sexta-feira, 19 de fevereiro de 2010

A FÓRMULA É MILITÂNCIA E FEIJÃO. E UM POUCO DE LULA, QUE NUNCA CAI MAL.

"Olhando para o futuro. Prontos para decolar" de Waldir Novelli Dias:

“Una parte de Brasil estaba en el siglo XIX”

Crecimiento y mayores niveles de justicia, con un plan para construir 6 millones y medio de casas, fueron los anuncios de la candidata.

Por Martín Granovsky

Desde Brasilia, para Página/12

El intendente de una pequeña ciudad de Mato Grosso mezcla los porotos negros con el arroz y la farofa, y dice: “Somos optimistas porque hicimos las cosas bien, mucho mejor en estos ocho años que en los ocho anteriores, y la gente lo ve. Ahora falta que el compañero Lula le transfiera una parte de su prestigio. ¿Cuánto? Mire, Lula tiene 84 por ciento y ella un 30. Si Lula le da un 21, Dilma, que de por sí está subiendo, llega al 51. Convertimos ese 51 en votos y ya está, ¿qué le parece?”. Dilma es Dilma Rousseff, la jefa de Gabinete de Lula que el 3 de octubre será la candidata del Partido de los Trabajadores, que ayer hizo su primera presentación en el Congreso del PT y dejó una de sus líneas de campaña y de gobierno: “Mi casa, mi vida”, el plan para construir seis millones y medio de viviendas.

Después de las ensaladas y antes del mango de postre, los porotos con política fueron el almuerzo autoservice de los 127 invitados internacionales al Congreso y una parte de los 1350 delegados del PT.

Había tema: la primera actividad del Congreso fue una conferencia tripartita de Dilma, el presidente entrante del PT José Dutra y el saliente, Ricardo Berzoini. En el cambio de uno a otro votaron, a fines de 2009, 400 mil afiliados.

La jefa de la Casa Civil, mano derecha ejecutiva de Lula desde 2005, 63 años, economista, describió situación y planes con el detalle de quien hace campaña y a la vez gobierna todos los días.

“En 2003, cuando Lula comenzó su primer mandato, una parte de Brasil vivía aún a finales del siglo XIX”, dijo Dilma. Y agregó: “Antes, algunos pensaban incluso que Brasil sólo podía desarrollarse si ese desarrollo quedaba restringido a una pequeña parte de la población. Es un proceso de raíz profunda: los esclavos tardaron en ser reconocidos como parte del país. Por eso, cuando planteamos la distribución de la renta, nos relacionamos con un proceso histórico muy antiguo: el rescate de la población indígena, de los negros, de las mujeres, de los trabajadores. Logramos una ruptura de calidad, un cambio en la idea de lo que era posible en Brasil”.

Para la candidata, la aceleración del crecimiento económico y el impulso a la industria, la agricultura y los servicios se dan junto a la red de protección social, a la elevación del salario mínimo en un 75 por ciento y a la creación de 12 millones de empleos. Berzoini recordó que, sólo para estar a tono con el crecimiento de la población, Brasil necesita crear un millón doscientos mil empleos por año, y dijo que en los ocho años de Fernando Henrique Cardoso se destruyeron cuatro millones.

Según la candidata, otra diferencia es que cuando habla de proyectos de infraestructura no sólo se refiere a caminos y represas, o plataformas, sino también a la infraestructura urbana y las cloacas. “El Estado mínimo favelizaba y, en cambio, nosotros universalizamos los servicios públicos”, dijo.

Sobre el plan de viviendas “Minha vida, minha casa”, explicó que las 6 millones y medio de viviendas que faltan –tras haber construido un millón– no son para la clase media sino para los sectores de menores ingresos. “Los que ganan tres salarios mínimos no pueden comprar una casa”, dijo. “Esos forman el 90 por ciento de quienes no tienen vivienda. Tenemos que subsidiar la construcción y, en todo caso, que paguen 50 reales por mes si pueden.” Son más o menos 40 dólares. Detalló Rousseff que los planes sociales conectados en Bolsa Familia incluye 50 millones de personas, la mayoría madres de familia, “porque las madres siempre asignan el dinero a los chicos”. Dijo que los programas de agricultura familiar llegan a 15 millones e informó que el arribo de la electricidad llevó a dos millones y medio de personas a comprar heladeras. “Cada año colocamos 12 mil millones de dólares en el mercado de consumo”, dijo la candidata.

Tal como adelantó ayer este diario, la nave insignia del crecimiento con justicia es, en el aspecto del desarrollo, Petrobras y sus derivados futuros, con Petrosal y la petroquímica. “Petrobras había pasado más de 25 años sin hacer una refinería nueva y ya hicimos cinco; y además, desde 2006, Petrobras descubrió lo mismo que en los 100 años anteriores”, dijo Dilma sobre la petrolera brasileña. Pero aclaró que tratarán de exportar productos petroquímicos, no petróleo crudo, y que una parte de la producción no irá a las empresas sino al Estado para garantizar un fondo de desarrollo social que sirva de apoyo a la innovación tecnológica y la investigación.

“El primer gobierno de Lula fue una precondición para el segundo”, historió Dilma. “El 1º de enero de 2003 recibimos un país en una situación extremadamente precaria en términos de la estabilidad macroeconómica, con absoluta vulnerabilidad externa, sin margen de maniobra frente a las crisis internacionales. Cuando había crisis, el gobierno colapsaba. Tuvimos inflación de dos dígitos y descontrol del gasto público. Ahora acabamos de pasar una crisis y no hubo colapso.”

Tanto Berzoini como Dutra presentaron a Rousseff como “la futura presidenta de la república, no por exceso de optimismo sino porque vamos a trabajar mucho”, en palabras del primero, un bancario que fue cofundador del PT a los veintipocos y debutó en el Ejecutivo como ministro de Previsión Social de Lula.

Uno de los objetivos explícitos del Congreso del PT es lanzar formalmente la candidatura y motivar a la militancia, que en rigor no muestra fisuras y se encuentra hoy incluso en mejor forma que en 2006, cuando el desgaste partidario, reconocido ayer por los propios dirigentes, tuvo que ser remontado con fuerza especial para ganar en ambas vueltas y conseguir el segundo mandato.

La fórmula es militancia y porotos. Y un poco de Lula, que nunca viene mal.

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