Schwarzenegger, atual Governador da California:
En el estado más poblado de EE.UU. se agudizan los desequilibrios | Los 'sin techo' de Sacramento acampan junto al río, sin luz, agua ni letrinas
Estados Unidos se halla en el epicentro de una crisis económica global. Los corresponsales de La Vanguardia han recorrido el país en busca de los escenarios y los rostros de la recesión. Los problemas y desequilibrios de la superpotencia no son nuevos, pero ahora se exacerban y se hacen más visibles. La clase media se encoge. La educación y la sanidad presentan déficits escandalosos. El boom inmobiliario y la euforia consumista han dejado muchas víctimas por el camino. La serie que se publica a partir de hoy expone historias de perdedores de la recesión, pero también ejemplos de coraje personal y de solidaridad colectiva, de iniciativa empresarial y de apuesta por la revolución verde que promueve Barack Obama y que pretende sentar las bases de la nueva América que puede emerger de la crisis.
Cerca de aquí, en el mismo río Americano, se encontró oro en enero de 1848. Aquel descubrimiento propició la etapa conocida como the gold rush,la fiebre del oro, inicio de la colonización masiva de California. Hoy este paraje, en el centro de Sacramento, la capital del estado, registra otro flujo muy distinto. En los terrenos baldíos entre las vías de tren y el río, también bajo los puentes, se ha instalado un campamento de los sin techo. Decenas de pequeñas tiendas de campaña cobijan a quienes no caben en los albergues de la ciudad. No disponen de agua, luz ni letrinas. Cuando cae la noche, varios coches de la policía patrullan la zona.
Jeffrey Stall y su esposa, Louise, una pareja de treintañeros, llevan tres días instalados. El 2 de marzo nació su primer hijo, Jeffrey jr., mediante parto por cesárea. Pero tuvieron que dejar al bebé en el servicio de custodia infantil por carecer de medios para atenderlo. Los Stall fueron desahuciados por la brava de su vivienda. El dueño cambió la cerradura y los dejó en la calle. No podían pagar los 700 dólares mensuales de alquiler. Jeffrey perdió su empleo como empaquetador de ropa en una empresa cuando fue operado de una infección en la médula espinal. Ahora asegura que aceptaría cualquier cosa. "No me importa, aunque sea freír hamburguesas en un McDonald´s - afirma-. Necesitamos dinero, un lugar para vivir y recuperar a nuestro niño". Ellos hubieran podido ir a un albergue, pero allí exigen a hombres y mujeres dormir en áreas distintas. Louise no quiere separarse de su marido. Jeffrey no entiende que en Estados Unidos se den situaciones como la suya: "Gastamos miles de millones en otros países y no ayudamos a nuestra propia gente", se lamenta.
La organización privada Loaves & Fishes (panes y peces), que se nutre sólo de donativos, proporciona comida a los habitantes del campamento y les cede sus instalaciones para asearse. La monja católica Libby Fernández, directora de esta fundación humanitaria, dice que siempre ha habido gente sin techo en Sacramento, pero ahora, como consecuencia de la crisis, comienzan a verse afectadas capas sociales nuevas, no sólo los desamparados tradicionales que solían arrastrar problemas de drogadicción, alcoholismo o desequilibrios mentales. La hermana Libby constata que "la clase media se ha encogido mucho". "Siempre nos enorgullecíamos de tener una clase media fuerte en comparación con otros países, como los latinoamericanos; pero ahora los pobres amenazan con ser aquí también mayoría - concluye-. La culpa es del consumismo. La gente se endeuda y se endeuda, sin dar valor a lo que compra. Ojalá la crisis sea una lección".
A un diagnóstico parecido llega el historiador y ensayista californiano Joel Kotkin. Él cree que el Golden State, el más poblado de la Unión, refleja "de una manera más aguda y exagerada los problemas del país", entre ellos el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el deterioro de la educación escolar y lo que él llama "bifurcación de la sociedad", una clase alta pequeña, aunque significativa, y una clase baja muy grande. Coincide en que "la clase media ha sido erosionada en California durante muchos años". "Y pagamos un precio por ello", concluye. Kotkin considera que en el estado hay una regulación exagerada por parte de los poderes públicos que desincentiva la inversión. También supone un lastre, a su juicio, la licitación exagerada, la cultura del pleito. Cita el caso de la protección ecológica: "Está ese grupo de medioambientalistas muy ricos que, francamente, tienen al Estado agarrado por el cuello".
California acaba de superar una grave crisis presupuestaria que había paralizado al Gobierno estatal. Se plantearon medidas drásticas como el despido de 20.000 funcionarios y se llegó a suspender la devolución de impuestos a particulares. Para reequilibrar las finanzas públicas se han subido tributos, se han recortado gastos y se ha incrementado aún más la abultada deuda. En parte, la crisis californiana se debe a un reparto de poder que favorece la parálisis. El legislativo de Sacramento, controlado por los demócratas, se atribuye muchas prerrogativas. El gobernador, el republicano Arnold Schwarzenegger, suele tener las manos atadas, igual que sus predecesores.
Símbolo universal de la opulencia made in USA, California continúa siendo un motor de la innovación tecnológica. Su emblema es Silicon Valley, al sur de San Francisco. Pero ahí Kotkin ve una tendencia preocupante. "En el pasado, cuando se producía una innovación, también creaba oportunidades para la fabricación industrial a un nivel más bajo y daba muchos empleos a los proveedores - explica-. Cuando Hewlett Packard desarrollaba un producto, solía investigarse, fabricarse y comercializarse aquí. Ahora puedes tener un producto originado en Silicon Valley, pero el empleo que se crea es minúsculo comparado con el de antes. La huella laboral es muy pequeña. Es un fenómeno parecido al del sector de servicios financieros en Nueva York. La economía se vuelve muy abstracta. Se mueve a un nivel muy alto, pero se pierde el nivel medio. La economía se ha vuelto mucho menos democrática".
Desde su despacho en la conservadora Hoover Institution, en el campus de la Universidad de Stanford, una de las joyas académicas del país, el profesor de economía John Taylor ve el futuro con más optimismo.
Este ex vicesecretario del Tesoro de Bush entre el 2001 y el 2005 piensa que el Gobierno no ha afrontado bien la crisis, que la subida de impuestos no es la solución y que es peligroso que se imponga la "mentalidad de rescate" público de las empresas. Con todo, confía en el futuro de Estados Unidos y de California en particular.
Asesor de Schwarzenegger, Taylor admite la complejidad de gobernar California, si bien destaca el positivo balance histórico. "Creció muy rápido después de la Segunda Guerra Mundial, se tomaron muchas decisiones y tuvo la fortuna de contar con Reagan como gobernador". Acepta que el nivel escolar ha bajado y es un problema, pero insiste en el "enorme potencial y recursos". "California es bonita, hay industrias relevantes como la del cine, Silicon Valley, laboratorios de investigación, universidades públicas de calidad. En cierto sentido es sorprendente que las cosas no vayan mejor".
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