Por Juan Gelman, para Página/12
Se puede pasear por Queens y encontrar decenas y decenas de lavanderías sin un solo cliente en toda la jornada y en ninguna otra jornada. Suelen ser negocios modestos, atendidos por una sola persona que no frecuenta a los vecinos. Nada que ver con los imponentes edificios de los bancos de Wall Street, que tampoco lavan ropa: se dedican a otra clase de limpieza.
Walker sostiene que esto es posible porque los intentos de combatir el lavado de dinero son ineficaces y las penalizaciones legales estadounidenses, muy leves. Cuando se aplican.
Un caso muy notable y muy notorio es el de la financiera Wachovia que, por intermedio de la mexicana Casa de Cambio Puebla, inyectó en el mercado financiero 378.400 millones de dólares sólo en el período 2004/2007 (www.huffingtonpost.com, 14/7/10). ¿El castigo? Una multa de 160 millones de dólares, aunque las autoridades judiciales de EE.UU. calificaron de “operaciones delictivas continuadas” las actividades de Wachovia. A juicio del especialista Daniel Hopsicker, la lenidad de la sanción habla “del trato preferencial acordado a algunos participantes en el comercio internacional de drogas” (www.alternet.org, 12/6/11).
Un estudio del año 2009 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) reveló que los bancos violan la gran mayoría de las normas establecidas para prevenir el lavado de dinero: “En momentos en que se produce la quiebra de grandes bancos –subraya–, los banqueros parecen creer que el dinero no tiene olor. Los ciudadanos honestos, que se enfrentan con esfuerzo a este tiempo de dificultades económicas, se preguntan por qué no se confiscan las utilidades del delito, que se convierten en propiedades, automóviles, yates y aviones ostentosos” (www.unodc.com, 24/6/09). Y aun en otras cosas, claro.
Una posible respuesta a esa pregunta provino del Dr. Antonio María Costa, entonces subsecretario general de la ONU y director ejecutivo de la Unodc: “Los miles de millones de dólares del dinero de la droga mantuvieron a flote el sistema financiero cuando la crisis global llegó a la cima... eran el único capital de inversión líquido” del que dispusieron ciertos bancos al borde del colapso en el 2008 (www.guardian.co.uk, 13/12/09). Como consecuencia, la mayoría de los beneficios del narcotráfico ingresó al sistema económico mundial.
“Los préstamos interbancarios se financiaron con dinero procedente del narcotráfico y de otras actividades ilegales –agregó–. Hay evidencias de que algunos bancos fueron rescatados de ese modo.” El Dr. Costa contó con información de fuentes fidedignas, investigaciones y datos de varios servicios de inteligencia para asegurar que la posterior y “progresiva liquidez del sistema y el mejoramiento paulatino del valor de las acciones de algunos bancos (se tradujo) en que el problema (del dinero ilegal) se ha convertido en algo mucho menos grave de lo que alguna vez fue”.
Se podría sumar otro elemento a las consideraciones del Dr. Costa: es política oficial de la Casa Blanca no penalizar a los grandes bancos y Obama demostró que más bien hay que premiarlos. El experto Michael Smith lo explica claramente: “Ningún banco de EE.UU. ha sido enjuiciado por violar la ley de secreto bancario o cualquier otra ley federal (en la materia). En cambio, el Departamento de Justicia establece cargos en el marco de acuerdos de procesamiento diferido, por los cuales un banco paga una multa y promete no volver a violar la ley... Los megabancos están protegidos por una variante de la teoría ‘demasiado grande como para caer’. Fallar contra un gran banco podría... causar pánico en los mercados financieros” (www.bloomberg.com, 28/6/10).
Es conocido el involucramiento de la CIA en operaciones de narcotráfico, incluso hoy en Afganistán, convertido en el productor del 90 por ciento del opio que invade el mundo. Corren además rumores de que algunas familias estadounidenses de pro lavarían dinero “negro” en bancos de Wall Street y/o habrían invertido en el tráfico de drogas. Finalmente, Warren Delano, abuelo del ex presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, acumuló una fortuna con el tráfico ilegal de opio de China. Tradiciones son tradiciones.
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