terça-feira, 2 de junho de 2009
Una ciudad del Sur con más perros que familias
Crítica de la Argentina
La ciudad de Chos Malal fue la primera capital que tuvo la provincia de Neuquén, pero, para sorpresa de todos, es algo más: el epicentro del ladrido canino. Según el último censo local realizado por el municipio, en sus barrios viven más perros que familias humanas.
La estadística, contundente, no deja margen de duda. En Chos Malal viven 2.306 familias y 2.682 perros. A partir de estos números, el municipio distribuyó una encuesta anónima para conocer las medidas que los vecinos proponen para controlar la situación. Y mientras algunos sugirieron la creación de una perrera comunal, no faltaron los que directamente propusieron la eliminación de los animales.
Pero el relevamiento evidenció otro resultado curioso: dentro de la población de animales hay más machos que hembras. La encuesta comprendió datos de la totalidad de los barrios y la zona rural, que abarca el sector sur y norte de chacras. La tarea de recopilación y procesamiento de la información demandó cuatro meses.
Del total de perros contabilizados, se constató que había 1.522 machos y 1.143 hembras. Entre todos los sectores donde se hizo la investigación, se comprobó que el barrio Uriburu es el de mayor concentración: 426 familias y 547 perros. Aunque por poco margen, Jardín, Mudón y Área de Frontera son los únicos tres distritos donde la cantidad de familias supera al número de caninos. En Don Bosco, la cantidad de grupos familiares iguala a la de perros. El caso de las chacras es aún más contundente porque en algunos casos la población de perros duplica y en otros hasta triplica la cantidad de familias. En el sector chacras sur, por ejemplo, hay 68 familias y 201 perros, y en la norte hay 68 familias y 141 animales.
A fines del siglo XIX, Chos Malal funcionaba como capital del territorio provincial. Está situada en un valle cordillerano sobre la ruta nacional 40, en la confluencia de los ríos Curí Lauvú y Neuquén. Según sus propios habitantes, se trata de un municipio “no eutanásico”, es decir que no están a favor de la matanza de animales. Otro dato de la zona es que allí persiste la hidatidosis, que es una enfermedad provocada por larvas que son ingeridas en alimentos contaminados y puede afectar a animales salvajes o domésticos.
LA OPINIÓN VECINAL. Además del censo canino, el municipio consideró importante efectuar una encuesta anónima destinada a conocer la visión de los vecinos acerca de qué medidas tomar a la luz de los resultados. La mayoría de los encuestados se inclinó por controles y multas, aunque también propusieron una eliminación masiva de animales. También existieron los encuestados que sugirieron medidas más suaves, como atar o encerrar a los canes. Para poner límite a la cantidad de perros en la ciudad, gran parte de los consultados opinó que la decisión puede concretarse a través de esterilizaciones, concientización y control de canes peligrosos. Como campaña de esterilización, la municipalidad, a través de zoonosis y en conjunto con la Zona Sanitaria III, distribuyó 3.431 comprimidos.
La cantidad de perros en el sur argentino no sólo preocupa a las autoridades de Chos Malal. Desde el año pasado, la municipalidad neuquina de Huingan Co dictó una ordenanza denominada “Patente de perros”, en la cual anunció la realización de un censo canino en esa localidad “que permita el control periódico de los perros y sus dosificaciones”. Además, la medida indicaba que “todos los propietarios de perros radicados en la planta urbana y suburbana abonarán una tasa mensual” de entre cuatro y seis pesos. “Los crianceros quedarán exceptuados de abonar dicha patente, siempre y cuando sus canes permanezcan en el área rural”, advertían en el texto.
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