GUERNICA, DE PICASSO. |
Ingo
Niebel (Colonia, Alemania, 1965) era muy joven cuando oyó hablar por
primera vez del bombardeo de Gernika y, desde entonces, ha investigado
mucho sobre el tema. Al hilo del septuagésimo quinto aniversario del
bombardeo, ha disertado sobre la posición de los alemanes respecto al
ataque en las jornadas organizadas por Euskal Etxea de Berlín. "Hasta
1997 había dos bandos: el de los historiadores que reconocían que el
ataque lo realizó la Legión Cóndor y el de los revisionistas." La
entrevista la realizó Arantxa Elizegi.
Como a España, a Alemania le costó reconocer la verdad de lo sucedido en Gernika.
Sí.
Piensa que hasta 1975 no se reconoció oficialmente que Gernika la
bombardearon los aviadores de la Legión Cóndor. Ese año, a petición del
gobierno de Bonn, el historiador militar Klaus A. Maier investigó los
hechos y también reconoció que la Legión Cóndor fue la responsable del
bombardeo.
¿Cuál fue la versión vigente hasta entonces?
Hasta
la publicación del libro de Maier, había debate en torno a lo
sucedido. Algunos decían que Alemania era la responsable, pero otros
decían que también pudo ser un ataque cometido por
el ejército rojo. En ese aspecto, la versión del gobierno de Franco
tuvo influencia, ya que arguyó que el pueblo fue destruido por incendios
provocados por los rojo-separatistas. Pero a principios de la década
de los setenta, diversos periodistas españoles, como Vicente Talón,
empezaron a decir que el bombardeo fue una decisión de la Legión Cóndor
por propia iniciativa y que Franco no lo supo hasta que ya era
demasiado tarde. Por eso, en la República Federal Alemana se decidió
investigar lo ocurrido.
Es
comprensible que, después de la Segunda Guerra Mundial, las
autoridades alemanas no quisieran admitir responsabilidad alguna en el
bombardeo de Gernika, como tampoco quiso hacerlo Franco. Pero ¿cuál fue
la posición del régimen hitleriano?
El
debate en torno al bombardeo de Gernika tiene varios aspectos. En lo
tocante a la política y la propaganda, las autoridades de Adolf Hitler
negaron tener relación con el bombardeo, toda vez que, oficialmente,
hasta junio de 1939 no había soldados alemanes en los territorios bajo
dominio español. Es decir, hasta junio de 1939, la intervención de la
Legión Cóndor en la península fue secreto de estado. Por tanto,
Alemania no podía reconocer que había realizado bombardeos en el País
Vasco y en los territorios españoles. Por otra parte, a partir de 1939,
la propaganda no podía desmentir lo dicho hasta entonces y admitir la
autoría alemana. Por ello, siguieron negando los hechos. Desde el punto
de vista militar, el propio von Richthofen y los demás oficiales que
dirigieron a la Legión Cóndor, así como varios responsables militares
que investigaron posteriormente sobre el ataque, consideraron un éxito
total el bombardeo de Gernika. Es decir, si bien tras la Segunda Guerra
Mundial varios oficiales dijeron que se habían equivocado y que su
verdadera intención era destruir el puente de Rentería, los
responsables del momento explicaron claramente en los documentos de la
época que consideraron la operación como una victoria. No obstante, los
grupos antifascistas del exilio acusaron al régimen nazi desde el
principio, empezando en 1937 y llegando hasta hoy.
¿Cuál es la posición de la Alemania actual?
Desde
el punto de vista político, en Alemania ya no hay dudas sobre la
responsabilidad del bombardeo. Ese debate existió aquí en la década de
los noventa, pero todo acabó en 1997, cuando el entonces presidente
federal, Roman Herzog, pidió perdón por lo cometido. Hasta entonces,
empero, es cierto que había dos bandos: por un lado, el de los
historiadores que reconocían que fue una acción de la Legión Cóndor, y,
por el otro, el de quienes, agarrándose a la versión del régimen
franquista, decían que el ataque lo cometieron los rojo-separatistas o,
como mucho, argüían que fue un "error". Pero hoy en día la versión de
los revisionistas está completamente desacreditada. En lo tocante al
Estado español, sin embargo, existen graves problemas a la hora de
hablar de su pasado franquista. La propia existencia del Valle de los
Caídos y el hecho de conservar allí mismo los restos de José Antonio
Primo de Rivera o de Francisco Franco resulta increíble en Alemania.
Aquí sería impensable que se construyera en Berlín un mausoleo de
homenaje en el lugar donde murió Hitler. También resulta increíble que
no se haya convertido el Valle de los Caídos en archivo de los crímenes
de la época franquista.
Ingo Niebel es historiador y periodista. Es colaborador del diario Junge Welt y corresponsal en Berlín del diario vasco Gara.
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