Imagem extraída do Elos da Saúde |
Supongamos que una empresa de biotecnología creara un tipo maravilloso de cultivo, la más asombrosa creación de toda la historia de la agricultura. Da mas calorías por hectárea que cualquier otra planta, nutricionalmente es en extremo completo y puede plantarse y cosecharse con harto menos maquinaria y equipo que cualquier otra cosa conocida hasta ahora. Es sabrosa y puede prepararse de muchas maneras. También es dulce, de modo que puede usarse como substituto barato del azúcar y de los jarabes con alto contenido de fructosa derivados del grano. Llamémoslo Cultivo-X.
El Cultivo-X viene a añadirse como nuevo elemento a la pirámide alimenticia y es aceptada por nutricionistas y autoridades públicas sanitarias en todo el mundo. Resulta, además, que el Cultivo-X es también –¡maravíllense!—un afrodisíaco y un estimulante, de modo que contribuye a aumentar la libido de la población y el volumen de la oferta alimentaria y la población mundial crece a tasas superiores.
Las ventas del Cultivo-X se disparan, desplazando a la agricultura tradicional. Una buena parte de las tierras de cultivos tradicionales pasan ahora a producir Cultivo-X. El Cultivo-X es tan eficiente, que parte de las tierras agrícolas se apartan de la producción y se destinan a otros usos: vivienda, grandes centros comerciales, parques… Aunque algunas empresas agrícolas anticuadas todavía subsisten, se reduce drásticamente su volumen y muchos de sus proveedores desaparecen.
Veinte años después de la difusión del Cultivo-X, los médicos descubren que la diabetes y algunos achaques hormonales nuevos están creciendo a ritmos explosivos. Y resulta que esas tasas están muy correlacionadas con los niveles de consumo de Cultivo-X en la alimentación de las personas. Un consumo prolongado de grandes cantidades de Cultivo-X afecta a la glándula pituitaria, que controla casi todas las demás glándulas en el cuerpo y en el páncreas.
Nos enfrentamos a una crisis sanitaria, y no hay vuelta atrás. Resultaría muy difícil y muy costoso volver a poner a producir las antiguas tierras de labor ahora destinadas a otros usos. Algunos tipos de equipo agrícola necesarios para la producción tradicional ya no se fabrican. Y con una población mucho más numerosa que antes, se necesitarían muchas más tierras que antes. La población mundial se ha hecho dependiente de las calorías producidas por el Cultivo-X, de modo que prescindir inmediatamente de él significa la muerte por hambre de no pocos. Pero lo mismo ocurrirá si se persevera en el consumo de su toxicidad. Limitarse simplemente a esperar que las gentes se abstengan de su consumo no ofrece perspectivas demasiado prometedoras: los efectos afrodisíacos y estimulantes del Cultivo-X lo han hecho adictivo.
Leia a íntegra em Sin Permiso.
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