quarta-feira, 20 de maio de 2009

América Latina: de las venas abiertas a mundo al revés


Andy Robinson, desde Caracas para La Vanguardia

Hugo Chávez eligió "Las Venas abiertas de América Latina" para Barack Obama, regalo que provocó un ataque de nervios en medios españoles que calificaron el libro de Eduardo Galeano como una "bomba arrojadiza", una obra de izquierdismo trasnochado, "científicamente sin fundamento" (Antonio Caño en 'El País'). Lo cual es un poco como atacar el Infierno de Dante por una falta de rigor técnico. Quizás por bomba arrojadiza se refería subliminalmente al eslogan "¡Libros como armas!" de los sandinistas nicaragüenses ya que Venezuela ha erradicado el analfabetismo en los últimos años. Da la casualidad que Margarita Molina, una maestra de la muy acertadamente denominado Misión Robinsón en Venezuela de enseñanza de lectura y escritura, me ha dicho hoy en Caracas que ya podrían descontinuar el programa ya que "según la Unesco, ya no existe analfabetismo en Venezuela".

Pero lo cierto es que un regalo más contemporáneo para Barack Obama de la obra de Galeano habría sido "El mundo al revés". Porque hay más optimismo en América del Sur -y sobre todo en Brasil- que en muchos países ricos en esta crisis gestada en Wall Street, una crisis "de ojos azules y pelo rubio" según el calificativo del presidente brasileño Lula da Silva. Y curiosamente ese optimismo tiene que ver con las grandes posibilidades que aun tiene la capacidad exportadora de materias primas y alimentos básicos en América Latina, precisamente la "maldición" del modelo Potosí, según la tesis de las "venas abiertas" y las teorías estructuralistas de dependencia.

El FMI calcula que la región "tocará fondo a mediados de este año y empezará a crecer en el segundo semestre mientras en las economías avanzadas no será positiva hasta mediados del 2010". Achaca la resistencia de economías que en otras décadas fueron las primeras en caer al "reformismo pragmático" del nuevo consenso de Washington: prudencia fiscal, blindaje financiero, con la acumulación de dos billones de dólares de divisas y superávit por cuenta corriente que convirtió a países como Brasil y México en acreedores de los ricos. La deuda externa de la región se ha cortado a la mitad -está en el 20% del PIB- desde el 2000 y sólo una pequeña parte está denominada en dólares.

Algunos en Washington hasta cuentan con que la crisis haga lo que miles de llamadas desde embajadas estadounidenses en Caracas, Quito o La Paz -y algún telefax de la CIA- no hicieron: marcar los límites del giro latinoamericano hacia la izquierda. Venezuela, castigada por su laxitud fiscal, una inflación del 30% y una generosidad excesiva con programas antipobreza, pasará seis años sin crecimiento, advierte el FMI. Argentina y Ecuador, por su parte, "(...) pueden entrar en un largo estancamiento" culpables de declarar moratorias sobre sus deudas externas "pese a haber podido mantener su obligaciones", según advirtió el Instituto de Finanzas Internacional, lobby en Washington de la banca privada internacional, muchos de cuyos miembros -dicho sea de paso-, desde Citibank a Royal Bank of Scotland, habrían declarado la madre de todas las moratorias de no ser por las operaciones de rescate multimillonaria de estados en EE.UU. y Europa. Y, por lo menos Ecuador y Argentina tiene la excusa de que sus suspensiones de pagos se debían a problemas heredados de gobiernos anteriores que -en colaboración con el FMI y el IIF- habían dolarizado sus economías.

En realidad, no está claro que el elevado crecimiento latinoamericano de los últimos años, raíz de su fortaleza en la crisis, sea por la adopción de las reformas de Washington. El Banco Interamericano de desarrollo (BID) lo achaca en un informe titulado "Todo lo que reluce no es oro" a "condiciones externas extraordinariamente favorables" con bajos tipos de interés y una demanda imparable de materias primas. Es decir que parece cada vez más probable que las posibilidades de AmÉrica del Sur se encuentran en la explosiva industrialización de China y la India, y la emergencia de nuevas clases medias inmensas con ganas insaciables de comer carne argentina brasileña y, si no llegan, soja de una región con más tierra de posible explotación agraria del mundo. Por no decir nada de los minerales extraídos en tiempos de colonialismo de las "venas abiertas", pero ahora la base de un posible camino de desarrollo que pasa de largo a las ex potencias colonialistas y al vecino del Norte que, según Greg Granadin en su libro, 'Latin America: Imperial workshop', otra "bomba arrojadiza" de la vieja izquierda anclada en el pasado latinoamericano, mandó en la segunda mitad del siglo XVII buques de guerra a puertos latinamericansos en nada menos que 5.800 ocasiones.

Concretamente, los precios de hidrocarburos, alimentos básicos como soja o carne -principales exportaciones de Brasil y Argentina, cobre y otro metales en Chile y Perú, se multiplicaron por cinco en los años de expansión, generando miles de millones de dólares en divisas con las que se han construido las barreras de defensa. Estas exportaciones son la raíz también de la transición de la región en acreedor, con un superávit colectivo por cuenta corriente antes de la crisis que da margen a una explosión de la demanda interna. Exportaciones a China, principalmete materias primas, se triplicaron entre 2000 y 2008.

Tras desplomarse un 50% en el 2008 hay algún indicio de que los precios vuelven a subir probablemente debido a la resistencia de la demanda china. A fin de cuentas, los alimentos de subsistencia son un negocio de los que podrían calificarse como "recession-proof" -blindado a la recesión- a no ser que vayamos a ver hambrunas masivas. Exportaciones de Brasil a China subieron el 20% -principalmente alimentos básicos- en el primer trimestre de este año. "Enero estuvo fatal en el puerto; pero ya mejora", dijo un taxista en Manaus, el enorme puerto como zona franca de la amazonia brasileña.

Si China aguanta en esta crisis -la cuestión clave para el futuro de la economía mundial- las materias primas extraídas de las "venas abiertas" de América Latina, volverán a ser un motor de crecimiento. Y esto incluye Venzuela que acaba de firmar un acuerdo de suministro e inversión con China por 12.000 millones de dólares. "El Fondo siempre infravalora el crecimiento potencial de Venezuela ¿cómo no va a crecer si está sentado sobre posiblemente las reservas más grandes de petróleo del mundo?", afirma David Rosnick del CEPR.

El creciente regionalismo del comercio en América del Sur es otro factor. Estimaciones preliminares del BID indican que el comercio dentro de América Latina habrán crecido el 24% en el 2008 pese al frenazo en los últimos meses. Paraguay, Bolivia y Uruguay aumentaron su comercio regional el 61%, 47% y 34%, respectivamente, en 2008. La excepción aquí también es México que, con el 85% de sus exportaciones destinadas al norte del Río Grande, se ha sumado a Hawaii como estado de incorporación tardía a Estados Unidos.

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