expansión del empleo. Pero existe una inflación provocada por manipulaciones de costos o de la oferta y no tiene nada que ver con el aumento de precios que se espera de una expansión saludable del poder de compra y de la demanda agregada. En pocas palabras, el fetiche del control de la inflación no debe ser un obstáculo para aplicar políticas de recuperación.
En el terreno de las recomendaciones, Keynes insistió: “la prioridad está en otorgar crédito para el gasto bajo los auspicios del gobierno. Una preferencia estaría en obras que pueden madurar rápidamente y en gran escala, como la rehabilitación de la red ferroviaria. En segundo lugar yo colocaría el crédito barato y abundante, así como la reducción de la tasa de interés de largo plazo a través de la intervención de la Reserva federal”.
Ochenta años después, la carta de Keynes a Roosevelt mantiene su vigencia esclarecedora. Mientras la peor crisis en la trágica historia del capitalismo sigue su marcha, los poderes establecidos aprovechan la coyuntura para arremeter contra lo que queda del estado de bienestar. El colapso actual tiene sus raíces en el estancamiento de los salarios reales en las principales economías capitalistas del mundo. La mala distribución del ingreso ha llevado a un sobre endeudamiento de las clases trabajadoras. Y ahora, en una brutal recesión en la que todos los agentes están empeñados en desendeudarse, nadie quiere aumentar pasivos y cualquier ayuda en forma de subsidios fiscales se utiliza para pagar deudas, lo que no contribuye a incrementar la demanda. En este contexto urge el lanzamiento de un vasto programa de obras públicas.
En Estados Unidos y Europa, los amos del dinero impiden que el gasto público sea el factor para salir del atolladero, tal y como recomendaba Keynes. La falacia sobre la necesidad de mantener el presupuesto equilibrado ha sometido a las finanzas públicas a los dictados del capital financiero. Aún más, al imponer los recortes fiscales se agrava la crisis porque se reduce la demanda agregada. ¿Será por ignorancia o por mala fe? En algunos casos el desconocimiento de los rudimentos de la teoría económica es responsable de que se apliquen políticas retrógradas. Pero, en general el retroceso en política macroeconómica de cara a la crisis se debe a un objetivo perverso: La destrucción de todas las instituciones que apoyan a la clase trabajadora.
Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.
Sinpermiso electrónico se ofrece semanalmente de forma gratuita. No recibe ningún tipo de subvención pública ni privada, y su existencia sólo es posible gracias al trabajo voluntario de sus colaboradores y a las donaciones altruistas de sus lectores. Si le ha interesado este artículo, considere la posibilidad de contribuir al desarrollo de este proyecto político-cultural realizando una DONACIÓN o haciendo una SUSCRIPCIÓN a la REVISTA SEMESTRAL impresa.

quarta-feira, 2 de janeiro de 2013

“O medo do futuro deve ser atenuado pela ação do Estado”

Fonte desta imagem AQUI.

Entrevista com Luiz Gonzaga De Mello Belluzzo

Marilza de Melo Foucher *

“Creio que uma socialização bastante completa do investimento será o único meio de se aproximar do pleno emprego, ainda que isso não exclua qualquer forma de cooperação entre a autoridade pública e a iniciativa privada.”

– Diante de um Estado esfacelado como está hoje, de que forma um plano keynesiano seria capaz de reorganizar o capitalismo?

– Keynes trata o Estado como uma instância ética e política capaz de fazer a mediação dos interesses conflitantes da sociedade civil. É preciso que o Estado e seus corpos intermediários tenham um papel indutor e regulador. Tudo isto tem que ser contextualizado no período em que ele viveu. Keynes tinha uma confiança enorme na capacidade do Estado. O Estado keynesiano é capaz de ver além dos interesses privados. Liberal e hegeliano, o Estado de Keynes é o espaço da universalização dos particularismos da sociedade civil.
Keynes tinha horror do individualismo, mas dizia que há sempre um espaço para certo individualismo, este sentimento que move o indivíduo na economia mercantil-capitalista. Ele achava “o amor ao dinheiro” um horror, mesmo sendo um fator de progresso e de mudança social, todavia, the love of Money ‘pode se transformar em um tormento para o homem moderno’. No livro Perspectivas econômicas para nossos netos Keynes escrevia que os homens precisam voltar para os valores fundamentais da religião, da boa vida, da convivência. Este é um texto muito bonito. Havia uma visão ética ali por trás. Havia também uma concepção liberal do Estado na sua origem, ele não foi capaz de ver a transformação que o estado ia sofrer no capitalismo monopolista e na na sociedade de massas, em que essa independência do Estado em relação à sociedade civil vai sendo minada. Falo aqui da sociedade civil como sociedade dos interesses.
A mesma coisa diz respeito à taxação progressiva. Keynes não acredita que o capitalismo entregue à sua razão interna possa reduzir as desigualdades de renda e riqueza. Hoje se observa a dilaceração do Estado Social . Os sistemas tributários abandonaram a progressividade e começaram a cobrar impostos sobre as mercadorias e serviços em cima dos assalariados. A tentativa de manter o peso do imposto de renda, dos impostos do patrimônio, tudo isto foi destruído pelo movimento do capitalismo.
Quanto ao terceiro pilar da proposta keynesiana trata-se da eutanásia do “rentier”. Keynes explicou no Tratado da Moeda que o sistema bancário moderno é muito integrado e muito desenvolvido não há razão que o capital seja considerado escasso. Ricardo discutiu a questão da renda da terra. Na medida em que a terra vai sendo ocupada, os proprietários podem exigir uma renda derivada da escassez.
O moderno sistema bancário cria moeda (depósitos) ao conceder empréstimos. Cria liquidez à frente. Na economia monetária podem surgir problemas de liquidez, ou seja, de adiantamento de dinheiro para a realização do gasto. O investimento pode não ocorrer se há um problema de confiança dos bancos em relação ao pagamento dos empréstimos adiantados pelos bancos ou se os empresários não tomam crédito porque antecipam resultados ruins de seu empreendimento futuro.
A existência dos bancos modernos superou o obstáculo da poupança prévia próprio de uma economia natural. Numa economia natural, por exemplo, que trabalha só com o trigo, você precisa reservar uma parte de sua colheita pra plantar no ano seguinte. Isto é poupança, um conceito da economia real não monetária, se tal coisa existisse.
Numa economia monetária, os empresários só não vão investir se observarem que o rendimento esperado com a posse de um novo bem de capital (criação de uma fábrica) é inferior às taxas de juros. Keynes propunha a administração pública do sistema bancário a fim de facilitar a oferta de capital monetário para empreendimentos rentáveis. É a mesma coisa que Marx escreve no volume 3 de O Capital. Diga-se eles tem uma visão muito parecida sobre a ontologia do econômico.
Em que sentido? Keynes diz que pode definir a economia empresarial capitalista como uma existência de um lado de empresas que tenham o controle dos meios de produção e do dinheiro e de outro os trabalhadores que são obrigados a vender sua força de trabalho. No volume 29 de Obras Escolhidas estão os escritos que antecedem a Teoria Geral. Ele abordou o capitalismo desta maneira, estas informações se encontram nos manuscritos que foram descobertos mais tarde.
Os capitalistas não gastam com objetivo de maximizar a produção, ele gasta com o objetivo de maximizar seus ganhos, seu lucro monetário. O tratamento que os dois dão à estrutura do capital vai ser fundamental para a compreensão da evolução do capitalismo. Voltando pra questão da crise atual, Marx tem páginas muito importantes que Keynes não tem sobre o progresso técnico a desvalorização do capital e desvalorização do trabalho.
Então Marx vai muito mais além do que Keynes. Ainda que Keynes tenha uma visão que para segurar a este ímpeto do capitalismo de desvalorizar o capital, é preciso segurar a concorrência e não deixar que ela seja devastadora. Isto é uma visão muito conservadora, por isso ele acha possível manter o capitalismo funcionando mais ou menos com aquela condição que eu já descrevi sobre a socialização de investimentos, sistema fiscal progressivo, eutanásia rentier. Ele defendia no quarto ponto uma coordenação das economias nacionais e esboça aí uma ordem econômica mundial.
Propõe a construção das instituições internacionais públicas que permita o ajustamento sem traumas cambiais e monetários dos déficits (e superávits) dos balanços de pagamentos. Isto significaria facilitar o crédito aos países deficitários e penalizar os países superavitários. O propósito de Keynes era evitar os ajustamentos deflacionários e manter as economias na trajetória do pleno emprego. Mais tarde, em Bretton Woods, Keynes propôs a Clearing Union, uma espécie de Banco Central dos bancos centrais. Este emitiria uma moeda bancária, o “bancor”, que seria destinada exclusivamente a liquidar posições entre os bancos centrais. O controle de capitais deveria ser “uma característica permanente da nova ordem mundial”.

– Professor, diante da realidade de hoje, quanto ao papel do FMI, perdoe insistir, mas como explicar que o plano Keynes continue atual no contexto da globalização econômica, face a tudo o que assistimos nesses últimos tempos?

– O plano Keynes nunca foi tão verdadeiro e atual, mas sua implantação nunca foi tão difícil.

– Por isso eu tenho curiosidade de saber o como, o por quê?

– Isto teria uma implicação muito séria que tem a ver com a questão do poder político das nações. Ter o controle da moeda reserva confere muitas vantagens, como bem disse (o ex-presidente Luiz Inácio) Lula (da Silva) no seminário. De Gaulle também denunciava este privilégio exorbitante. Ele tinha implicância com esse poder norte-americano, que ele conhecia muito bem, isto facilitava o movimento das empresas norte-americanas, facilitava muito bem os investimentos externos, facilitava o fato dos Estados Unidos não terem problema com sua dívida pública, ao contrário do que pensam os republicanos norte-americanos. Eles podem refinanciá-las com grande facilidade, usando até o movimento de capitais do resto do mundo para os Estados Unidos. Isto foi importantíssimo na montagem da crise e é importante agora com a taxa de juros sobre um ativo de 10 anos. Um título do Tesouro para 10 anos estar hoje em 1.32 é baixíssimo. É um convite ao endividamento para poder gastar. Mas os republicanos norte-americanos estão obcecados pela divida.

– Mas voltando ao plano Keynes…

– Ele nunca foi tão clarividente na sua análise e proposições, ele queria evitar exatamente que ocorresse esses desequilíbrios crônicos entre balanço de pagamentos dos países mas, ao mesmo tempo, nunca foi tão difícil, pois as condições políticas para proceder a uma reforma dessas não existem, existiram naquele momento, por várias razões na verdade, uma das quais era o sistema monetário internacional, que estava destruído e precisava ser reconstruído desde o inicio, após a Segunda Guerra Mundial. Os Estados Unidos saíram da guerra em condições melhores, com suas indústrias, empresas e seu aparato produtivo intocados. Eles vinham da experiência do “New Deal”, tinham essa visão reformista, foram eles que propuseram as reuniões que criaram a ONU, como as de Bretton Woods que estabeleceram as organizações multilaterais. Logicamente que, quando chega o momento de definir o que o Banco Mundial, o Fundo Monetário Internacional fariam, eles asseguraram na verdade a superioridade deles, dos Estados Unidos, que ficaram no coração do sistema. Eles foram generosos, pois ajudaram na reconstrução da Europa, com os mecanismos de ajuda que criaram. Este gesto de generosidade não é gratuito face à guerra fria travada com o bloco soviético. Aqui na Europa houve uma confrontação política entre as duas concepções. A construção do Estado de bem-estar na Europa tem muito a ver com a presença da União Soviética, com o medo da expansão União Soviética.
Eu acho que hoje em dia todas as propostas de reformas passam ao largo disso que o Keynes disse e nunca foi tão atual, pois não há outra maneira de resolver esta questão dos desequilíbrios globais.
Só eu e o Lula abordamos esta questão, os outros não trataram da questão da coordenação internacional. Por que o engano é supor que você vai partir para as políticas de competividade como se a competição fosse um processo que criaria um espaço comum a que todos convergiriam?… A concorrência internacional é geradora de desequilíbrio. Basta ver a China em relação ao resto do mundo, ou a Alemanha em relação Europa. No caso da China, quando fez as reformas, abriu seu espaço territorial para os investimentos estrangeiros e vai oferecer mão de obra barata para alentar a competição por preços das empresas nos Estados Unidos e Europa. Quem foi para a China? As grandes empresas norte-americanas, europeias e japonesas. Eles criaram lá seu espaço de competição. O que aconteceu? Um problema de desemprego crescente nos Estados Unidos e Europa. Então você tem hoje o seguinte fenômeno: o sistema empresarial norte-americano vai muito bem obrigado. Isto é verdade também para as empresas europeias. Mas o espaço da economia territorial, o espaço territorial de convivência, onde as pessoas trabalham, vivem, moram, estudam, comem, têm lazer, esta cada vez mais ameaçado com os cortes nas áreas dos direitos, da redução de salários, de rebaixamento do padrão de vida etc. Por isso, as propostas de Keynes continuam atuais e, no entanto, nunca foram tão impossível.
Os Estados Unidos não querem nem saber disso. Mas os norte-americanos terão que enfrentar estas questões. Porque se eles mantiverem esse sistema monetário internacional, não é porque o dólar é fraco, o dólar é forte, então os chineses vão amealhar, em vez de US$ 3 trilhões de reserva, US$ 5 trilhões! Isto é ruim para o comércio internacional e ao mesmo tempo é muito grave porque os chineses vão exercer de alguma forma esse poder, assim como o Brasil, que tem hoje uma reserva de US$ 370 bilhões e vai ter que acoplar mais.

– O que o senhor achou da proposta dos dois presidentes do Brasil e da França sobre a criação de um conselho de segurança econômica e social, nos moldes do Conselho de Segurança das Nações Unidas (ONU)? Já existe o Conselho Econômico e Social na ONU, todavia, ele não tem grandes poderes…Nem Lula, nem Jospim demonstraram muito entusiasmo…

– Eu acho que o Lula pegou as resoluções do G20 e mostrou que todas elas eram corretas, porém nenhuma delas foi implementada. Por quê? Porque quando você encontra esses obstáculos como esse que eu mencionei com a questão da gestão da reserva de moedas, os Estados Unidos terão que discutir este ponto, não tem como. Os Estados Unidos tinham 40% da produção mundial, hoje eles só têm um pouco mais de 20%. Assim como a União Européia, que também perdeu espaço com o surgimento dos emergentes mais parrudos. Eles terão que rediscutir a reforma do sistema monetário. Por exemplo, o Brasil já estar criando um fundo comum de estabilização para a América Latina. Os fundos regionais vão surgir. O Brasil com o Pré-Sal terá que fazer um fundo soberano e isto é uma arma incrível do Brasil, se bem utilizado. Todavia, isto não vai resolver a questão do desequilíbrio e nem do emprego. A ideia, por exemplo, de o presidente (Barack) Obama dizer que os Estados Unidos terão que trazer de volta as empresas norte-americanas dando-lhes um grau superior de automação, introduzir a robótica, a lógica é a mesma.

– Então, professor Belluzzo, como seria esta nova governança mundial?

– Pois então, a nova governança mundial terá que caminhar nessa direção, do Keynes, não tem como. Torna-se necessário restringir um pouco esta competição, estabelecer regras do comércio internacional que não são estas atualmente aplicadas. A organização da economia internacional passa por outras questões, como a da coordenação mais adequada do comércio, que não podem ser satisfeitas pelas regras atuais Organização Mundial do Comércio (OMC).
Estas regras estipulam o livre comércio o que não é possível, não existe competitividade entre os países, existe entre empresas. Se você aceita as regras da competitividade, deverá aceitar o movimento das empresas para fora; o abandono da economia territorial se estabelece num conflito entre a vida no território. É a lógica abstrata da economia. Esse é o problema do capitalismo. Olhado por certo ângulo, ele é muito suficiente, mas como explicar que existe uma abundancia de capacidade produtiva que poderia atender às necessidades básicas e não básicas das pessoas, e essa incapacidade de gerar igualdade etc. Isto só pode ser feito pela intervenção pública.
Sinceramente, eu fiquei muito impressionado com perplexidade do governo socialista da França. As propostas que eles fazem são francamente insuficientes para enfrentar a gravidade da situação hoje e do que estar pra vir. Adotar por exemplo, políticas de competitividade e austeridade neste momento significa sacrificar ainda mais a população.
Existe certa contradição entre o discurso da competitividade e a criação do Banco de Investimento que ainda não vimos a sua estruturação… A idéia de ter um Banco de Desenvolvimento com o Brasil é muito boa. Hoje o BNDES é o maior do mundo. Talvez seja a melhor resposta para a crise territorial que se vive hoje na Europa.

– A presidenta Dilma apareceu como uma ferrenha defensora da União Européia e do euro, chegando a afirmar que sua criação foi a maior construção política do mundo. Todavia, para a maioria dos cidadãos franceses a Europa política ainda não foi construída daí o não ao tratado de Lisboa… Que sugestões o senhor teria sobre a saída da crise européia? E por que o fortalecimento da União européia é importante para o Brasil?

– Eu venho observando e acompanhando os últimos passos desta crise européia, inclusive esta questão do debate sobre a União Bancaria.
A Alemanha poderia conduzir a rearticulação e o rearranjo da Europa política, não o faz porque caminha numa direção oposta e a França esta numa posição um pouco subordinada. Há uma situação muito difícil, porque o país que poderia funcionar como país residual na absorção dos choques tem bloqueios históricos e ideológicos. A Alemanha está jogando em função de seus próprios interesses, muito diferente do que os Estados Unidos fizeram no pós-guerra. A Alemanha tem essa característica de se considerar um pouco acima, isto é uma mancha que não sai. Considera-se uma nação privilegiada, no certo sentido um pouco parecido no conteúdo e na forma como os Estados Unidos de hoje, da utopia realizada.
Existe hoje uma resistência da Alemanha em romper com a política de austeridade europeia. O povo alemão está convencido de sua capacidade de fazer sacrifícios e suportar; e não está disposto a sacrificar os seus princípios em nome daqueles considerados gastadores e nada cuidadosos com suas economias e endividamentos, tais como os europeus do Sul. Nós temos aí um bloqueio sério.
A Alemanha tem essa coisa também que o Weber percebeu e disse que o povo alemão tinha esse vicio da obediência, é uma condição meio complicada, ao mesmo tempo em que eles se acham superiores, eles são obedientes. Então eles se submetem ao Estado de fato, ao que está ai. Eles têm uma relação muito tosca com o resto da Europa.
Então, penso que a União Europeia poderia ser reconstruída se ela usufruísse um pouco mais liberdade, mais fôlego em suas unidades e nos países membros. Se ela adotasse um mecanismo de compensação fiscal. É um absurdo que os países tenham déficits entre si com uma moeda comum. É preciso uma coordenação dentro do Euro que compreenda diversas estratégias.
No mês de maio deste ano, o prêmio de risco da Espanha, por exemplo, calculado sobre os rendimentos dos títulos alemães de 10 anos chegou a 500 pontos. Para juntar a desgraça ao infortúnio, a corrida bancária e a fuga de capitais chegaram à Ibéria, ameaçando a solvência das instituições grandes, médias e pequenas.
O colapso da confiança não pode ser superado sem a centralização das decisões na autoridade monetária encarregada de zelar pela higidez das relações interbancárias e, portanto, pela “normalidade” das operações de crédito. Você me desculpe, mas isto é de uma burrice inacreditável. Como pensar que uma moeda comum vai funcionar assim? Eu vejo isto no curto e médio prazo com muito pessimismo.
É provável que a crise não atingisse tais culminâncias se as autoridades europeias tivessem admitido a inevitabilidade de uma reestruturação ordenada da dívida e do controle público do sistema bancário. Teriam assim mitigado as agruras da recessão e bloqueados o avanço contagiosos da crise financeira. Trata-se de um caso de psiquiatria política: a opção mesquinha por fazer pouco e devagar – too little, too late - transformou-se numa reação avassaladora do tipo too much forever.


* Marilza de Melo Foucher é economista, jornalista e correspondente do Correio do Brasil em Paris.

Fonte: CdoB

quarta-feira, 31 de outubro de 2012

Apenas 147 conglomerados empresariais controlam 40% da riqueza mundial

Fonte desta imagem AQUI.

Um estudo da Universidade de Zurich revelou que um pequeno grupo de 147 grandes corporações trasnacionais, principalmente financeiras e mineiro-extrativas, na prática controlam a economia global. O estudo foi o primeiro a analisar 43.060 corporações transnacionais e desentranhar a teia de aranha da propriedade entre elas, conseguindo identificar 147 companhias que formam uma “super entidade” que controla 40% da riqueza da economia global.

Ernesto Carmona

O pequeno grupo está estreitamente interligado através das diretorias corporativas e constitui uma rede de poder que poderia ser vulnerável ao colapso e propensa ao “risco sistemico”, segundo diversas opiniões. O Project Censored (Projeto Censurado, em tradução livre) da Universidade Estadual de Sonoma, na Califórnia, EUA, desclassificou esta notícia e sua repercussão foi sepultada pelos meios de comunicação norte-americanos. Mas Peter Phillips, professor de sociologia naquela universidade, ex-diretor do Projeto Censurado e atual presidente da Fundação Media Freedom/Project Censored, fez referência a ela em seu trabalho The Global 1%: Exposing the Transnational Ruling Class (O Um Por Cento Global: Exposição da Classe Dominante Transnacional), assinado com Kimberly Soeiro e publicado em projectcensored.org.

Os autores do estudo são Stefania Vitali, James B. Glattfelder e Stefano Battiston, pesquisadores da Universidade de Zurich (Suíça), os quais publicaram seu trabalho a 26 de outubro 2011, sob o título A Rede de Controle Corporativo Global (The Network of Global Corporate Control) na revista científica plosone.org.

Na apresentação do estudo publicado na PlosOne, os autores escreveram: “A estrutura da rede de controle das empresas transnacionais afeta a concorrência do mercado mundial e a estabilidade financeira. Até agora, foram estudadas somente pequenas mostras nacionais e não existia uma metodologia adequada para avaliar o controle a nível mundial. Apresenta-se a primeira pesquisa da arquitetura da rede de propriedade internacional, junto ao cálculo da função mantida por cada contendor global”.

“Verificamos que as corporações transnacionais formam uma gigantesca estrutura como gravata de laço e que uma grande parte dos fluxos de controle conduzem para um pequeno núcleo muito unido de instituições financeiras. Este núcleo pode ser visto como um bem econômico, uma “super-entidade” que propõe novas questões importantes, tanto para os pesquisadores como para os responsáveis políticos”.

O diário conservador britânico Daily Mail foi talvez o único do mundo a publicar esta notícia, em 20 de outubro 2011, assinada por Rob Waugh com o chamativo titulo: Existe uma ‘super-corporação’ que dirige a economia global. O Estudo ressalta que esta célula empresarial gigante poderia ser terrivelmente instável. A pesquisa concluiu que 147 empresas criaram uma “super entidade” dentro do grupo, controlando 40% da riqueza mundial”.

Waugh explica que o estudo da Universidade de Zurich “prova” que um pequeno grupo de companhias – principalmente bancos – exerce um poder enorme sobre a economia global. O trabalho foi o primeiro a examinar um total de 43.060 corporações transnacionais, a teia de aranha da propriedade entre elas e estabeleceu um “mapa” de 1.318 empresas como coração da economia global.

“O estudo encontrou que 147 empresas desenvolveram em seu interior uma “super entidade”, controladora de 40% de sua riqueza. Todos possuem parte ou a totalidade de um e outro. A maioria são bancos – os 20 top, incluídos Barclays e Goldman Sachs. Mas o estreito relacionamento significa que a rede poderia ser vulnerável ao colapso”, escreveu Waugh.

O 1% do mundo

“Efetivamente, menos de 1% das empresas foi capaz de controlar 40% de toda a rede”, disse ao Daily Mail James Glattfelder, teórico de sistemas complexos do Instituto Federal Suíço de Zurich, um dos três autores da investigação.

Alguns dos supostos que subjazem no estudo foram criticados, como a ideia de que propriedade equivale a controle. “No entanto, os pesquisadores suíços não têm nenhum interesse pessoal: limitaram-se a aplicar à economia mundial modelos matemáticos utilizados habitualmente para modelar sistemas naturais, usando o Orbis 2007, um banco de dados que contém 37 milhões as companhias e investidores”, informou Waugh.

O economista John Driffil, da Universidade de Londres, especialista em macroeconomia, disse à revista New Scientist que o valor do estudo não radicava em ver quem controla a economia global, mas em mostrar as estreitas conexões entre as corporações maiores do mundo. O colapso financeiro de 2008 mostrou que este tipo de redes estreitamente unidas pode ser instável.
– Se uma empresa sofre uma angústia, esta se propaga – disse Glattfelder.

Para Rob Waugh e o Daily Mail há um “senão”: “Parece pouco provável que as 147 corporações no coração da economia mundial pudessem exercer um poder político real, pois representam demasiados interesses”, assegurou o diário conservador britânico.

A riqueza global do mundo estima-se que se aproxima dos US$ 200 bilhões, ou seja, duas centenas de milhões de milhões. Segundo Peter Phillips e Kimberly Soeiro, 1% mais rico da população do planeta agrupa, aproximadamente, 40 milhões de adultos. Estas pessoas constituem o segmento mais rico da população dos países mais desenvolvidos e, intermitentemente, em outras regiões.

Segundo o livro de David Rothkopf Super-classe: a Elite de Poder Mundial e o Mundo que está Criando, a super elite abarcaria aproximadamente 0,0001% (1 milionésima parte) da população do mundo e compreenderia umas 6 a 7 mil pessoas, embora outros assinalem 6,6 mil. Entre esse grupo, teria que se procurar os donos das 147 corporações a que se refere o estudo dos pesquisadores de Zurich.

Ernesto Carmona é jornalista e escritor chileno.

CdoB

sábado, 28 de julho de 2012

Dinheiro por nada

Fonte dessa imagem AQUI.

Paul Krugman

Há anos, pessoas supostamente sérias vêm lançando alertas sombrios sobre as consequências de grandes deficit orçamentários - deficit que resultam primordialmente da crise econômica corrente. Em maio de 2009, Niall Ferguson, de Harvard, declarou que "o maremoto da emissão de dívidas" causaria disparada nas taxas de juros norte-americanas. Em março de 2011, Erskine Bowles, co-presidente da malfadada comissão do deficit criada pelo presidente Barack Obama, alertou que a menos que houvesse ação rápida contra o deficit, "os mercados nos devastarão", provavelmente em menos de dois anos. E assim por diante.

Bem, creio que ainda restem alguns meses no prazo de Bowles. Mas algo de estranho aconteceu no caminho para a crise fiscal que tantos previram: os custos de captação dos Estados Unidos caíram ao seu nível mais baixo na História. E isso não acontece só nos Estados Unidos. A esta altura, todos os países avançados capazes de captar recursos em moeda própria vêm obtendo empréstimos a custo muito baixo.

O fato de que os deficit não tenham produzido a alta prevista nas taxas de juros está nos dizendo algo de importante sobre a natureza de nossos problemas econômicos (e a sabedoria, ou falta de, daqueles que se apontaram como protetores de nossas virtudes fiscais). Antes que eu trate desse assunto, porém, vamos discutir os custos de captação baixíssimos - tão baixos que, em certos casos, os investidores na verdade estão pagando aos governos pelo depósito de seu dinheiro.

Em termos gerais, isso vem acontecendo com "títulos protegidos contra a inflação" - papéis cujo pagamento futuro está vinculado ao índice de preços ao consumidor, e portanto fazem com que o investidor não precise temer erosão de seu capital pela inflação. Mesmo com essa proteção, os investidores costumavam exigir pagamento substancialmente mais alto. Antes da crise, as notas de 10 anos norte-americanas protegidas por correção monetária pagavam cerca de 2% anuais de juros. Recentemente, porém, a taxa desses títulos vem sendo de 0,6% negativo. Os investidores estão dispostos a pagar mais por esses papéis do que o total corrigido pela inflação que virão a receber quando o governo liquidar o principal e os juros.

Ou seja, na prática os investidores estão oferecendo dinheiro de graça aos governos pelos próximos 10 anos; na realidade, estão dispostos a pagar uma taxa modesta aos governos para que protejam seu dinheiro.

As pessoas que têm interesse velado em promover o medo de uma crise fiscal fizeram diversas tentativas para explicar por que a crise não se concretizou. Uma das preferidas é a alegação de que o Federal Reserve (Fed, o banco central dos Estados Unidos) vem mantendo os juros artificialmente baixos ao adquirir títulos do governo. Mas essa teoria foi submetida a teste na metade do ano passado, quando o Fed suspendeu temporariamente suas compras de títulos públicos. Muita gente -incluindo Bill Gross, do grande fundo de investimento em títulos Pimco- previa uma disparada nos juros. Nada aconteceu.

Oh, e não prestem atenção aos alertas de que um dia desses nos transformaremos na Grécia. Países como a Grécia ou a Espanha estão sofrendo as consequências da decisão irresponsável de trocar suas moedas nacionais pelo euro, que os torna vulneráveis de uma maneira que não se aplica de modo algum aos Estados Unidos.

Assim, o que está acontecendo? A principal resposta é que isso é o que transcorre quando você passa por um "choque de redução de dívidas", quando todo mundo corre para tentar reduzir seu endividamento ao mesmo tempo. O uso domiciliar de crédito despencou, as empresas acumularam reservas de caixa porque não há motivo para expandir produção na ausência de vendas, e o resultado é que os investidores estão prontos mas não têm o que fazer com seu dinheiro. Por isso, estão comprando títulos do governo mesmo que os retornos sejam muito baixos, dada a falta de alternativas. Além disso, ao oferecer dinheiro por juros tão baixos, estão na prática implorando para que os governos emitam mais títulos de dívida.

E os governos deveriam atender a esses pedidos, em lugar de se sentirem obcecados quanto ao deficit em curto prazo.

Ressalva obrigatória: sim, temos um problema orçamentário de longo prazo, e deveríamos começar a resolvê-lo agora, principalmente pela contenção dos custos da saúde. Mas é uma loucura demitir professores e cancelar projetos de infraestrutura em um momento no qual os investidores estão oferecendo dinheiro a juro zero ou negativo.

Não é nem mesmo preciso oferecer o argumento keynesiano quanto à criação de empregos para perceber o fato. A única coisa necessária é perceber que, quando o dinheiro está barato, é um bom momento para investir. E tanto educação quanto infraestrutura representam investimento no futuro dos Estados Unidos; terminaremos por pagar um preço alto, e completamente desnecessário, pelos danos que estamos causando aos dois setores agora.

Isso posto, o argumento keynesiano também é fato. A experiência dos últimos anos - acima de tudo, o espetacular fracasso das políticas de austeridade na Europa - foi demonstração dramática do ponto básico de Keynes: em uma economia deprimida, cortar gastos causa ainda mais depressão.

Portanto, é hora de ignorar os supostos sábios que sequestraram o debate sobre política econômica e atribuem ao deficit o papel central na discussão. Eles estão errados sobre absolutamente tudo - e agora até mesmo os mercados financeiros nos dizem que deveríamos nos concentrar no crescimento e criação de empregos.
Tradução de Paulo Migliacci
 
Paul Krugman é prêmio Nobel de Economia (2008) e professor na Universidade Princeton (EUA). Um dos mais renomados economistas da atualidade, é autor ou editor de 20 livros e tem mais de 200 artigos científicos publicados.

terça-feira, 17 de julho de 2012

A ESPANHA AFUNDA

Fonte da imagem AQUI.

Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona, para Página/12

UNO A seis meses del esperpéntico naufragio del Costa Concordia (el colosal crucero todavía está ahí, escorado, junto a la isla de Giglio, como escenografía perfecta para película post-apocalíptica) y en medio de una tormenta (solar) perfecta, el jefe de Gobierno español Mariano Rajoy, quien se creía insumergible y titánico, chocó contra el iceberg de su descontento. Y –tocado y hundido– se fue hasta el fondo. Un fondo donde no aguarda un tesoro sino, apenas, el Fondo Monetario Internacional y sus coleguitas piratas, siempre listos para salir a la caza de los restos y despojos que suben a la superficie. Rodríguez –como millones de españoles atrapados en las cubiertas inferiores, hambrientos de pan y con abstinencia de circo, flotando entre la Eurocopa que fue y las Olimpíadas que serán– lo vio por televisión. 11 de junio. Miércoles; a pesar de que Rajoy ya advirtió de que los viernes serían, de aquí y hasta el fin del mundo, el día elegido para que él descienda del Monte Bruselas con las Tablas de las Nuevas Leyes y nosotros corramos a hacer los espinosos mandados que ordenan las llamas de este incendio. Pero, claro, este viernes caía 13, así que lo mejor era no arrojar más carbón a las calderas del cada vez más oscuro humor negro. Y la hoja de ruta y el curso de navegación ya venía complicado. La borrasca estalló el mismo lunes, cuando se formalizó con datos el pedido de ayuda, rescate, intervención suave, tutela, S.O.S. o lo que sea. El ministro de Economía, por supuesto, insistió con eso de que nadie había impuesto una condición (y no mentía, porque impusieron treinta y dos condiciones) y no al abordaje sino a ser abordados. Y todo empezaba a hacer agua. Las encuestas –como mensajes en botellas– decían que dos de cada tres españoles creen que nada de lo que se está haciendo desde Moncloa servirá para algo. Es decir: dos terceras partes de la población no cree. En nada. Y –destierro a la vista– cada vez se ve más gente en la calle, hablando sola, sin el móvil en la mano y como inmóviles, aislados bajo una solitaria palmera, sin bronceador que los proteja de los rayos ni pararrayos que los salve de los relámpagos.

DOS El miércoles, Rajoy leyó la cartilla en el Congreso. Y era una cartilla larga. Parecía, más bien, un acta de defunción política. O un parte del naufragio de sus recetas. Porque allí, delante de todos, Rajoy se iba a pique mientras, mareado, contemplaba el ascenso inexorable de la marea de una reforma deformante barriendo el castillo de arena de su programa de gobierno. De aquí en más, Rajoy es un capitán sin puerto relevado de sus funciones por un almirantazgo en tierra apenas más firme que la suya. “No podemos elegir. No tenemos esa libertad”, finalmente advirtió –degradado y aferrado al poco obediente puente de mando del hemiciclo de miércoles– el hasta entonces supuesto Gran Presionador Rajoy. Y allí, en vivo y en directo, Rajoy ponía en funcionamiento los motores del mayor recorte en toda la historia de la democracia (atrás quedó el récord del Capitán Zapatero aquel 12 de mayo del 2011) y enumeraba, una a una, restas de haberes y aumentos de deberes como si disparara cañones contra sí mismo. La bancada del PSOE y de la izquierda (que, como se sabe, no es lo mismo) lanzaba un “uuuy” con cada medida enunciada y la del PP aplaudía a su héroe (en señal de admiración por su valentía y compromiso, explicaron), mientras una de sus diputadas lanzaba un “¡Que se jodan!” (la cosa era con los socialistas y no con los desempleados, aclaró luego). Y todo era tan lamentable y tan triste que difícilmente James Cameron pagaría uno de sus batiscafos de luxe para contemplarlo. Pero Rodríguez sí lo vio y ya no podrá olvidarlo. La confirmación absoluta de que al mal tiempo planetario hay que sumarle, además, las malas caras una de las peores tripulaciones de oficiales que se recuerde. Ganas de atarse al mástil para que las sirenas te perforen los párpados. Cualquier cosa mejor que oír a esas autocomplacientes gaviotas graznando, a esos albatros de pésimo agüero que no hicieron nada en su momento, a ese Rajoy –con aire de Haddock sin Tintín– diciendo lindezas muy suyas del tipo “Yo soy el primero en estar haciendo lo que no me gusta” y “Las medidas que he tomado no son agradables cada una en particular y menos lo son todas juntas”.

Rodríguez compró el diario del jueves –un huracán tropical de gráficos, infografías, testimonios y diferentes tonalidades de rojo– para ver si así entendía algo. Y entendió todo.

Ahogados, fue el inapelable titular de El Periódico del viernes.

Y Rodríguez, con el agua al cuello, agitó los brazos y gritó “¡Wilson!”

TRES Para el viernes 13 todo estaba firmado y listo para trámite; el rey advirtió a los políticos de “que no se quede nadie fuera de la recuperación cuando ésta llegue”; el gobierno no dio cifras exactas (pero sí las publicó, en inglés, en una página para inversionistas de su site); la del “¡Que se jodan!” pidió una de esas disculpas que nunca parecen pedir perdón, y en las calles de España, los jodidos, los recortados y parados, los marineros con nudos en la garganta, encallados pero a los gritos, se amotinaban. Y eran reprimidos. Va a ser, sí, un largo y ardiente verano. Y en septiembre se activará la suba del IVA. Y lo poco que iba ya no volverá a ir, parece. La ministra de Empleo y Seguridad Social dijo que “saldremos adelante con dignidad y entereza, con determinación y sensibilidad”. Rodríguez no comprendió lo de “dignidad” y “sensibilidad” (ni González ni Aznar, con bonitos sueldos en la empresa privada, han tenido el gesto de renunciar a sus pagas como ex presidentes; no se ha tocado la “limosna” estatal a la Iglesia y las rebajas a la Casa Real han sido de risa); pero son tantas las cosas que Rodríguez ya no comprende. A Rodríguez sólo le queda comprender los chistes. Y reírse para no llorar –o reírse hasta las lágrimas– con esa foto retocada que muestra a Rajoy y a los suyos con salvavidas al cuello o con eso de “Si esto fuese un naufragio, es como si se salvara a las rocas en lugar de a los pasajeros”. Las rocas son los bancos. Y Rodríguez se sienta en una roca de la playa de la Barceloneta a leer su libro para las vacaciones en casa. Manual de supervivencia y de autoayuda. La nueva edición en español del Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Allí, Rodríguez se enteró de que a la versión de Julio Cortázar –que leyó en su adolescencia, cuando España era pura promesa y las portadas de Alianza eran tan buenas y bonitas– le faltaba el 30 por ciento del original. Ahora, este viernes 13, Rodríguez alcanza ese momento tremendo cuando Robinson, tras veinte años de soledad absoluta, descubre la pisada de Viernes en la orilla, y corre a esconderse en su bungalow, reconociendo que “nunca una liebre buscó cobijo ni se metió bajo tierra un zorro con tanto terror en su mente como yo en aquel refugio”.

Pues eso.

Y ahí al lado –donde termina una playa demasiado parecida a esa postal baldía que acaba de llegarnos de Marte– el acalambrante mar es siempre caldo de tiburones que parece que sonríen, pero que en realidad no hacen otra cosa que enseñar los dientes.

quarta-feira, 4 de julho de 2012

A Fome e a Crise do Capitalismo

Obra de Käthe Kollwitz (1867 – 1945) - Veja mais AQUI.

Diante das revoltas dos famintos em Paris e Londres, no final do século 18, o pastor e economista inglês Robert Malthus desenvolveu a teoria segundo a qual a Terra, com seus recursos limitados, só seria capaz de alimentar um número limitado de pessoas. Caso a população humana ultrapassasse esse limite, ela sofreria redução, através de ondas de fome, pestes ou guerra.

Desde a Antiguidade, as revoltas causadas pela fome são um fenômeno recorrente. No ano 57 a.C., o estadista e filósofo Marco Túlio Cícero registrava os ferozes protestos em Roma devido ao aumento drástico do preço do pão. "Reinava uma inflação aguda e a fome ameaçava. E, como se não bastasse, ocorreram apedrejamentos."

Nos anos seguintes, depois de nada menos de oito grandes crises de fome em Roma, os imperadores adotaram medidas preventivas. Os cereais egípcios passaram a ser monopolizados, servindo principalmente ao abastecimento da Itália e da capital. Assim, os soberanos preveniram novos levantes e asseguraram seu poder político.

Cidade e campo


Ainda hoje, as elites estatais dos países em desenvolvimento procedem de forma semelhante, analisa Wolfgang Heinrich, especialista em agricultura do Serviço de Desenvolvimento da Igreja Luterana alemã (EED). "Os governos tendem a pacificar a zona urbana o máximo possível, através de preços subsidiados, subvenções à importação de trigo, etc. Isso absorve um volume relativamente grande de recursos. Nas zonas rurais, pelo contrário, os governos tendem a reagir aos levantes com métodos repressivos."

Esse fenômeno se manifestou pela primeira vez em escala global neste século durante a crise de alimentos de 2008. Na África, partes da Ásia e no Caribe aconteceram as chamadas "rebeliões da fome". Por vezes, elas abalaram os governos locais; por outras, foram utilizadas por certos grupos como arma política na luta interna pelo poder.

Joachim von Braun, diretor do Centro de Pesquisa de Desenvolvimento (ZEF), em Bonn, comenta: "Segundo nossos estudos, durante a crise dos preços dos alimentos de 2008, houve mais de 50 casos de agitações e manifestações, que também acarretaram mudanças de regime. Foi uma experiência inédita."

Esses levantes assustaram os líderes políticos do mundo. Há alguns anos, o tema também é discutido dentro da ONU e do G20, "pois, na atual situação de preços altíssimos, o conflito continua – ainda que não em escala de massa, como foi o caso em 2008", explica Von Braun.

Eco Agência, via domtotal.com

segunda-feira, 2 de julho de 2012

Río+20: sumisión al poder financiero

Fonte da Imagem AQUI.

Alejandro Nadal · · · · ·

La Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (CNSD), mejor conocida como Río+20, vino y se fue. Pudo haber sido un acto importante. En lugar de ello, estableció un nuevo estándar en cómo hacerse irrelevante. La receta es sencilla: pretenda usted que nunca ha oído hablar de la crisis global.

El documento final de la UNCSD no menciona ni una sola vez la crisis económica y financiera global. Poco importa que la crisis ya se ha convertido en la Segunda Gran Depresión. De alguna manera, los funcionarios del Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA) consideraron que ese tema no era relevante en una conferencia sobre sustentabilidad.

El PNUMA buscó sacar adelante su iniciativa sobre la economía verde. En el informe presentado en Río se le define como una economía en la que aumenta el bienestar, disminuye la pobreza y mejora el medio ambiente. Se trataría de una economía socialmente incluyente, con bajas emisiones de gases invernadero y gran eficiencia en el uso y manejo de recursos.

Para transitar hacia una economía verde se necesita invertir el 2 por ciento del PIB mundial (anualmente entre 2010-2050) en 10 sectores clave. Es una cantidad importante. ¿Dónde se pueden encontrar esos recursos? El PNUMA responde sin rubor: en el sector financiero. Según esta agencia el sector financiero tiene a su disposición una montaña de recursos y cada vez está más interesado en una cartera de inversiones que minimiza el costo ambiental y social, al mismo tiempo que capitaliza con tecnologías verdes.

La amistad del PNUMA con el sector financiero se confirma cuando se mencionan los mercados e instrumentos que ahora estarían del lado de la justicia y la salud ambiental: bonos verdes, bonos de carbono, REDD+, y activos de propiedad verde, etc. Ahí está: la financiarización de la naturaleza. Nunca se les ocurrió a los funcionarios del PNUMA que el desarrollo de estos mercados novedosos proviene de la búsqueda de espacios de rentabilidad en un mundo en el que la economía real permanece estancada.

El PNUMA en Río ha buscado tapar el sol con un dedo. Ha querido ignorar el hecho de que el sector financiero es el epicentro de la crisis global. El colapso de la economía mundial se mantiene en buena porque la opacidad de las operaciones financieras aceleró el contagio al principio y ahora impide reactivar el mercado interbancario.

Tiene razón el PNUMA: el sector financiero ha crecido mucho en los últimos veinte años. Pero ¿no se les ocurre que eso es precisamente un signo de la patología de la economía global? El estancamiento de los salarios desde hace tres décadas explica el creciente endeudamiento de las familias. La demanda agregada estuvo impulsada por el endeudamiento y eso, a su vez, explica cómo se llevó a cabo un proceso de redistribución de la riqueza de los más pobres a los más ricos. Instrumentos como las tarjetas de crédito, los préstamos para estudiantes o para automóviles fueron verdaderas aspiradoras para succionar recursos de los hogares y llevarlos a los bancos.

Uno de los factores que explica la expansión del sector financiero es su inclinación a introducir innovaciones que hicieron las operaciones del sector más opacas, disfrazaron riesgos, aumentaron la propensión a la volatilidad e incrementaron los niveles de apalancamiento. La bursatilización convirtió a muchas operaciones en zona vedada para los reguladores y agencias de supervisión. La autorregulación sólo proporcionó la ilusión de que se estaba haciendo algo para frenar abusos.

Un punto fundamental que el PNUMA no puede entender: una proporción significativa de la montaña de recursos en manos del sector financiero es riqueza contable. Proviene de un típico proceso de inflación de activos, o si se prefiere, de una burbuja. La crisis es la forma en la que se destruye ese patrimonio que sólo existe en la contabilidad. Para analistas como Nouriel Roubini o Dean Baker, al proceso deflacionario aún le falta mucho para completar su tarea.

Es más, una parte de esos recursos financieros proviene de las operaciones de creación monetaria de los bancos. Por ejemplo, con sus préstamos los bancos de la Unión Europea han creado billones (castellanos) de euros de la nada, o como dicen, ex nihilo. Y sólo una fracción minúscula de esos créditos estuvo respaldada por depósitos. El globo gigante todavía está desinflándose.

El PNUMA debería estudiar con seriedad la relación entre los sectores financiero y real de la economía. Los canales de transmisión entre estos sectores son críticos para el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica. En nuestros tiempos las operaciones en el sector financiero han propagado y amplificado la turbulencia y han puesto de rodillas a la economía real. Caray, hasta una organización tan conservadora como el Comité de supervisión de bancos de Basilea (dependiente del Banco de pagos internacionales) se preocupa por estos temas. ¿Por qué los funcionarios del PNUMA no pueden hacer lo mismo?

Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.

La Jornada, 26 junio 2012