Marion Maddox · · · · ·
La
educación religiosa en las escuelas australianas deberían pasar a examen: la
mayoría de los padres no desean que a los niños se les enseñe Creacionismo o
que a sus hijas les digan que sus pezones son una “tentación para los hombres”.
‘El
director de una escuela primaria victoriana calificó, la semana pasada, las
lecciones de su escuela como “basura”, “huecas y de retórica vacía” y con
“absolutamente ningún valor”. Canceló las clases de Formación Religiosa
Específica y explicó que:
Aprobaba y aceptaba ciegamente
esas actividades en mi escuela hasta que empecé a fijarme en el material y a
fijarme todavía más en las mismas lecciones que los voluntarios estaban
impartiendo. Concluí que tanto el material como los maestros asociados y los
métodos de enseñanza simplemente no alcanzaban los estándares de calidad de la
práctica educativa que esta escuela precisa.
Una
maestra que se encontró con que en la clase de Formación Religiosa Específica de
su hijo se enseñaba que los “dinosaurios nunca existieron” (simplemente Dios
plantó los registros fósiles), calificó las clases de “mal gusto”, “ofensivas”
e “inaceptables”.
Una
directora de escuela primaria exigió una disculpa y ahora está organizando una
investigación departamental después de que los voluntarios para la formación
religiosa dieran a los niños de sexto año un sermón aconsejando a las chicas
cómo evitar que sus pezones fueran “una distracción y tentación para los
hombres”, que explicaba que las esposas deben “someterse” a los maridos y que
instruía a los niños para no caer en la homosexualidad. Ella calificó el
material de “completamente inapropiado”, “en contra de los valores
fundamentales de la escuela” y añadió que “escupe sobre todo lo que hacemos”.
Pero esto no es nuevo. “La
imagen de la educación en religión…es, en el mejor de los casos, una hora
libre; y en el peor, un caos indescriptible”, se quejaba un pastor anglicano de
la Iglesia de Newcastle Synod, según se publicó en el Newcastle Herald en 1969. Las principales iglesias ya se habían
retirado a la hora de ofrecer formación religiosa en el sur de Australia, algo
que ya había comenzado con los metodistas en 1968. Durante los setenta, los
gobiernos de Tasmania, de Victoria, del sur y oeste de Australia llevaron a cabo
una investigación sobre la Formación Religiosa. En 1980, Nueva Gales del Sur
hizo lo mismo.
Todos registraron frustraciones
familiares: la Formación Religiosa segregaba a los niños bajo el criterio de la
religión, cuando la esencia de las escuelas públicas es la inclusión; dando
lugar a múltiples dolores de cabeza para su organización en tanto que aumentaba
el número de familias (y de iglesias) que
no hacían nada al respecto. Se recurrió a voluntarios, cuyas mejores aptitudes
eran la fe y el entusiasmo, en lugar de la capacidad para enseñar o el
conocimiento sobre la materia. Era injusto, ya que las religiones minoritarias
tenían problemas a la hora de encontrar voluntarios, lo que dejaba a los niños
mal atendidos; mientras que las visitas breves, semanales, hacían imposible
construir ninguna relación significativa entre la clase y el monitor.
Las demandas estatales abogaron
por sustituir o complementar la Formación Religiosa con una “Educación General
Religiosa”, en la que maestros profesionales –mejor que voluntarios- enseñaran
sobre las diferentes religiones –no solo una- así como creencias no-religiosas,
como parte del itinerario docente, durante las horas lectivas –no en grupos
segregados por religión-.
En los 34 años tras la última
investigación estatal, la Educación General Religiosa se ha estandarizado en
Inglaterra, Irlanda, en la mayoría de la zona oeste de Europa y en Quebec, pero
en Australia se implementó muy poco o nada, aunque en algunos estados se
imparte entre los 11 y los 12 años. Empeorando todavía más la situación, en la
medida en que las principales iglesias dejaron por imposible la la Formación
Religiosa, los predicadores apocalípticos y los contrarios a las teorías de la
evolución a menudo rellenaron el hueco.
Tras conducir seguimientos y
entrevistas en 23 escuelas públicas de Nueva Gales del Sur y en Queensland
entre 2009 y 2012, la investigadora en educación Cathy Byrne se encontró con
que los voluntarios para la Formación Religiosa Específica “preferían de manera
significativa enfoques conservadores” a sus materias más que los mismos padres,
directores o maestros profesionales.
Por ejemplo, cuando se preguntó
sobre si se conseraba que la Biblia debía enseñarse como “un hecho” y de ahí “ser
aceptada sin cuestionamiento”, los padres y los profesionales de la educación
se inclinaron a favor del
cuestionamiento; mientras los voluntarios de la Formación Religiosa se
inclinaron hacia la “infalibilidad de la Biblia”, por el punto de vista de que
todo el texto de la Biblia está libre de error de ningún tipo. En casi un
cuarto de las escuelas, Byrne se encontró con enseñanzas del tipo en que los
alumnos o sus familias o amigos “arderían en el infierno” si no creían la
versión de los voluntarios.
Los defensores del sistema
actual a menudo sostienen que tales cosas son aberraciones. Evonne Paddison, consejero
delegado de Acces Ministries, cuyos voluntarios distribuyeron el sermón del
aviso sobre los pezones, dijeron que su organización se sentía absolutamente
decepcionada por el incidente y que continuaría investigando qué fue lo que
sucedió.
Sin
embargo, el sistema actual hace imposible eliminar tales farsas por adelantado.
En su lugar, los padres desconcertados son abandonados sin saber adónde ir. Las
quejas a las escuelas tienden a ser desviadas a las organizaciones proveedoras.
A menudo han declarado abrigar intenciones tales como usar las escuelas
públicas como un “campo misionero” en los que “hacer discípulos” (Paddison) o
“bombardear las escuelas estatales de Nueva Gales del Sur con el evangelio” de
manera que “muchas vidas jóvenes se verán transformadas a través del Señor
Jesucristo” (GenR8 Ministries).
En
respuesta a la sugerencia de que “la Formación Religiosa no tiene valor en un
sistema educativo seglar”, Paddison escribió en 2011: “considero que todas las
fes juegan un valioso papel en dar forma a nuestra comprensión de quiénes somos
como individuos y como miembros del pueblo global.” Los padres, los directores
y los maestros están de acuerdo. También los comités de investigación de hace
trenta años o más. Sin embargo, resulta duro pensar en una manera menos
efectiva de fomentar tal “comprensión” que la de segregar a los alumnos por el
criterio de la religión, enseñándoles que el resto de los demás grupos están
equivocados. Las investigaciones del Estado propusieron itinerarios docentes
para ayudar a los niños a aprender sobre las diversas religiones y las
tradiciones no religiosas, en clases impartidas por maestros profesionales,
vinculados a los temas del resto del itinerario docente y con todos los alumnos
aprendiendo juntos.
El informe de Steinle del sur
de Australia, publicado en 1973, propuso la cota de que los estudiantes que
hubieran completado su itinerario docente a los 12 años habrían conseguido “una
mejor comprensión de sí mismos y de sus creencias”, que entenderían “la
presencia y la influencia de la religión en la vida y en la sociedad” y de que
ganarían “un mayor respeto y tolerancia hacia los otros y sus creencias”.
Cuarenta años después, todavía
suena revolucionario.
Marion Maddox escribe regularmente en The Guardian
Traducción para www.sinpermiso.info
de: Betsabé García Álvarez
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