DANIEL PAZ & RUDY:
El día después de la baja coordinada de las tasas de interés en las principales potencias, las bolsas respondieron con un nuevo desplome. La administración Bush analiza una opción más categórica: comprar parte de los bancos en aprietos.
Por Cristian Carrillo
La administración Bush ya desplegó todo su poder de fuego para controlar la crisis, y para el mercado sigue teniendo gusto a poco. Tras rescatar a la firmas de inversión quebradas, absorber la deuda “tóxica” del sistema, prestarles a las empresas que no consiguen crédito y bajar las tasas de interés cerca de sus mínimos históricos, el gobierno norteamericano ahora prevé salir a nacionalizar a los bancos en problemas. En Washington estudian recapitalizar el sistema financiero a través de la compra de acciones de las entidades en dificultades. El Estado se convertirá en accionista de esos bancos. El titular del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, reconoció su intención de “capitalizar instituciones financieras de todos los tamaños”. Pero los inversores volvieron a poner su atención en la frágil situación del sector real. Ayer las bolsas respondieron con una nueva caída libre y el índice industrial estadounidense Dow Jones se derrumbó 7,4 por ciento. En Europa siguieron la estatización de bancos y el aumento en las garantías para los depósitos. Sin embargo, los ahorristas no detienen la corrida.
Las bolsas europeas también operaron en negativo. En la región, los mercados copiaron la histeria de Wall Street y sobre la última hora los paneles de Argentina, Brasil y México se precipitaron (ver aparte). Las bolsas asiáticas traían anoche nubarrones para hoy: el Nikkei de Tokio perdía 7,4 por ciento en los primeros minutos del arranque.
Los anuncios siguen detrás de los eventos y los manotazos de ahogado que lanzaron hasta el momento en Estados Unidos y Europa no logran hallar tierra firme. Luego del derrape de la jornada previa, los “estrategas” económicos subieron la apuesta. Cada vez más cerca de una nacionalización masiva del sistema bancario, Bush y Gordon Brown coincidieron en la necesidad de recapitalizar a las entidades. En el caso norteamericano, la figura de un Tesoro socio ya es una realidad luego de la estatización de la aseguradora AIG y las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. Paulson está en condiciones de usar parte de los 700.000 millones de dólares que le aprobó el Congreso la semana pasada para incrementar la asistencia a bancos comprándoles parte de su paquete accionario. La propuesta fue impulsada por el senador demócrata por Nueva York Charles Schumer.
Del otro lado del océano, el Estado británico propuso ayer a los bancos una entrada en su capital del orden de unos 50.000 millones de libras (unos 87.000 millones de dólares), que se traducirían en una estatización parcial de aquellas entidades que recurrieran a esa opción. La ayuda se completa con financiamiento por hasta 450.000 millones de libras (790.000 millones de dólares). La canciller alemana, Angela Merkel, declaró ayer que no descarta la “nacionalización”, aunque dijo que esperará “a ver los efectos de la baja en las tasas” de interés coordinada anteayer por los seis principales bancos centrales del mundo. Ayer se sumaron Taiwan, Corea del Sur y Hong Kong. Por su parte, el gobierno islandés estatizó el mayor banco del país, Kaupthing, luego de que la segunda y la tercera entidad de ese país pasaran a la órbita pública.
De todos modos, las operaciones en Nueva York se enfocaron en el sector real y en el diagnóstico de la economía mundial. Las ventas en Wall Street se aceleraron en la última hora de operaciones. El resultado fue un Dow Jones que se hundió 7,4 por ciento, mientras que el tecnológico Nasdaq se retrajo 5,5 por ciento. El índice fabril se desplomó otra vez ayer, precisamente cuando cumplía un año de su record histórico de 14.164,5 puntos. Desde entonces ya perdió un 40 por ciento. El incremento en el costo de los préstamos y la parálisis del consumo estadounidense fogonearon la incertidumbre sobre el sector automotriz y energético. Un estudio privado previó una caída de 16 por ciento en las ventas de automóviles para este año en los Estados Unidos. La cotización de las acciones de General Motors cerraron en su mínimo en 50 años, mientras que de los papeles de Ford y Exxon Mobil quedaron en lo más bajo del último cuarto de siglo.
En Europa las pérdidas fueron algo más moderadas. El índice parisino perdió 1,6 por ciento; el londinense, 1,2, y el alemán, 2,5. En los países europeos el recorte de las tasas de interés no logró devolver la calma a los mercados ni la confianza de los ahorristas. Los bancos centrales intentan respaldar los depósitos de su población. Sin embargo, la salida de capitales se intensifica a cada minuto. Ayer el gobierno holandés inyectó 20.000 millones de euros para proteger el sector financiero. Bélgica, Francia y Luxemburgo salieron, por segunda vez, al rescate del banco hipotecario Dexia, garantizando por un año los préstamos que la entidad obtenga de otros bancos e inversores institucionales.
La intención de los gobiernos europeos es evitar a toda costa la quiebra de una institución y el descrédito en el sistema que eso generaría. Por lo pronto, Bush afirmó que su administración trabaja con sus socios europeos para lograr la “mejor política común posible”. Mientras, dará un discurso mañana sobre la crisis financiera “para dar confianza a los estadounidenses”, según informó la Casa Blanca. Será el primero luego de que el Capitolio le aprobara el viernes pasado el megasalvataje por 850.000 millones de dólares, que todavía no explicó completamente cómo va a usar.
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