Baile Funk no RJ:
Por amor al funk carioca
El tipo se llama Bernhard Hendrik Hermann Weber, pero en los barrios pobres de Río de Janeiro todos lo conocen como MC Gringo. Y desde ahí exporta su funk carioca hacia Europa y Estados Unidos. “Creo en la fusión, por eso soy un brasileño que no gusta de los gringos”, reniega el MC teutón.
Por Yumber Vera Rojas, para Página/12
Así como el reggaetón, el funk carioca (también llamado baile funk) forma parte de la banda de sonido de la música popular latinoamericana actual. Incluso ambos géneros comparten influencias, bandejas, estéticas y orígenes humildes. Pero de lo que todavía no puede alardear la avanzada encabezada por Daddy Yankee es de tener a un alienígena entre sus filas. “Hoy en día, el baile funk es más masivo que el samba. El fin de semana acuden más de un millón de personas a sus fiestas. A raíz de eso salió de la favela y nos ubicó en el circuito mundial, pues combina el legado de Kraftwerk, de Afrika Bambaataa y de la cultural local”, asegura MC Gringo, uno de los referentes del género. Posiblemente el más internacional de los referentes, cabe agregar. Y no sólo por su fama en el exterior sino porque no es brasileño. Nacido en Alemania como Bernhard Hendrik Hermann Weber, su pasión por esta cadencia de 140 bpm lo trajo hasta la Argentina la semana pasada para esparcirla en la Fiesta Zizek, al lado de Miss Bolivia en un boliche de Núñez, con Frikstailers en Córdoba y el lunes pasado junto a La Bomba de Tiempo en el Konex. “Tenía dos opciones: o me llamaba MC Alemán o MC Gringo. Pero elegí este último porque prefería representar al mundo entero que a los alemanes. Eso es lo increíble la música. Nunca pensé que gracias a ella podría cumplir mi sueño de conocer la Bombonera y ver jugar a Boca Juniors.”
Los tres goles de Vélez no fueron nada al lado de las penurias del tercermundismo que MC Gringo debió padecer para alcanzar su objetivo. Luego de formar parte de la escena punk de su Stuttgart natal con un grupo en el que también militó Basti Schwarz –hoy miembro de los electro house Tiefschwarz– y de dedicarse a otros rubros de la música, se radicó junto a su esposa en Minas Gerais, donde hizo de todo, hasta un programa humorístico en la radio. “Llegué a Brasil en 2002 y experimenté mucho con la MPB. Pero un día escuché una compilación de baile funk que tenía mi mujer y me impactó. Estaba tan interesado por saber más y formar parte de esa movida que nos mudamos a Río de Janeiro”, relata MC Gringo en un portugués perfectamente carioca. “Luego me tuve que ir a la favela porque era muy difícil vivir de la música. Y mi mujer es negra, así que gana menos que el resto de los brasileños. Pero más tarde me di cuenta de que estuvo bueno porque la gente comenzó a creer en mí. Al principio no podían entender cómo un rubio podía tener problemas financieros. En la favela estás más seguro que afuera. No tengo amistad con traficantes, pero sé quiénes son. Si los conocés, no vas a tener problemas. Cuando vivía en Copacabana me consideraban extranjero, pero ahora soy uno de los MCs más famosos de mi favela, Pereira da Silva.”
Aunque no para de mencionar y agradecer a los MCs y productores que le tendieron una mano, como DJ Marlboro –figura esencial que llevó al funk carioca hasta el mainstream–, DJ Sandriñho o DJ Mandrake, fue MC Binho el que lo introdujo en la escena en 2004. “Entrar en el circuito no fue rápido. Como era blanco y mi era acento diferente, me rechazaron. Pero él me animó a seguir”, recuerda. Ahora es compinche de Diplo; gira por Estados Unidos, Canadá, Holanda, Suiza, Alemania, Inglaterra y Austria; el año pasado sacó su primer álbum, Gringo; la BBC pasa sus temas; y tiene entre sus fanas a Stereo MC’s, que en 2008 se encargaron de remezclarlo en el EP 1 Real: The Stereo MC’s Remixes. “Me ubicaron a través de Internet y no lo podía creer”, confiesa. “Nos hicimos grandes amigos. Cuando mi sello, Man Recordings, me preguntó quién podía hacer remixes de mis temas, les dije que ellos eran una opción. Al final quisieron hacerlos todos.” Sobre el futuro del funk carioca, MC Gringo advierte: “Soy un convencido de que hay que ir más allá y mezclarlo con el samba, el kuduro –atención con este ritmo angoleño y el colectivo Buraka Som Sistema–, el Baltimore Club y la cumbia. Creo en la fusión; por eso yo no soy gringo sino un brasileño que no gusta de los gringos”.
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