segunda-feira, 29 de junho de 2009

Honduras, aislada del mundo


El gobierno de Roberto Micheletti ha quedado totalmente aislado de la comunidad internacional. Juramentó como presidente en medio de una unánime repulsa mundial. Nunca un dirigente latinoamericano había suscitado tantas condenas por parte de gobiernos y organizaciones con gran representatividad: Naciones Unidas, Grupo de Río, países centroamericanos, Unión Europea, Estados Unidos, etc. Los países de la Alianza Bolivariana (ALCA) decidieron retirar sus embajadores de Tegucigalpa. Incluso un gobierno conservador como el de Felipe Calderón mostró la máxima solidaridad a Patricia I. Rodas, ministra de Exteriores de Zelaya, a su paso por México. El golpe de Estado ha convertido a un político populista y mediocre como Manuel Zelaya en un héroe de la democracia americana.

El presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Miguel D'Escoto, invitó a Manuel Zelaya a dirigirse a la asamblea general "lo más pronto posible". El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, pidió a la comunidad internacional "aislar" al gobierno de Micheletti.

Ante esta avalancha de condenas, todas las instituciones del Estado hondureño, los partidos (a excepción del PUD), Fuerzas Armadas, organizaciones empresariales y la mayoría de los medios informativos han cerrado filas para sostener a un gobierno que está totalmente aislado del exterior.

El rechazo internacional ha unificado a las fuerzas vivas del país, a las que horroriza la perspectiva de que Zelaya pudiera volver a la presidencia, tal como pide la comunidad internacional. Aunque Micheletti ha emprendido una intensa ofensiva diplomática para convencer a los países americanos de que en Honduras no hubo golpe de Estado sino una sucesión constitucional, Zelaya tiene ganada de antemano la batalla internacional por la actuación violenta de los militares.

Atendiendo la convocatoria del venezolano Hugo Chávez y del nicaragüense Daniel Ortega, en Managua se reunieron los países bolivarianos con los gobernantes centroamericanos. Al encuentro se unieron el presidente mexicano Felipe Calderón y representantes de los 23 países que conforman el Grupo de Río.

Estaba previsto que de este cónclave saliera una dura condena en contra del golpe en Honduras. Incluso se especulaba que se podría aprobar que Nicaragua, El Salvador y Guatemala cierren sus fronteras con Honduras. Esta medida sería devastadora para este país. El embajador de los Estados Unidos, Hugo Llorens dijo que su país no reconocerá a otro gobierno que no sea el de Zelaya y que apoyará los esfuerzos para que se restablezca el orden constitucional.

“El único presidente que Washington reconoce en Honduras, es el presidente Zelaya, quiero que todo mundo lo tenga claro”, manifestó Llorens. Con esto se despejaron las dudas cuando Zelaya manifestó: “Quiero escuchar la posición del embajador Hugo Llorens”. La secretaria de Estado Hillary Clinton exigió ayer desde Washington que “el imperio de la ley regrese a Honduras”.

La secretaria de Estado dijo que todos tienen que dar un paso atrás “para restablecer la democracia”. En todo caso, la presión contra el gobierno de Micheletti procede más del frente exterior que del interior. En Honduras las protestas impulsadas por pequeños grupos de izquierda han sido minoritarias, apenas de unos centenares de personas.

La poca asistencia de militantes de organizaciones sociales hace pensar que a la población no le importa demasiado el golpe contra Zelaya. La mayoría de los hondureños pareció reaccionar con indiferencia y hasta con simpatía frente al golpe, calificado por las nuevas autoridades como un "proceso absolutamente legal". El domingo, las calles vacías de Tegucigalpa nos recordaban a las avenidas de la capital mexicana en plena epidemia de la gripe A. Al igual que en el Distrito Federal, los vecinos se quedaron en sus casas.

Tan sólo delante de la casa presidencial unas 600 personas protestaron durante todo el día sin ser molestados por los militares que vigilaban la zona. Ayer se repitió la historia. El poderoso sindicato de enseñantes convocó huelgas y cortes de carretera para protestar contra el golpe. Sin embargo, la respuesta no fue muy nutrida. Unas mil personas, la mayoría trabajadores y profesores de la Universidad Nacional Autónoma (UNAH), volvieron a concentrarse ante la casa presidencial. Inconformidad. En varios puntos del país se produjeron algunos cortes de carreteras por parte del Bloque Popular. Temiendo disturbios, el Ejército reforzó con soldados y tanquetas la vigilancia de la sede del Gobierno. Los militares, que el domingo estuvieron en actitud pasiva ante los insultos y lanzamiento de botellas y basura, ayer intervinieron con lanzamiento de gases a los manifestantes cuando Micheletti juramentaba al nuevo gobierno.

Los militares ocuparon Hondutel, la central telefónica del país. Los soldados echaron con contundencia a los trabajadores y asumieron el control de las comunicaciones. Eso explicaría que en Honduras no hay manera de efectuar una llamada telefónica. De momento, sólo funcionan los móviles con salida internacional. De momento, no se han afectado las comunicaciones por internet. En una de las trifulcas con los militares delante de Hondutel, un manifestante fue atropellado por un vehículo del Ejército, lo que encrespó más los ánimos.

René Andino, presidente del sindicato Sitraunah, que reúne a los 5.600 trabajadores y docentes de la Universidas Autónoma, dijo a este diario que no reconocen a Roberto Micheletti como presidente de Honduras: “Es un usurpador, el Congreso violentó la Constitución con su nombramiento, vamos a protestar hasta restablecer la legalidad”.

Al preguntar a Andino su opinión sobre Hugo Chávez, contestó en forma categórica: “Chávez es la bandera de todos los pueblos oprimidos en América Latina”.

Micheletti: “No tengo miedo a Chávez, el Ejército está preparado para una agresión"
Roberto Micheletti, un oscuro político del partido liberal, que perdió las primarias del Partido Liberal, ostenta una banda presidencial que fuera de Honduras nadie reconoce y que dentro del país cuestionan varios sectores populares. Aunque insiste en que no hubo golpe de Estado en Honduras, y reafirma que llegó a la jefatura del Estado por vía constitucional, algunos lo consideran como un gobernante de facto. Micheletti, quien hasta el domingo fue presidente del Congreso, insiste en la legalidad de la acción de los militares y su posterior nombramiento.

En un encuentro con un grupo de periodistas, Micheletti respondió a las descalificaciones y advertencias de intervención formuladas por el presidente venezolano Hugo Chávez. “Nadie tiene derecho a amenazar a otro país. Chávez es un irrespetuoso. No tenemos miedo a Chávez, que no nos amenace con derrocarnos, el Ejército de Honduras está preparado para una agresión. Veo con preocupación lo que dice Chávez sin siquiera una reflexión (...), que no venga este caballero a amenazarnos", indicó. Chávez afirmó hoy que si nombraban a Micheletti en sustitución de Zelaya lo iban a "derrocar".

Sin dar más detalles, Micheletti dijo: "Tenemos entendido que en Venezuela están preparando algunos equipos, batallones, para venir aquí, pero yo estoy totalmente seguro de nuestro Ejército si acaso eso pudiera suceder". Micheletti insistió una y otra vez en que no se había producido un golpe en Honduras sino un cambio constitucional previsto por las leyes. “Aquí hemos trabajado dentro del marco de la Constitución. Nada al margen de la ley. Los militares intervinieron cumpliendo un mandato judicial para impedir más atropellos a la Carta Magna. No llegamos a la presidencia con intención de revanchas, hay que buscar la unión de los hondureños, terminar con la división entre ricos y pobres que impulsaba Zelaya.”, manifestó Micheletti.

A preguntas de este corresponsal admitió que le preocupaba la condena internacional al derrocamiento de Zelaya pero señaló que “la verdad está de nuestra parte. Hago un llamamiento a los países de América Latina a que entiendan bien y tengan consideración con lo que ha pasado en Honduras. Nosotros no hemos golpeado la Constitución. Aquí no se derramó una gota de sangre", afirmó.

Los cinco diputados del Partido de Unificación Democrática (PUD) boicotearon la sesión del Congreso en la que se eligió y juramentó a Micheletti como presidente interino. Tomás Andino, diputado del PUD, un partido de inspiración izquierdista, declaró a'“La Vanguardia” que los parlamentarios de su grupo no acudieron al Congreso porque “era un acto de traición a la patria, no queríamos avalar un golpe de Estado que no creo que pueda consolidarse”. “Pese a que Zelaya cometió errores y en muchas cosas lo criticábamos, no se le puede sacar del poder y echarlo del país como si fuera un delincuente. Es tonto afirmar que no hubo golpe de Estado, todos vimos que se produjo un derrocamiento militar”, subrayó el diputado.

Andino comentó que algunos dirigentes de su partido han pasado a la clandestinidad porque temen por su vida. “El diputado César David Ham está desaparecido, no sabemos de su paradero, fue la policía a su casa a detenerlo a las seis de la mañana. Y desde entonces no hemos tenido noticias suyas”.

Así silenciaron los militares Radio Globo

Las nuevas autoridades mantienen el bozal informativo a la mayoría de los canales de televisión y de las emisoras de radio. Luis Galdamez, periodista de Radio Globo, que junto con Canal 36 es de los pocos medios independientes de Honduras, explicó a 'La Vanguardia' cómo silenciaron su emisora. “El domingo entraron a las cinco de la mañana.

Nos dijeron que cortáramos la emisión, amenazaron con detenernos a todos si no obedecíamos. Seguimos informando. Nos conectaban muchas emisoras del exterior porque nadie decía lo que ocurría en el país. Nos llamó el fiscal general Luis Alberto Rubí para amedrentarnos. Al seguir en antena, volvieron los soldados. Mientras golpeaban los portones, escapamos escalando un muro de atrás de la emisora. Los soldados, rompieron y destrozaron las instalaciones. Golpearon a David Romero, pero pudo huir. Detuvieron dos horas al personal administrativo. La emisora ahora está cerrada”.

La Vanguardia

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