Las iglesias también votan
JAIME CORDERO, para El País
En la teoría, Perú no se declara un estado laico, pero sí marca una línea entre política y religión. Así lo señala el artículo 50 de su Constitución, que reconoce a la Iglesia Católica como "elemento importante en la formación histórica cultural y moral del Perú", pero "dentro de un régimen de independencia y autonomía". La ley orgánica de elecciones también prohibe de manera explícita el uso o invocación de temas religiosos, de cualquier credo, en las campañas políticas.
En la práctica, Perú es un país en el que los candidatos juran por Dios o con una mano puesta sobre la Biblia, en el que algunos sacerdotes son acusados de azuzar conflictos sociales y los obispos han llegado a sacar imágenes sagradas a las calles en plena campaña electoral. Ahora mismo, tiene un cardenal (del Opus Dei, para mas inri) que se entrevista con todos los candidatos presidenciales de importancia, cuenta con un programa semanal en la radio informativa más importante y no tiene inconvenientes -a través de homilías, declaraciones públicas y comunicados- de expresar su posición sobre temas de política y, llegado el caso, incluso censurar candidatos.
Ya antes de la primera vuelta electoral, el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, se expresó con dureza contra el ex presidente Alejandro Toledo por proponer en su campaña una agenda liberal que incluía temas como despenalización del aborto, la legalización del matrimonio gay y empezar a evaluar la posibilidad de legalizar algunas drogas. "Los que quieren matar niños no están preparados para gobernar", sentenció en aquella ocasión. Luego se enfrascó en una polémica con Mario Vargas Llosa, a quien acusó intentar dirigir el voto de la población hacia Ollanta Humala. Tras la respuesta del escritor, en varios templos de Lima se leyó un mensaje de solidaridad y apoyo al cardenal.
Esta semana, a pocos días de la segunda vuelta, Cipriani volvió a pronunciarse para criticar que se haya puesto sobre el tapete las denuncias sobre las esterilizaciones forzadas a unas 300 mil mujeres durante el gobierno de Alberto Fujimori. Aunque no lo dice expresamente, resulta claro que se trata de un crítica al humalismo, que es el que ha planteado el tema. "De manera sorpresiva, recientemente, se ha introducido en el proceso electoral la discusión sobre las esterilizaciones realizadas en la década de los noventa, confundiendo al electorado", señala el comunicado del arzobispado. Tras su difusión, el presidente de la conferencia episcopal peruana, monseñor Miguel Cabrejos, aclaró que la posición del cardenal no era la de la Iglesia peruana y recalcó la condena de la iglesia a las esterilizaciones forzadas. También insistió en que habla "en representación de la iglesia católica en el país" y pidió que se diferencie "lo que es la Conferencia Episcopal con lo que es una persona, con el respeto que se merece esa persona".
"Cipriani es un actor político, es bastante de derecha y muy dispuesto a meterse en politica", señala Steve Levitsky, investigador de la Univesidad de Harvard, que actualmente trabaja en la Universidad Católica del Perú. Y agrega: "Cipriani está con Keiko, me parece evidente. Y si bien en la Iglesia peruana hay otros actores, él sin duda es el más poderoso".
No solo la Iglesia Católica participa en política. También algunos representantes de las iglesias evangélicas lo hacen. Se trata de un sector a que agrupa a aproximadamente el 15% de los creyentes en el país, según algunos sondeos.
El más notorio evangélico es el pastor Humberto Lay, candidato a la vicepresidencia con Pedro Pablo Kuczynski en la primera vuelta, que ahora apoya a Keiko Fujimori. También el cabeza de la lista parlamentaria fujimorista es un pastor y el jueves, en su mitin de cierre de campaña, la candidata presentó a otro grupo, que la acompañó en el estrado. "No representan a las principales iglesias evangélicas y, si expresan apoyo a una candidatura, lo hacen a título personal. Las iglesias, por definición, no deben apoyar una opción política", señaló Víctor Arroyo, secretario del Concilio Nacional Evangélico del Perú (Conep), que, asegura, agrupa al 85% de los cultos evangélicos en el país.
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